Sensibilidad al comunicar superioridad


Bhagavad-gītā 17.15

Siempre que compartimos un mensaje espiritual con los demás, podemos sentirnos naturalmente inspirados para hacer hincapié en las cosas que más nos inspiran. Ese énfasis puede ser productivo si aporta autenticidad a nuestra forma de hablar, lo que ocurre sobre todo si nos hemos beneficiado personalmente de la aplicación de esos principios y hemos experimentado una transformación positiva que los demás pueden ver. Sin embargo, ese mismo énfasis también puede ser contraproducente si nos hace parecer estrechos de miras y exclusivistas, lo que ocurre cuando empezamos a insistir en que las enseñanzas y los maestros de nuestro camino son superiores a los de otros caminos.

¿Surgirá esta percepción de sectarismo incluso si intentamos utilizar criterios objetivos, como citas apropiadas de las Escrituras o puntos lógicos sólidos para transmitir la superioridad de nuestros maestros? Sí, incluso en ese caso, porque el compromiso espiritual de la mayoría de las personas no se basa únicamente, ni siquiera en gran medida, en esos criterios objetivos. Sus compromisos surgen de sus propias experiencias espirituales, que son profundamente subjetivas y no siempre pueden contrarrestarse con ningún criterio objetivo.

Por eso es esencial considerar las posibles consecuencias de subrayar en el discurso público la superioridad de los propios maestros. Si cada comunicador de la sabiduría de una tradición insiste constantemente en las formas específicas en las que su tradición es superior, puede dar lugar no sólo a controversia, sino incluso a animadversión. Peor aún, algunos seguidores demasiado entusiastas de esa tradición pueden usar o abusar de ese énfasis de sus maestros para volverse fanáticos en sus interacciones con los no creyentes. Cuando el exclusivismo en el pensamiento degenera en extremismo en la acción, los resultados pueden ser catastróficos, dado que ya vivimos en un mundo cada vez más polarizado y con un acceso cada vez más fácil a armas cada vez más destructivas.

Para evitar esa escalada, debemos reconocer que no todas las verdades que apreciamos son apropiadas para ser comunicadas en todos los foros. El Bhagavad-gītā (17.15) no reduce sus directrices para hablar con eficacia a un mero dictado: decir la verdad. Lejos de eso, nos insta a decir la verdad de un modo que, como mínimo, no provoque irritación y, en el mejor de los casos, sea agradable, de modo que el resultado sea beneficioso para la audiencia.

Haciéndose eco y elaborando este tema, el santo filósofo Bhaktivinoda Thākura escribe: "Pero no es apropiado propagar constantemente la superioridad controvertida de los maestros del propio país sobre los de otro país, aunque uno pueda, es más, deba, abrigar tal creencia para adquirir firmeza en una fe propia. Pero no se puede hacer ningún bien al mundo con tales disputas". (Sri-Caitanya-Siksamritam, página 7)

Resumen:

Para comunicar la sabiduría espiritual de manera efectiva, no hay que enfatizar cómo los maestros de nuestra tradición son superiores a los de otras tradiciones; hay que enfatizar cómo las enseñanzas de la tradición pueden capacitar a todo el mundo para cambiar a mejor.

Piénsalo bien:

Al comunicar sabiduría espiritual, ¿cuándo puede ser productivo hacer hincapié en las cosas que nos inspiran? ¿Y cuándo contraproducente?

En medio de estos criterios, ¿por qué los criterios objetivos no siempre son persuasivos?

¿En qué sentido es holística la directriz del Gītā sobre la eficacia del discurso?

La austeridad del habla consiste en proferir palabras que sean ciertas, agradables, beneficiosas y que no agiten a los demás, y también en recitar regularmente las Escrituras védicas. - Bhagavad-gītā 17.15

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