Bhagavad-gītā 18.37
Amor Divino
Algunas personas preguntan: “Si Dios nos ama, ¿por qué interfiere en nuestro disfrute?”.
Dios no interfiere con nuestro disfrute; nos ayuda a inferir qué es el verdadero disfrute. A menudo equiparamos el disfrute con los placeres mundanos, pero este disfrute es efímero. Y el placer de la gratificación física está disponible en todas las especies de existencia material.
La sabiduría del Bhagavad-gītā explica que somos almas eternas que transmigran a través de diversas especies. En los cuerpos humanos, la conciencia del alma se revela lo suficiente como para percibir y buscar el gozo eterno. Este gozo se encuentra en la conexión amorosa con la fuente de todo gozo, el supremo y atractivo Kṛṣṇa. De hecho, todo lo mundano que disfrutamos lo obtiene de Kṛṣṇa (Bhagavad-gītā 10.41).
Si, con nuestra conciencia humana desarrollada, ansiamos los placeres físicos, somos como niños que se pasan el día jugando con juguetes en lugar de estudiar. Por algo pequeño, acabamos perdiendo algo grande. Kṛṣṇa es como un padre que no quiere que perdamos la oportunidad de evolucionar espiritualmente solo por los juguetes de la gratificación mundana.
Para ayudarnos a evolucionar espiritualmente, nos proporciona directrices a través de las Escrituras. Estas directrices no nos privan de placer, sino que nos conducen a una conciencia evolucionada. Para lograr dicha evolución, necesitamos elevar nuestra concepción de lo que realmente importa en la vida. Necesitamos desprendernos de las cosas mundanas y temporales que tientan y atrapan nuestra conciencia en el plano material temporal. Y debemos prestar la debida atención a las cosas que nos vinculan con nuestro Señor eterno. Dicha evolución a menudo requiere que experimentemos inicialmente el veneno para luego saborear el néctar (18.37).
Si aprendemos a buscar el amor de Kṛṣṇa no en Él, que nos proporciona recursos para la gratificación física, sino en Él, que nos proporciona recursos para la evolución espiritual, descubriremos que siempre somos amados.
Piénsalo bien:
· ¿Qué hay de malo en perseguir los placeres mundanos?
· ¿Cómo podemos evolucionar espiritualmente?
· ¿Cómo podemos experimentar el amor de Dios?
Aquello que al principio puede que sea como un veneno pero que al final es como un néctar, y que lo despierta a uno en la autorrealización, se dice que es felicidad en el plano de la modalidad de la bondad. - Bhagavad-gītā 18.37

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