10. Como si acabara de conquistar un imperio

Śrīla Prabhupāda dijo en una ocasión que cada vez que uno de sus manuscritos era impreso y publicado como libro, él sentía como si acabara de conquistar un imperio. Y así para sus discípulos era también una oportunidad de asociación íntima el poder preparar sus libros para imprimirlos y traerle por adelantado una copia recién salida de la im­prenta.
Cuando se publicó la segunda parte del Séptimo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam, Śrīla Prabhupāda estaba hospedado en el templo de ISKCON de la ciudad de Nueva York. Rā­meśvara Swami y Rādhāvallabha habían ido al aeropuerto y habían recibido las dos pri­meras copias por flete especial. Eran cerca de las 2 de la mañana cuando regresaron al templo. De­seosos de presentar el libro a Prabhupāda, tomaron el ascensor hasta su habitación en el piso once. Había luz en la sala de estar. Abriendo silenciosamente la puerta, des­cubrieron que él no estaba ahí. Se dirigie­ron de nuevo al vestíbulo y vieron la luz encendida en el cuarto de baño. Con regocijo infantil, controlando apenas sus risas, cada uno escondió un libro detrás de su es­palda y, sonriendo, esperaron para presentárselo a Prabhupāda. Cuando Prabhupāda salió, los vio y dijo: —Oh, ¿están aquí?—. Notó que estaban sosteniendo algo detrás de sus espal­das y que estaban tratando de controlar sus sonrisas.          —¿Tienen algo para mí? —dijo, co­rrespondiendo perfectamente al humor de sus devotos. Entonces caminó hacia la sala de estar, miró sobre su hom­bro de manera juguetona y los invitó: —¡Ven­gan!
Cuando le mostraron los libros, Śrīla Prabhupāda exclamó: —¡Aaah!—, tomó uno de inmediato, y tocó su cabeza con él. Miró la cubierta y luego dio vuelta al libro y miró la cobertura de atrás. Abrió la primera página y leyó en voz alta el epígrafe selecciona­do. Examinó detenidamente la introducción, página por página y luego miró cuidadosamente todas las láminas. Entonces Śrīla Prabhupāda empezó a leer el libro en voz alta, desde el capítulo «Prahlāda apacigua al Señor Nṛsiṁhadeva con oraciones». La jubilosa fiesta de presen­tación se unió al éxtasis de una lectu­ra del Bhāgavatam por Śrīla Prabhupāda. Continuó leyendo durante cerca de cuarenta minutos, aparentemente inconsciente de to­do lo demás.
Entrevista con Rāmeśvara Swami


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