9. Visita a casa de hindúes

En la India, Śrīla Prabhupāda era frecuen­temente invitado para asistir a programas en las casas de las personas. A veces estas personas eran muy piadosas y se convertían en de­votos por el contacto con Śrīla Prabhupāda. En algunos casos ellos querían principalmen­te bendiciones materiales, salud y prosperi­dad, a cambio de hospedar a un sādhu y a sus seguidores. En una ocasión Śrīla Prabhupāda, junto con veinte de sus devotos, esta­ba sentado en la sala de un hindú mientras el hombre presentaba a cada miembro de su familia.
—Esta es mi esposa —dijo el hombre, y la esposa se adelantó, inclinándose ligera­mente y uniendo sus palmas en señal de reverencia. —Este es mi hijo mayor, esta es mi hija y este es mi hi­jo menor—. Cada uno se adelantó, dijo su nombre, mientras Prabhupāda asentía afable­mente. —Este es el esposo de mi hija —conti­nuó el hombre—, y estos son sus hijos—. Cada grupo apareció y salió rápidamente. Final­mente, todos los miembros habían sido pre­sentados y se habían marchado, dejando mo­mentáneamente a Śrīla Prabhupāda solo en la habitación con sus devotos. Con un gesto confidencial, Prabhupāda en voz baja les dijo a sus discípulos:
—Esta es mi vida sexual.
Entrevista con Daivīśakti-devī dāsī

Si uno piensa que estas palabras de Prabhupāda son demasiado cortantes, debe buscar en el Śrīmad-Bhāgavatam las declaraciones de Jaḍa Bharata, Nārada Muni o Prahlāda Mahārāja, donde se hace una estimación similar de la vida de familia. La vida doméstica y la formación de una familia pueden ser tomados con un espíritu de servicio devocional puro, pero si un sādhu genuino como Śrīla Prabhupāda, en una si­tuación particular, llama al pan pan y al vino vino, na­die debe sentirse ofendido.


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