En la India ,
Śrīla Prabhupāda era frecuentemente invitado para asistir a programas en las
casas de las personas. A veces estas personas eran muy piadosas y se convertían
en devotos por el contacto con Śrīla Prabhupāda. En algunos casos ellos
querían principalmente bendiciones materiales, salud y prosperidad, a cambio
de hospedar a un sādhu y a sus
seguidores. En una ocasión Śrīla Prabhupāda, junto con veinte de sus devotos,
estaba sentado en la sala de un hindú mientras el hombre presentaba a cada
miembro de su familia.
—Esta es mi esposa —dijo el hombre, y la esposa se adelantó,
inclinándose ligeramente y uniendo sus palmas en señal de reverencia. —Este es
mi hijo mayor, esta es mi hija y este es mi hijo menor—. Cada uno se adelantó,
dijo su nombre, mientras Prabhupāda asentía afablemente. —Este es el esposo de
mi hija —continuó el hombre—, y estos son sus hijos—. Cada grupo apareció y
salió rápidamente. Finalmente, todos los miembros habían sido presentados y
se habían marchado, dejando momentáneamente a Śrīla Prabhupāda solo en la
habitación con sus devotos. Con un gesto confidencial, Prabhupāda en voz baja
les dijo a sus discípulos:
—Esta es mi vida sexual.
Entrevista con Daivīśakti-devī dāsī
Si uno piensa que estas
palabras de Prabhupāda son demasiado cortantes, debe buscar en el Śrīmad-Bhāgavatam las declaraciones de Jaḍa
Bharata, Nārada Muni o Prahlāda Mahārāja, donde se hace una estimación similar
de la vida de familia. La vida doméstica y la formación de una familia pueden
ser tomados con un espíritu de servicio devocional puro, pero si un sādhu genuino como Śrīla Prabhupāda,
en una situación particular, llama al pan pan y al vino vino, nadie debe
sentirse ofendido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario