Gotitas de néctar
Cuando Śrīla Prabhupāda viajaba
en avión sus sirvientes llevaban sus platos de plata y le servían comidas
completas. Sus discípulos solían cocinar para sus viajes mucho más de lo que él
comía. Una vez Śrīla Prabhupāda pidió el prasāda
justo antes de que despegara el avión. Las azafatas estaban haciendo los preparativos
para el despegue, pero el sirviente de Śrīla Prabhupāda le trajo su prasāda, que había sido cocinado
recientemente en el templo. Prabhupāda estaba sentado solo, impasible; los
demás pasajeros lo miraban mientras se abrochaban los cinturones y ponían sus
bandejas y asientos en posición vertical. De alguna forma las azafatas no
insistieron en que Prabhupāda siguiera las indicaciones, y así continuó
comiendo calmadamente mientras que el jet
tomaba velocidad sobre la pista. Su sirviente detenía las tazas ansiosamente,
mientras Prabhupāda comía su alimento sin la menor advertencia o cuidado por lo
que le rodeaba. Solamente cuando el avión estaba ya muy alto en el aire,
Prabhupāda terminó de comer. Volviéndose a su sirviente, le dijo: —Está bien,
ya te puedes llevar esto.
Entrevista con Śrutakīrti dāsa
En uno de los festivales internacionales de ISKCON, en Vṛndāvana, Śrīla
Prabhupāda rechazó el canto de uno de sus discípulos. Anteriormente el devoto
había sido cantante en un grupo de rock, y sus kīrtanas eran muy apreciados por algunos de los devotos, especialmente
por los del templo de la ciudad donde él vivía. Pero cuando empezó a conducir
el guru‑pūjā en presencia de Prabhupāda
con un profesionalismo ostentoso, haciendo que la canción sonase como una
balada de Rock'nroll, esto no le gustó a Prabhupāda. Movió la cabeza e indicó
que algún otro devoto dirigiera el canto. El «gran» cantante de kīrtana fue devastado por el rechazo,
otra forma de la misericordia de Prabhupāda.
Entrevista con Bahūdak dāsa
Durante un cierto tiempo en Māyāpura, dos mujeres bengalíes estuvieron
cocinando un gran banquete de veinticinco preparaciones y enviándoselo a Śrīla
Prabhupāda a la hora de su comida. Pero él estaba tomando muy poco prasāda.
—Estoy comiendo con los ojos —reía. Entonces describió cómo en el
pasado, los aristócratas bengalíes se invitaban unos a otros para las comidas.
Uno preparaba un enorme y suntuoso banquete, y el otro venía y apreciaba la
manera tan agradable en que había sido cocinado y arreglado. El invitado
simplemente miraba las preparaciones y decía:
—Oh, muy bien hecho—. Luego los sirvientes se comían el banquete.
Entrevista con Pālikā-devī dāsī
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