Una vez, en Vṛndāvana, Prabhupāda notó que algunos de sus discípulos
varones se estaban dejando crecer el pelo. Varios de ellos tenían sus razones
para dejárselo crecer, así que Prabhupāda no había dicho nada, pero un día en
presencia de su sirviente Hari‑śauri y de Bhāgavata dāsa, Prabhupāda expresó
su desagrado.
Volviéndose hacia Bhāgavata le dijo: —Te ves muy hermoso dejándote el
pelo largo. ¿Cuál es tu explicación?
—Oh —replicó Bhāgavata—, me aconsejaron que como iría a los países
europeos, sería necesario que me lo dejara crecer.
—Pero si han ganado el juicio conservando la cabeza rapada —dijo Prabhupāda,
refiriéndose a un caso reciente en la corte de Nueva York.
—Yo les pedí consejo a los devotos —dijo Bhāgavata— sobre si debía
raparme o dejarme crecer el pelo—. Bhāgavata estaba a punto de decir más, pero
Prabhupāda lo interrumpió.
—¿Qué es ese consejo disparatado? ¿De quién es ese consejo de sinvergüenza?
Al dejarte crecer el cabello te vuelves hermoso. Esa mentalidad de dejar crecer
mucho el cabello está fuera de todo consejo. Toda la sociedad nos conoce por
nuestras cabezas rapadas.
Hari‑śauri trató de explicar su propio caso: —Hace aproximadamente tres
semanas que yo...
Pero Prabhupāda lo interrumpió: —Por lo menos cada quince días. Por lo
menos—. Y Śrīla Prabhupāda se volvió de nuevo hacia Bhāgavata: —Hace seis años
antes de ir a Europa, te estabas dejando el pelo así. «Oh, es que debo ir a
Europa». Yo lo he visto. Te gusta dejarte
el pelo largo: continúa la mentalidad hippie.
Hari‑śauri dāsa, diario y cintas grabadas
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