8. Pequeño pero grande

Personal

Su altura
Su altura era aproximadamente de un 1,64 m. Un no devoto hubiese dicho «un hombre pequeño». La mayoría de sus discípulos eran más altos que él. Pero ninguno pensaba que era un hombre peque­ño. Cuando veíamos a los periodistas describirlo como un hombre pequeño, para nosotros eso no tenía sentido. Era obviamente la visión defectuosa del no devoto. (Su sirviente dijo una vez: —Para alguien que supuestamente es pequeño, requieres de toda tu energía para cubrirle la es­palda al masajearlo. ¡No lo puedes en­tender!). Sus zapatos eran de tamaño 8, la talla de su suéter alrededor de 36. Las palmas de sus manos eran suaves, de gesto audaz, las líneas de la vida largas y firmes.
Un sentimiento de protección emanaba de sus discípulos debido a que la altura de Prabhupāda era más corta. Queríamos es­tar seguros de protegerlo porque era tan gran­de, tan valioso, nuestro maestro espiritual. En compañía de los karmīs o de los devotos era regio al caminar con su bastón, de ninguna manera lo hacía como un hom­bre «pequeño» o «anciano». Sin pensar en su estatura física, cualquier persona se acercaba a Prabhupāda respetuosamente, sometiéndo­se a él. Prabhupāda era un caballe­ro, y era tratado casi siempre en esa forma, muy respetuosamente. Dado que al hablar era muy refinado y correcto, él mismo pro­clamaba su misión con cada una de sus accio­nes, y la gente podía ver eso por sí misma.
Sus discípulos occidentales, quienes ve­neraban a Prabhupāda, lo estaban acompa­ñando casi siempre; eso era también impo­nente. Él no estaba solo, sino con sus sirvien­tes; si se veía pequeño, no obstante controla­ba a otros que eran altos; por lo tanto, él era más alto que ellos. Tenía fuerza; decía que su mente era fuerte. Su rostro no era pequeño, tampoco lo eran su nariz aristocrática y su ancha boca; sus ojos eran muy grandes. Una vez más, estos contradecían la idea de «hom­bre pequeño». Era un santo, un sādhu, no «peque­ño». No se sentaba como alguien pequeño. Su voz era profunda, podía ser áspera, fuer­te, autoritaria, no pequeña. Su control sobre hombres grandes como Brahmānanda, Jayapatākā, Bhāvānanda, era completo. Su palabra, la manera en que levantaba las cejas, o el movimiento de su boca podían humillar­los completamente o impulsarlos a correr ha­cia la acción. Y escribió tantos libros. Él no era pequeño. Pero si así lo quería podía ser como un niño y uno tenía que ocuparse de él por completo: ese era su amor.
Satsvarūpa dāsa Goswami


2 comentarios:

  1. ...tan facil ahora leerlo en español; tan interesante es el poder de Srila Prabhupada...nadie podria engañarlo. Gracias queridos Devotos-as.

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  2. Hare Krishna. Muchas gracias por participar con su comentario. Jaya Srila Prabhupada.

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