A partir de la década de los setenta, la In dia se volvió más y más la base principal de Śrīla
Prabhupāda, y sus viajes a Occidente se convirtieron en algo así como giras
lejos de su casa. Cuando viajó a América en invierno de 1973, Śrīla Prabhupāda
se resfrió y trató de aliviarse yéndose de Los Ángeles hacia Dallas, del cual
había oído que estaba soleado y caliente. Pero Dallas se encontraba también
nublado. Prabhupāda empezó a hablar de regresar a Māyāpura como el único lugar
donde podía estar cómodo y curarse. Sería un largo viaje para regresar y por
eso no había tomado ninguna decisión definitiva. Pero una noche, como a la
una, entró en el cuarto contiguo y despertó a su sirviente y a su secretario.
—Vámonos de regreso a casa, de regreso a Dios —les dijo Prabhupāda,
mientras estaba de pie en la oscuridad del cuarto. Sus discípulos se despertaron
y ofrecieron sus reverencias a los pies de Prabhupāda, preguntándose qué
quería decir.
—¿Cómo dice, Prabhupāda? —preguntaron.
—Sí —repitió—. Quiero regresar a Dios. Quiero ir a Māyāpura.
Así que regresaron tan pronto como les fue posible. Una vez en Māyāpura,
la salud de Śrīla Prabhupāda se recuperó. Ahí él era sumamente informal y se
encontraba muy complacido. En esos primeros años no estaban muy desarrolladas
las construcciones y para los devotos el sólo vivir allí era una gran
austeridad. Śrīla Prabhupāda se mezclaba libremente con ellos en una forma
amistosa. Ellos entraban a su cuarto y a veces él entraba al de ellos. A
veces, durante el día, ni siquiera sus sirvientes sabían dónde se encontraba
exactamente. Podía estar caminando solo por la terraza o por el camino del
frente. Los devotos de Māyāpura no podían hacer menos que apreciar el hecho de
que Prabhupāda era especial cuando vivía en el dhāma. Sentían que era como la informalidad de Kṛṣṇa en Vṛndāvana,
en contraste con Su opulencia en Dvārakā. Śrīla Prabhupāda era especial e
informal de esa manera.
Entrevista con Jagadīśa Goswami
y Śatadhanya Swami
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