En Hyderabad, después de la conferencia en un paṇḍāl, un muchachito hindú pasó la noche con los devotos. A la
mañana siguiente entró a la habitación de Śrīla Prabhupāda junto con los
devotos iniciados y se sentó cerca de Prabhupāda. Tan pronto como Prabhupāda
lo vio, apuntó hacia la puerta sin decir palabra alguna. El muchacho tampoco
dijo nada, pero se levantó y se fue. Entonces Śrīla Prabhupāda se volvió hacia
uno de los sannyāsīs y dijo: —Primero
debe lavar todas las ollas—. Explicó que Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura
siempre había probado primero la sinceridad de alguien que quería unirse
pidiéndole que lavara ollas.
Entrevista con Śrutadeva dāsa
En Japón, Śrīla Prabhupāda viajaba en monorriel. Al principio el asiento
enfrente de él estaba vacío, y Bhūrijana dāsa invitó a Prabhupāda a que subiese
sus pies ahí, ya que los asientos estaban inconfortablemente apretados. El
asiento vacío estaba en realidad reservado para otro de los discípulos de
Prabhupāda, Bhānu dāsa. Momentos más tarde, las autoridades del monorriel
insistieron en que cada quien debía sentarse en su propio asiento. Bhūrijana
entonces se volvió hacia Śrīla Prabhupāda, esta vez con inquietud.
—Śrīla Prabhupāda, disculpe, el devoto tiene que sentarse. ¿Podría
retirar sus pies de loto?
—Sí —respondió Śrīla Prabhupāda—, quitaré mis pies para que se pueda
sentar el devoto de loto.
Entrevista con Bhūrijana dāsa
Śatadhanya Mahārāja estaba hablando con Śrīla Prabhupāda en su cuarto en
Māyāpura, cuando descubrió que habían hormigas en el escritorio de Prabhupāda. Śatadhanya
se puso de pie y empezó a aventarlas con su uttarīya
(capa de sannyāsī). Sentado
pacíficamente contra los cojines de la cabecera, Prabhupāda lo miraba, y comentó:
—Antes las hubieras matado, pero ahora no lo has hecho porque estás
purificado.
Entrevista con Satya‑nārāyaṇa dāsa
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