En Bombay los devotos podían ver libremente a Śrīla Prabhupāda y hacer
sus preguntas. Pero Pañcadraviḍa Swami sentía que a medida que el movimiento
creciera no podría mantener una relación tan íntima con su maestro espiritual.
Un día entró en las habitaciones de Śrīla Prabhupāda y le reveló su duda.
—Hay algo que no comprendo —dijo Pañcadraviḍa Swami—. ISKCON es una
asociación tan grande. ¿Cómo puedo entender que tengo una relación personal
con usted? Si estoy en algún sitio del otro lado del mundo y estoy, por
ejemplo, barriendo o lavando el piso de un templo, ¿cómo puedo saber que lo
estoy sirviendo personalmente a usted?
—Sí, ISKCON es tan grande —Prabhupāda contestó simplemente—, pero yo soy
tan pequeño—. Pañcadraviḍa de inmediato se sintió satisfecho, pero Śrīla
Prabhupāda explicó aún más.
—Estás hablando de que si tú haces servicio en algún templo —dijo Śrīla
Prabhupāda—, pero en realidad tú no tienes que hacer nada. El responsable directo
soy yo. Yo soy el que debo mantener todos los templos, ver que todos los pisos
sean barridos, todas las ollas lavadas, que todo esté limpio en todos los
templos de ISKCON, en todas partes del mundo. Pero yo no lo puedo hacer todo
por mí mismo. Es como una ceremonia ārati.
Yo puedo estar ofreciendo el ārati,
pero te pido «por favor dame el abanico», a fin de que yo pueda ofrecérselo a Rādhā
y Kṛṣṇa. De esta manera, te estoy pidiendo que me ayudes en el templo
predicando, o barriendo el suelo, ¿comprendes?
Entrevista con Pañcadraviḍa Swami
No hay comentarios:
Publicar un comentario