35. El responsable di­recto soy yo

En Bombay los devotos podían ver libre­mente a Śrīla Prabhupāda y hacer sus preguntas. Pero Pañcadraviḍa Swami sentía que a medida que el movimiento creciera no podría mantener una relación tan íntima con su maestro espiritual. Un día entró en las habitaciones de Śrīla Prabhupāda y le reveló su duda.
—Hay algo que no comprendo —dijo Pañcadraviḍa Swami—. ISKCON es una asociación tan grande. ¿Có­mo puedo entender que tengo una rela­ción personal con usted? Si estoy en algún sitio del otro lado del mundo y estoy, por ejemplo, barriendo o lavando el piso de un templo, ¿cómo puedo saber que lo estoy sir­viendo personalmente a usted?
—Sí, ISKCON es tan grande —Prabhupāda contestó simplemente—, pero yo soy tan pequeño—. Pañcadraviḍa de inmediato se sin­tió satisfecho, pero Śrīla Prabhupāda explicó aún más.
—Estás hablando de que si tú haces servicio en algún templo —dijo Śrīla Prabhupāda—, pero en realidad tú no tienes que hacer nada. El responsable di­recto soy yo. Yo soy el que debo mantener to­dos los templos, ver que todos los pisos sean barri­dos, todas las ollas lavadas, que todo esté limpio en todos los templos de ISKCON, en todas partes del mundo. Pero yo no lo puedo hacer to­do por mí mismo. Es como una ceremonia ārati. Yo puedo estar ofreciendo el ārati, pero te pido «por favor dame el abanico», a fin de que yo pueda ofrecérselo a Rādhā y Kṛṣṇa. De esta manera, te estoy pidiendo que me ayudes en el templo predicando, o barriendo el suelo, ¿comprendes?
Entrevista con Pañcadraviḍa Swami


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