Siendo Hṛdayānanda Goswami el secretario de Prabhupāda en Māyāpura, se complacía en ver cómo a Prabhupāda le gustaba oírse cantando bhajanas en el cassette. Incluso mientras trabajaba, Prabhupāda ponía una cinta, y cuando la reproducción terminaba, pedía que pusiesen de nuevo la otra cara. Un día, muy jovial de humor mientras se escuchaba cantando haraye namaḥ kṛṣṇa, que llevaba un acompañamiento completo de armonio, mṛdaṅga y karatālas, y un fuerte ritmo, Prabhupāda empezó a hablar: —No tienen más que ir a cualquier parte, poner esta cinta y bailar—. Hizo un gesto moviendo las manos para mostrar cómo deben bailar los devotos: —Vayan por todo el mundo haciendo esto y la gente se verá tan atraída que harán un millón de dólares.
Como secretario del GBC responsable de Sudamérica, Hṛdayānanda Goswami
casi siempre servía a Śrīla Prabhupāda sintiendo un humor de separación, pues
trabajaba y viajaba constantemente para servir la causa de Prabhupāda. Pero, a
menudo, realzaba su recuerdo de Śrīla Prabhupāda haciendo sonar las cintas de Śrīla
Prabhupāda en todo lugar al que iba. Sirviendo en la distancia, se sentía
intensamente próximo a Śrīla Prabhupāda, tanto o más que cuando estaba
personalmente con él. A la noche, por muy tarde que fuese, tras cumplir todas
las exigencias de viajar, predicar y administrar, Hṛdayānanda Goswami ponía una
cinta de Śrīla Prabhupāda cantando y tocando el armonio, y a medida que en sus
oídos entraba el trascendental sonido, Hṛdayānanda sentía cómo incrementaban
todavía más los sentimientos de reciprocidad amorosa con Śrīla Prabhupāda. De
esta manera, vāṇī (servicio a la
orden de Śrīla Prabhupāda), realzaba vapu
(servicio a la forma personal del maestro espiritual). Y al revés, vapu realzaba vāṇī.
Entrevista con Hṛdayānanda dāsa Goswami
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