Śrīla Prabhupāda Uvāca 48
Agosto
de 1973, Bhaktivedanta Manor
He estado
con Śrīla Prabhupāda por casi un año, a la fecha y he tenido la buena fortuna
de darle masajes cada día. Pienso que me he vuelto muy eficiente y espero que
hoy habrá otro bendito masaje. Śrīla Prabhupāda dijo, “El Manor es maravilloso
y cuando brilla el sol, no hay un sitio mejor”.
Śrīla Prabhupāda
está sentado sobre una estera de paja, directamente sobre el lustrado suelo de
madera y a su lado hay dos frascos. El grande está lleno de aceite de semilla
de mostaza y el pequeño contiene aceite de madera de sándalo. Los brillantes
rayos del sol se filtran a través de una serie de ventanas y la tez dorada de Śrīla
Prabhupāda está empapada de sol refulgente. Estoy sentado detrás de Su Divina
Gracia, restregando su cabeza con aceite de madera de sándalo por su efecto
refrescante. Tras masajear su cabeza por unos 15 minutos, me moví para masajear
su espalda. En su cuerpo se utiliza el aceite de semilla de mostaza, de modo
que recogí el frasco para poner una pequeña cantidad en mi mano.
Śrīla Prabhupāda
dijo muchas veces, “Puedes masajear mi espalda todo lo fuerte que quieras”.
Realmente lo significaba. ¡Fue verdaderamente maravilloso! Pude haber puesto
toda mi fuerza y peso en masajear su espalda y continuar así por media hora o
más, y el nunca jamás dijo, “no tan fuerte”. A veces, lo hacía deliberadamente
más fuerte que lo normal, pensando que debía haber un límite de hasta dónde le
agradaba. No hallé ese límite. Śrīla Prabhupāda estaba sentado, perfectamente
relajado durante esta “lucha pasiva” como la llamaba, No tuvo que abrazarse
para poder aceptar mi fuerza. Simplemente estaba sentado allí, como si nada
estuviera pasando.
Siempre
disfrutaba de su masaje, y hoy no fue diferente, luego cambié de posiciones. Al
dar un paso a la derecha para masajear el pecho de Śrīla Prabhupāda, volqué el
frasco de aceite de mostaza. Todo el año pasado Su Divina Gracia me advirtió
muchas veces que siempre tuviera el frasco tapado. Desafortunadamente, a veces
lo hacía y otras veces no. Hoy debí pagar el precio. De inmediato gritó, “Tú,
tonto, serás inteligente recién a los 80”. Consigue un tazón y tráelo aquí”.
Salí corriendo de la habitación, reapareciendo con un katori de acero inoxidable. Śrīla Prabhupāda dijo, “Está bien,
coloca tu mano en el aceite y luego viértelo en el tazón”. Ambos estuvimos
sentados allí hasta que el aceite del piso estuvo en el tazón de metal. “Ahora
usa ese aceite para terminar el masaje” -dijo. Śrīla Prabhupāda nunca, nunca
desperdiciaba nada. Más sobre eso en otro pasatiempo.
Ahora
bien, la atmósfera parecía demasiado tranquila mientras continué con el masaje.
Opinaba que estaba enojado debido a mi necedad, de modo que pensé, “¿Qué puedo
hacer para mitigar mi ofensa?”. Lo rumié una y otra vez, y de repente lo solté.
“Muchas gracias, Śrīla Prabhupāda, pensé que me tomaría mucho más tiempo el
volverme inteligente”. Śrīla Prabhupāda se rió con ganas. “Sí” -dijo, “es un
viejo dicho de India cuando alguien hacía algo tonto. Serás inteligente a los
80”.
Śrīla Prabhupāda
es un devoto puro y Kṛṣṇa está obligado a guardar la palabra de Su devoto.
No tengo oportunidad de volverme jamás Consciente de Kṛṣṇa, pero si puedo
vivir hasta los 80, estoy seguro que finalmente me volveré inteligente. La
verdadera inteligencia es ser Consciente de Kṛṣṇa, por eso ruego por vivir
hasta los 80 y estar a la altura de las expectativas de mi amado Śrīla Prabhupāda.
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