53. Embajador incorrecto en Mumbai



Śrīla Prabhupāda Uvāca 53
Diciembre de 1972, ISKCON Bombay

Antes de que las instalaciones de Śrīla Prabhupāda estuvieran dispuestas en Juhu, él se quedó en el piso de un miembro vitalicio. Su nombre era Kārtikeya Mahadevīa. Las instalaciones eran buenas y Śrīla Prabhupāda parecía estar cómodo. Cada mañana, Śrīla Prabhupāda, Śyāmasundara dāsa y yo, subíamos al auto de Kārtikeya, un Ambassador, y nos dirigíamos hacia una zona de paseo. El pavimento era muy ancho y no congestionado.

Un día, mientras caminábamos, pasamos al lado de un hombre que yacía a la vera del camino. Era una vista bastante común en las calles de Bombay. De regreso, lo vimos por segunda vez. Śrīla Prabhupāda se dirigió a nosotros y nos dijo, “¿Ven ese hombre ahí tirado? Está muerto”. Śrīla Prabhupāda continuó caminando sin más comentarios.

Ya de regreso en el auto, Śyāmasundara no podía hacer arrancar el motor. Trató por varios minutos, y dijo, “Śrīla Prabhupāda, algo anda mal. Esto no anda, iré a buscar un oficial”. Salió corriendo, dejando a Śrīla Prabhupāda y a mí sentados en el asiento trasero. Tras unos pocos minutos, dos hindúes bien vestidos abrieron las puertas del automóvil y se sentaron en el asiento delantero. Yo me asusté. Śrīla Prabhupāda les habló en hindi, muy tranquilo. Incluso había una sonrisa en su cara mientras conversaba con ellos. De pronto, arrancaron el automóvil y éste empezó a andar. Y circuló.

Finalmente realicé que estábamos sentados en el auto equivocado. No es tan difícil de imaginar. Veinticinco años después, el Ambassador sigue siendo igual. Los caballeros insistían en llevar a Śrīla Prabhupāda de regreso a su piso; Śrīla Prabhupāda les habló durante todo el recorrido. Dijo, “Lo lamentamos”. Y ellos: “No hay problema. Lo llevaremos de vuelta a donde están parando”. Nos llevaron de regreso a la ciudad. Cuando llegamos, Śrīla Prabhupāda dijo, “Pueden subir a tomar prasādam”. Ellos replicaron, “No, tenemos que ir a trabajar, tenemos reuniones de negocios. Muchas gracias, Swamiji”.

Al salir del auto, Śrīla Prabhupāda me dijo, “Esa es la diferencia entre la India y América. En América hubieran dicho, “Eh, qué están haciendo. Salgan de mi automóvil”. Y quizás hasta te golpean. En la India aún hay cierta cultura. En la India ven a un sādhu y lo respetan, pero en vuestro país lo patean. Ellos dicen, “Salga de mi automóvil”.

Es interesante observar que incluso en esta situación, Śrīla Prabhupāda trató de hacer que ellos tomaran prasādam. Esto es algo que observé en infinidad de situaciones. Śrīla Prabhupāda velaba porque todos entraran en contacto con el prasādam.

¡Todas las glorias a Śrīla Prabhupāda!

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