54. Prabhupāda nos observa comer



Śrīla Prabhupāda Uvāca 54
Verano de 1973, Londres
ISKCON- Bhaktivedanta Manor

En el Uvāca de ayer, Śrīla Prabhupāda había mencionado que en la comunidad India aún subsistía cierta cultura. Esto era evidente con los indios de todo el mundo. Muchas veces Śrīla Prabhupāda y sus discípulos eran invitados a la casa de los miembros vitalicios para una fiesta. Sus discípulos siempre estaban anhelando asistir a esas reuniones, pues tendrían la asociación de Śrīla Prabhupāda y un opulento prasādam. No recuerdo siquiera una vez que Śrīla Prabhupāda haya rehusado una invitación. A veces daba una breve disertación antes de que el prasādam fuera servido. Una vez ocurrió una reunión semejante mientras Śrīla Prabhupāda estaba en el Manor. Varias docenas de devotos concurrieron a la casa de un caballero. El prasādam fue opulento.

Śrīla Prabhupāda describió el prasādam de diferentes maneras. “Los devotos deben obtener prasādam regio. Simple, pero regio. Regio significa muy sabroso. Si el prasādam es sabroso, sigues comiendo aunque no tengas hambre, y si no es sabroso, de inmediato se pierde el apetito. El prasādam debe ser muy bueno para los devotos, así todo lo demás irá bien”. “Prasādam opulento implica azúcar y ghī”.

En la fiesta había purīs, halavah, arroz dulce y muchas otras preparaciones. Recuerdo a Śrīla Prabhupāda comiendo. Siempre era algo especial. Normalmente, él tomaba prasādam solo en su habitación. No puedo hacerle justicia tratando de describir la forma celestial en que movía sus dedos, manos y boca mientras tomaba prasādam, mas sí me fue posible observar que honraba el Kṛṣṇa prasādam. Todos comimos a nuestra entera satisfacción.

Cuando volvimos al Manor, Śrīla Prabhupāda hizo sonar su campanilla. Troté a su habitación y ofrecí reverencias. “Así pues, ¿todos disfrutaron del prasādam”. ¿Todos disfrutaron de la fiesta?” -dijo, con una sonrisa. Yo dije, “Bueno, en realidad Śrīla Prabhupāda, algunos de los devotos no se sienten bien. Dicen que fue frito en aceite, en lugar de ghī”. Śrīla Prabhupāda replicó, “Bueno, ¿qué esperabas? Yo los estuve observando y Pradyumna comió demasiados purīs y otro devoto muchísimos vegetales”.

Yo estaba sorprendido. Observé a Śrīla Prabhupāda cuando comía, pero no tenía idea de que había notado tantos detalles. Sin embargo, seguía teniendo un comentario para hacer, “Sí, Śrīla Prabhupāda” -dije en señal de acuerdo, “pero yo tampoco me siento bien y no comí mucho”. Él dijo, “Sí, ya lo sé. Tú no comiste mucho pero recuerdo que comiste cuatro purīs”. Sin creer lo que sucedía, sólo pude decir, “Sí, Prabhupāda, creo que lo hice”. Ofrecí reverencias y salí de la habitación tratando de figurarme cómo sabía todo eso. Sabía más que yo, lo que había comido. Es notable en mi opinión su seguridad en conocer todo lo que sucedía a su alrededor como si fuera algo simple.

Gracias Śrīla Prabhupāda por prestar tanta atención a esta persona inútil. Ruego por nunca olvidar todo el tiempo que Ud. pasó enseñándome con paciencia, en incontables situaciones. Ud. tenía un servicio monumental que realizar, pero a mí me impresionan más todas esas maravillosas pequeñas cosas que hizo por mí y sigue haciendo cada día. Por favor, permítame recordar su gentileza nacimiento tras nacimiento. La separación de Ud. es sumamente agri-dulce, es un sabor del cual nunca tengo bastante.

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