Sanātana Gosvāmī



Sanātana Gosvāmī

Sanātana Gosvāmī (1488-1558) era el hermano mayor de Śrī Rūpa y Śrī Anupama. Desde sus primeros años, sintió atracción espontánea por la lógica, la filosofía, la retórica y por el mensaje teísta del Śrīmad-Bhāgavatam. A fin de profundizar en su comprensión de estos temas, aceptó instrucción de notables personalidades tales como Vidyā Vācaspati, Sārvabhauma Bhaṭṭācārya, Śrī Paramānanda Bhaṭṭācārya y el erudito Rāmabhadra. (1)
Aunque Sanātana, juntamente con Rūpa y Anupama, fue obligado a trabajar para el gobierno islámico que ocupaba Bengala, nunca abandonó sus estudios y su estilo religioso de vida. Escribió un libro titulado el Sadacar Paddhati, (2) el cual se basaba en antiguas conclusiones de las escrituras y contenía reglas y regulaciones para el avance gradual de un aspirante espiritualista. En su propia vida siguió escrupulosamente estas instrucciones, y, como cabeza de familia dentro del sistema védico, solía diariamente donar alimentos a los brāhmaṇas (sacerdotes), a los pobres y a los leprosos. Su sentido de caridad era ilimitado.
Una noche, en un sueño, un agraciado renunciante se apareció a Sanātana y le advirtió que no se dejara distraer por sus propensiones mundanas. Le ordenó a Sanātana que fuera a Vṛndāvana, que desenterrara los lugares sagrados sumidos en el olvido, y que predicara la doctrina del amor puro por Dios. A la mañana siguiente, Sanātana le contó a su hermano el sueño. Sonriendo, Rūpa confesó que él, también, estaba de algún modo enterado de esta instrucción, y le informó a Sanātana que Śrī Kṛṣṇa había descendido como Śrī Caitanya Mahāprabhu para darles indicaciones adicionales en cuanto a su vocación espiritual. (3)
Con el paso de los días, Rūpa y Sanātana esperaron ansiosamente una señal. ¿Cuándo podrían renunciar a su desagradable servicio político para el Nawab de Bengala y reemplazarlo por entero con el servicio a los pies de loto del Señor? Los muchachos consultaron a su madre, y ella sugirió que escribieran una carta a Śrī Caitanya. Así lo hicieron, y, al no recibir respuesta alguna, intentaron escribir una y otra vez. Por fin Śrī Caitanya les contestó, pero la carta contenía simplemente un verso de las escrituras: “Si una mujer está enredada con un hombre que no es su esposo, puede que trate de ser especialmente diligente en sus obligaciones domésticas. De esta manera, ella procura evitar que la descubran. Dentro de su corazón, sin embargo, siempre está anhelando reunirse con su amante”.
Rūpa y Sanātana entendieron lo que Él quería decirles: Debían continuar trabajando en forma responsable para el Nawab, al menos temporalmente.
Interiormente, podrían meditar plenamente en su inevitable entrega a la misión del Señor. Pero los Gosvāmīs tenían que ser pacientes. Śrī Caitanya acababa de adoptar sannyāsa y había ido a Purī. En seguida, Él inició un peregrinaje que incluyó una gira de dos años por el Sur de la India. De modo que pasó algún tiempo antes de que viajara a Bengala septentrional y se encontrara con ellos en Rāmakeli. No obstante, el encuentro, que tuvo lugar en 1514, constituyó un hito fundamental en los anales de la historia de los gauḍīyā vaiṣṇavas (esto ha sido descrito en el capítulo anterior).
Después de encontrarse con Śrī Caitanya en Rāmakeli, Rūpa y Anupama pudieron renunciar al mundo de inmediato. Sanātana, sin embargo, tenía más responsabilidades con el Nawab, y le resultaba difícil zafarse de ellas. En un intento de desempeñar sus obligaciones gubernamentales y dedicarse al mismo tiempo a la conciencia de Kṛṣṇa, Sanātana fingió estar enfermo, diciendo al Nawab que tenía que quedarse en casa hasta ponerse bien. (5) De este modo, estudiaba a diario el Śrīmad-Bhāgavatam con los principales paṇḍitas de Rāmakeli, y durante este período acudieron muchos eruditos y devotos desde millas a la redonda para oír las recitaciones del Bhāgavatam dadas por Sanātana.
El Nawab entró en sospecha. Enviando un médico a la casa de Sanātana Gosvāmī, descubrió que no sólo el Gosvāmī no estaba enfermo en absoluto, sino que había convertido su casa en un āśrama, con hombres santos y lecturas de las escrituras saturado el ambiente. Enfurecido, el Nawab, de inmediato, hizo llamar a Sanātana y le exigió que fuera con él a Orisa, donde esperaba conquistar otro reino. Cuando el Gosvāmī se negó a ir con él, el Nawab lo mandó encerrar temporalmente en prisión.
Afortunadamente, llegó una carta de Rūpa Gosvāmī informando a Sanātana que Śrī Caitanya había partido para Vṛndāvana. (6) Rūpa y Anupama irían a encontrarse con Él, decía la carta, y Rūpa sugería que Sanātana hiciera arreglos para ir él también.
Habiéndose enterado de que Sanātana había sido encarcelado por el Nawab, Rūpa concluía su carta diciendo: “He dejado un depósito de diez mil monedas de oro en el mudisthano [mercado de transacciones]. Usa ese dinero para escapar de prisión. De un modo u otro, recobra la libertad y ve a Vṛndāvana.
Sanātana sobornó entonces al carcelero musulmán con siete monedas de oro. Viendo que el carcelero estaba aún titubeando con respecto a dejarlo ir, Sanātana recurrió a un artimaña, alegando que sólo dejaba la cárcel para ir a La Meca, el más importante lugar islámico de peregrinación. Arguyó asimismo que aquel que libera de prisión a un alma condicionada, también se libera a sí mismo de la vida condicionada. (7)
Cuando el carcelero comenzó a ablandarse, Sanātana tuvo que ayudarlo a inventar una historia que contar a sus superiores. Al fin y al cabo, los funcionarios del estado querrían saber cómo había escapado el prisionero. “Diles que me llevaste al Ganges para que pudiera evacuar”, sugirió Sanātana, “y que escapando a tu atención, salté a río”. El carcelero accedió.
Aunque Sanātana no estaba acostumbrado a la clase de artimañas que tuvo que usar con el carcelero musulmán, la situación era excepcional. Rūpa Gosvāmī le había escrito que el Señor Supremo, Śrī Kṛṣṇa Caitanya, recibiría invitados en Vṛndāvana y que Sanātana debía ir a verlo. Además, Sanātana fue inicialmente arrojado a prisión por una razón insignificante, y el Nawab le liberaría pronto, a su retorno. Con estas consideraciones, Sanātana planeó escapar de inmediato de la prisión e iniciar su viaje para ver a Śrī Caitanya.
Como fugitivo, no podía viajar por el camino principal, ya que sin duda sería detectado y puesto de nuevo en prisión. En consecuencia, él y su sirviente, Īśāna, caminaron día y noche por bosques peligrosos, hasta que finalmente llegaron a una región de colinas conocida como Pātaḍā (en Bihār). (8) Ahí se alojaron en un hotel y cuando el hotelero oyó decir a su astrólogo que Īśāna portaba, en secreto, ocho monedas de oro, planeó matar tanto a Sanātana como a su sirviente y robarles el dinero.
Esperando la hora propicia, el hotelero los trató como huéspedes de honor e incluso les ofreció su asistencia. Presintiendo que el hotelero se mostraba demasiado amistoso, Sanātana le preguntó a Īśāna cuánto dinero traía consigo. Cuando Īśāna dijo que tenía siete monedas de oro (mentía para guardarse una moneda de oro), Sanātana tomó de inmediato el dinero y se lo dio voluntariamente al hotelero a fin de prevenir un ataque violento contra sus personas. Sabiendo que Īśāna había mentido acerca de la moneda de oro, Sanātana le permitió quedársela, pero lo despidió de su servicio.
Estas acciones disuadieron por completo al hotelero de sus intenciones previas, e incluso ayudó a Sanātana a viajar a través de las montañas Hazaribagh y a salir de Pātaḍā.
En el camino, Sanātana se detuvo en Hajipur y se encontró con su cuñado, Śrīkānta. Tras enterarse de las dificultades de Sanātana, Śrīkānta se preocupó por el Gosvāmī y le pidió que se quedara con él y con su familia. Pero el Gosvāmī declinó.
Su misión era de capital importancia, y no podía establecerse para llevar una vida comprometida con familiares y amigos. Esto podía ser adecuado para otros, en especial si podían arreglárselas para mantener a Dios en el centro de sus vidas, pero Sanātana había de desempeñar un papel directo y principal en la misión de Śrī Caitanya. En consecuencia, rehuyó esta última oportunidad de llevar una vida cómoda. Ahora se encontraba sin un céntimo y privado de su sirviente, pero, por primera vez en muchos años, se sentía verdaderamente libre. Dejó la casa de Śrīkānta sin otra cosa encima que una manta fina de lana que le había regalado su cuñado.
Después de unos días, Sanātana llegó a Benares. Aunque lamentó enterarse de que Śrī Caitanya había terminado ya Su gira por Vṛndāvana, se alegró de que el Señor se encontrara ahora en Benares y estuviera aceptando invitados allí. De inmediato fue Sanātana a la casa de Candraśekhara, ya que sabía que era ahí donde Śrī Caitanya se alojaría.
Al aproximarse Sanātana, Śrī Caitanya le dijo a Candraśekhara:
“He ahí un gran devoto que se acerca a tu puerta. Ve y hazlo pasar”. Una vez afuera, Candraśekhara miró en ambas direcciones, pero no pudo ver a ningún devoto ni a nadie que, siquiera remotamente, encajara en esa descripción. Cuando regresó al interior y se lo dijo a Śrī Caitanya, el Señor dijo: “¿Hay alguien, junto a la puerta?”. (9)
Como Sanātana había pasado por grandes austeridades en la selva para llegar a Benares, estaba totalmente desaliñado y, ciertamente irreconocible como vaiṣṇava.
En consecuencia, Candraśekhara respondió: “Bueno, sí he visto a un individuo desgreñado. Parecía un mendicante musulmán, tal vez un derviche de la orden sufi”. (10)
“Hazlo pasar aquí de inmediato”, dijo Śrī Caitanya, “él no es ningún derviche ordinario”. Candraśekhara salió entonces a traer a Sanātana, quien estaba sentado junto a la puerta. Cuando oyó decir que Śrī Caitanya quería verlo, siguió con gran gozo a Candraśekhara hasta el patio principal. Al entrar, Śrī Caitanya lo abrazó amorosamente, y ambos desfallecieron de amor extático por Kṛṣṇa.
Después de contarle a Śrī Caitanya la historia íntegra de su estadía en la prisión y de los hechos que siguieron, Sanātana fue puesto bajo el cuidado de Candraśekhara y de Tāpān Miśra. A solicitud de Śrī Caitanya, afeitó primero sus largos cabellos y su barba. Candraśekhara lo llevó entonces al Ganges para que pudiera bañarse en forma apropiada, y le dio un juego nuevo de ropas. Sin embargo, Sanātana no quiso aceptar las ropas, considerando que eran demasiado opulentas. Esto puso a Śrī Caitanya muy contento, ya que con este simple rechazo de ropa Sanātana había mostrado un espíritu serio de renuncia.
Más tarde, ese mismo día, Śrī Caitanya y Sanātana fueron a almorzar a la casa de Tāpān Miśra. Aunque se sentía extremadamente complacido con Sanātana, Śrī Caitanya no dejaba de mirar la lujosa manta de lana, que Śrīkānta le había regalado.
Al notar esto, Sanātana pudo comprender que Śrī Caitanya no la aprobaba. La valiosa manta era un atavío inapropiado para una persona de la orden renunciante, de manera que Sanātana consideró desecharla.
Al día siguiente, mientras se bañaba en el Ganges, observó a un mendicante bengalí que lavaba una colcha simple, desgarrada, y la tendía luego a secar. Sanātana se acerco de inmediato al hombre y le preguntó humildemente si desearía cambiar su colcha por la costosa manta. Al principio, el mendigo creyó que Sanātana le estaba jugando una broma. Pero Sanātana lo tranquilizó: “No estoy bromeando, estoy diciendo la verdad. Realmente me gustaría cambiar mi valiosa manta por tu colcha desgarrada”.
El mendigante aceptó agradecido el cambio.
Sanātana regresó donde Caitanya Mahāprabhu con la desgarrada colcha doblada sobre el hombro. Cuando el Señor le pregunto por la manta y Sanātana le relató la historia, ambos quedaron visiblemente complacidos. Śrī Caitanya dijo entonces:
“He considerado el asunto con cierta profundidad. Como Śrī Kṛṣṇa es muy misericordioso, Él ha anulado tu apego por las cosas materiales. ¿Por qué habría Kṛṣṇa de permitirte conservar un último pedacito de apego material? Después de derrotar una enfermedad, un buen médico no permite que quede ni una pizca de la enfermedad”. (11)
El Gosvāmī convino en ello: “Śrī Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, me ha salvado de la vida pecaminosa de existencia material. Por deseo Suyo, mi último trocito de atracción material ha desaparecido ahora”. Además de esta apreciación de la misericordia del Señor, Sanātana reconoció su buena fortuna al asociarse con Śrī Caitanya, la encarnación más misericordiosa del Señor. “Movido por Tu misericordia sin causa”, le dijo a Śrī Caitanya, “me has liberado de la senda materialista. Ahora, por esa misma misericordia sin causa, dime, por favor, cuál es mi deber”.
Disfrutando de este intercambio con Śrī Caitanya, Sanātana comenzó a indagar sobre la Verdad Absoluta. “¿Quien soy yo?”, preguntó Sanātana, “¿por qué llenan mi vida los sufrimientos de la existencia material? Y, ¿cuál es la meta última?”. De este modo, Sanātana, con gran humildad, hizo preguntas genéricas que fácilmente podían haber sido hechas por cualquiera, pues deseaba respuestas claras y autoritativas de Śrī Caitanya, quien sobriamente le explicó entonces todos los secretos de la sabiduria védica.
Primero, el Señor explicó la posición trascendental de la diminuta alma espiritual. Todas las almas son por constitución sirvientas de Kṛṣṇa, dijo Śrī Caitanya, y son Sus partes integrales. El alma está relacionada con Dios del mismo modo que los rayos del sol están relacionados con el sol. El alma es la energía y Dios es la fuente energética. El sol y la luz del sol son, en cierto sentido, una misma cosa.
Tan pronto como hay sol, hay luz del sol, y viceversa. Pero el sol y la luz del sol son al mismo tiempo diferentes. Si la luz del sol entra en nuestra habitación, puede crear una sensación grata. Pero si el propio sol estuviera en nuestra habitación, no sobreviviríamos a la experiencia. En consecuencia, el sol y la luz del sol son cualitativamente similares -ambos son ardientes- pero son cuantitativamente diferentes.
Tal es, también, el caso en lo que se refiere a Dios y las entidades vivientes.
Esta filosofía de “unidad y diferencia simultáneas con Dios”, conocida como acintya-bhedābheda-tattva en el lenguaje de Śrī Caitanya, es fundamental en Su doctrina. David Haberman precisa:
En el sistema de los Gosvāmīs, que mantiene una posición de diferenciación dentro de la no-diferenciación (acintya-bhedābheda), el individuo es real y separado del Absoluto, si bien sigue manteniendo una igualdad con Él. Aquí, además, se valora en mucho la experiencia personal. Rūpa desvaloriza con frecuencia la meta de la unidad o mokṣa que se emite en el Vedanta (véase el Bhakti-rasāmṛta sindhu, 1. 1. 4, 14, 17, 32, 34), ya que, ¿cómo podría tenerse una relación con Kṛṣṇa si se renunciara a la individualidad? (El vaiṣṇava habla de saborear el azúcar, no de convertirse en azúcar). La meta no es perder el ser individual, sino más bien superar la ignorancia que nos impide comprender quiénes somos realmente.
La meta del bhakti es la transformación de la identidad, no la unidad no diferenciada con Dios. Esta es una de las principales diferencias entre el bhakti y el impersonalismo vedanta.
Rūpa sostiene que uno puede ser, en última instancia, un actor en los Vrāja-līlā -un sirviente, un amigo, un pariente mayor o, aun más importante, un amante de Kṛṣṇa- pero nunca Kṛṣṇa mismo. La experiencia del amor requiere de un objeto y un sujeto. Así, se rehuye la idea de fundirse con el Absoluto y se persigue una relación amorosa eterna con Kṛṣṇa. (12)
De este modo, Śrī Caitanya describió a las entidades vivientes como simultáneamente iguales a Dios y diferentes de Él. Pero las entidades vivientes constituyen apenas una de las múltiples energías de Dios, y Śrī Caitanya deseaba darle a Sanātana una comprensión más cabal, describiendo otras categorías más confidenciales de esta energía.
Las energías “directas” de Kṛṣṇa, por ejemplo, se extienden desde Śrīmati Rādhārāṇī, la más grande manifestación de estas energías, hasta los ya mencionados seres vivientes comunes. La materia sutil, sin embargo, como la mente, la inteligencia y el ego ilusorio (o falso), se cuentan también entre las energías de Kṛṣṇa. Pero a éstas se las llama “indirectas”, ya que están cualitativamente suprimidas del principio espiritual. Esta energía se extiende hasta el nivel de la materia burda, o elementos materiales inertes. No obstante, todas son energías de Dios y le fueron explicadas en detalle a Sanātana Gosvāmī.
Después de esto, Śrī Caitanya analizó brevemente los tres conceptos primarios de la Verdad Absoluta o manifestaciones Brahman, Paramātmā y Bhagavān del Supremo. Mediante referencias de las antiguas escrituras védicas y la lógica, Śrī Caitanya le demostró a Sanātana que el concepto Brahman era rudimentario. Ésta es la idea impersonal de la divinidad, que afirma que Dios es una fuerza abstracta, indescriptible en términos concretos. Uno puede llegar a este nivel de comprensión por medio de una disciplinada gimnasia mental (jñāna-yoga). Superior a ésta, sin embargo, es el concepto Paramātmā, en el que uno comprende que el Absoluto amorfo tiene también un aspecto más localizado y que, en esta forma personal, Él penetra cada átomo. Los yogīs meditadores, después de una vida extenuante control de los sentidos y de una desarrollada concentración, puede que logren este nivel de comprensión espiritual (pero no es probable que los yogīs de nuestros días logren muchos progreso en esta senda, pues, de acuerdo con las escrituras que originalmente describían el sistema yoga, perfeccionar este sistema requiere cientos, si no miles, de años).
El más elevado de todos es el aspecto Bhagavān, el cual culmina en la comprensión plena de la Persona Suprema, Kṛṣṇa, y en el sincero entusiasmo por adorarlo con el canto y la danza. Este es el proceso recomendado para la era actual, y naturalmente Śrī Caitanya le aconsejó a Sanātana Gosvāmī que siguiera esta senda con gran empeño. A aquel que logra la perfección en esta disciplina se le llama un śuddha bhakta, o devoto puro del Señor. No existe logro más elevado.
A continuación, Śrī Caitanya describió elaboradamente la metodología del descenso (avatār) de Kṛṣṇa. Primero, le dijo a Sanātana, Kṛṣṇa existe en Su forma autoexistente original (svayaṁ rūpa), tocando Su flauta en Su postura curvada en tres partes. Esta forma se expande luego en Sus diversas manifestaciones hipostáticas (tad-ekātma-rūpa), que pueden diferir en apariencia y, a veces, en potencia. Pero estas formas siguen siendo manifestaciones de Kṛṣṇa o una expansión plenaria directa.
Hay también expansiones plenarias indirectas, y Śrī Caitanya las enumeró. Otro tipo de expansión incluye al representante apoderado (āveśa-avatār) de Kṛṣṇa.
Adicionalmente, Śrī Caitanya explicó que Kṛṣṇa se expande en Rādhārāṇī mediante los tres aspectos principales de Su potencia: sandhinī, samvit, y hlādinī.
Estos, gradualmente, se expanden en Su energía yoga-māyā, que es de naturaleza esencialmente espiritual, y en Su potencia maha-māyā, que es una expansión ulterior para manifestar el mundo material. Desarrollando plenamente estas ideas, Śrī Caitanya le brindó a Sanātana información detallada sobre la naturaleza de Dios.
En esencia, Śrī Caitanya describió la completa revelación védica en lo que se refiere a la relación del hombre con Dios (sambandha-jñāna); detalló el proceso para desarrollar esa relación (abhideya-jñāna); y dio pormenores sobre la meta última de esa relación (prayojana-jñāna), realizada en un servicio tangible y directo a Dios mediante el amor y la devoción. Tras instruir así a Sanātana Gosvāmī por espacio de dos meses, Śrī Caitanya reunió a Sus muchos seguidores y se ocupó en un gran festival nagara-saṅkīrtana, cantando Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare, Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare con todos los habitantes de Benares. Según El Caitanya-caritāmṛta, debido a la asociación de Śrī Caitanya, todos estos residentes de Benares se volvieron devotos de Kṛṣṇa. (13)
Pronto el Señor quiso ir a Purī, y Sanātana Gosvāmī quiso acompañarlo. Sin embargo, Śrī Caitanya instruyó a Sanātana que fuera a Vṛndāvana, tal como se lo había instruido a Rūpa y a Anupama antes que a él. De inmediato Sanātana se tomó muy a pecho las palabras de Śrī Caitanya, y viajó a Vṛndāvana, la más sagrada de las ciudades. Una vez allí se encontró con Subuddhi Roy, uno de los seguidores de Śrī Caitanya, quien le habló de la breve estadía de Rūpa y Anupama y de cómo habían partido apresuradamente hacia Purī para encontrarse con el Señor. Sanātana decidió hacer lo mismo y, después de visitar los doce bosques de Vṛndāvana, prosiguió por la senda a Purī.
Sanātana viajó de la manera más austera, llevando poca comida y agua y durmiendo bajo un árbol diferente cada noche. Para recordar las actividades del Señor, viajó a través del bosque de Jhārikhaṇḍa, recorriendo la senda seguida por Caitanya Mahāprabhu. Desafortunadamente, Sanātana contrajo un grave caso de eczema por bañarse en el agua estancada de las diversas lagunas de ese bosque. La tragedia se sumó al daño cuando llegó finalmente a Purī, donde descubrió que Anupama había fallecido y que Rūpa había partido para Vṛndāvana justo antes de su llegada.
Mientras estuvo en Purī, las penas de Sanātana fueron aliviadas por su asociación con Haridāsa Ṭhākura, el “ācārya del santo nombre”, título otorgado por el propio Śrī Caitanya en honor a su canto diario de 300.000 nombres de Kṛṣṇa. Todos los días, después de ir al templo a ver al Señor Jagannātha, Śrī Caitanya solía visitar a Haridāsa Ṭhākura y, en tales ocasiones, veía asimismo a Sanātana Gosvāmī. Al entrar en la habitación de Haridāsa (siddha bakula), Él abrazaba con gran afecto a Sanātana.
Esto perturbaba al Gosvāmī. Se sentía indigno de ser abrazado por alguien tan puro cuerpo manaba a veces sangre y pus, rezumando a menudo sobre la suave piel del Señor. Esto le resultaba intolerable a Sanātana, quien dijo que prefería renunciar a su propia vida antes que manchar de esa manera el cuerpo de Śrī Caitanya.
Justo en el momento en que Sanātana estaba haciendo planes de arrojarse debajo de las enormes ruedas de la carroza del Señor Jagannātha durante el desfile anual de Ratha-yātrā, Śrī Caitanya dijo: “¿No es un hecho que te has entregado en cuerpo y alma a Kṛṣṇa? Si tu vida es de Kṛṣṇa, entonces no tienes derecho a acabar con ella. ¡La hora de tu muerte es cosa Suya! No puedes dar un mal uso a la propiedad de otro”. (14)
De este modo, Sanātana comprendió que el suicidio es pecaminoso, y que, sin importar cuán ofensor se sintiera, su deber era vivir y servir a Kṛṣṇa al máximo de su capacidad. De hecho, Śrī Caitanya también le dijo que Él tenía mucho trabajo que hacer a través del cuerpo y de la mente de Sanātana. Śrī Sanātana Gosvāmī era un valioso instrumento de Caitanya Mahāprabhu.
Pasaron algunos meses, y Śrī Caitanya le dijo finalmente a Sanātana que fuera a Vṛndāvana a trabajar con Rūpa. En particular, quería que Sanātana escribiera un Vaiṣṇava smṛti, un libro enfocado en las reglas y regulaciones, y le proporcionó un bosquejo básico para completar esta obra. Sanātana la publicó eventualmente como el Hari-bhakti-vilāsa bajo el nombre de Gopāla Bhaṭṭa Gosvāmī, pues Gopāla había desarrollado la obra y había suministrado información adicional. Śrī Caitanya le pidió asimismo a Sanātana que ayudara a Rūpa a descubrir los lugares sagrados de Vṛndāvana y a establecer grandes templos.
Viajando una vez más a través del denso bosque de Jhārikhaṇḍa (esta vez con las notas conservadas por Balabhadra Bhaṭṭācārya, quien documentó la senda exacta seguida por Śrī Caitanya), y luego a través de Benares y de Prayāga, Sanātana fue a Vṛndāvana. Cuando llegó, no había templo alguno todavía. Lo que antaño fuera la ciudad de la juventud de Kṛṣṇa, se veía entonces tan desierto como un terreno baldío. El primer templo de todos en Vṛndāvana -el templo de Madana-Mohana- fue establecido por Sanātana Gosvāmī. Sus esfuerzos sentaron un precedente, y poco a poco se construyeron otros templos. Hoy en día, Vṛndāvana se precia de tener más de 5.000 templos.
Lo mismo que la Deidad de Govinda posteriormente establecida por Rūpa Gosvāmī, se dice que la Deidad de Madana-Mohana se originó con Vajra, el bisnieto de Kṛṣṇa. Para proteger a estas Deidades durante las violentas invasiones musulmanas, fueron enterradas y para la época de los Gosvāmīs estaban perdidas u olvidadas.
La recuperación de estas Deidades formaba parte del mandato que Śrī Caitanya les diera a los Gosvāmīs.
La historia detrás del descubrimiento de Madana-Mohana es particularmente fascinante. Sanātana tuvo un sueño en que una hermosa Deidad de Kṛṣṇa estaba siendo adorada por un humilde sacerdote de la ciudad de Mathurā. Sanātana pensó que si él pudiera adorar con gran estilo a aquella Deidad en particular, ello atraería a mucha gente a la conciencia de Kṛṣṇa. Pero en el sueño, al menos, la Deidad le pertenecía a este humilde brāhmaṇa y Sanātana no pudo convencerlo de que renunciara a su Deidad de Kṛṣṇa. Sin que se resolviera este dilema, el sueño terminó.
Al día siguiente, sin embargo, Sanātana salió a pedir limosna, tal como acostumbraba, y llegó a la casa de un brāhmaṇa pobre llamado Puruṣottama Chaube. (15)
Al entrar en su casa, Sanātana vio que los sucesos de su sueño de la noche anterior eran, de hecho, reales. Sanātana fijó la mirada en la hermosa forma de Madana-Mohana, la misma Deidad que apareciera en su sueño. Sabía que esta Deidad estaba destinada a ser adorada con gran estilo, para que todo el mundo la viera.
No obstante, tal como en el sueño de Sanātana, al principio el sacerdote se negó a renunciar a Su deidad. Pero avanzada la noche, el propio Madana-Mohana se apareció en un sueño al sacerdote e insistió en que reconsiderara. Plegándose a los deseos de Madana-Mohana, el sacerdote le confió su Deidad a Sanātana Gosvāmī. Al día siguiente, Sanātana transportó la Deidad hasta el lado opuesto de Vṛndāvana y estableció la adoración de Madana-Mohana en una pequeña choza. El magnífico templo que pronto habría de construirse fue erigido donde una vez se levantara esa pequeña choza.
La construcción del templo puede deberse a un acaudalado comerciante de sal llamado Kṛṣṇa dās Kapoor, (16) quien se encontraba un día llevando sus bienes por barco hasta un mercado de Agra. Cuando la embarcación encalló en un banco de arena justo a la altura de la choza de Sanātana, Kapoor se puso a implorar la ayuda de Dios. Al ver la desesperación de Kapoor, Sanātana lo invitó a adorar a Madana-Mohana, y, mientras estaba rezando ante la Deidad, la embarcación flotó y quedo libre. Kapoor pudo entonces concluir su negocio y, al beneficiarse con una gran suma de dinero como resultado, el acaudalado comerciante sintió a financiar la construcción del templo de Madana-Mohana. El imponente edificio fue terminado en algún momento del decenio de 1580.
Después de que la adoración de Madana-Mohana estuvo firmemente establecida, se introdujeron diversas Deidades y su adoración por toda la tierra santa. Las Deidades de Govindadeva, Rādhā Rāman, Gopīnātha, Jugal Kiśora, Bāṅkā Bihāri, Rādhā -Śyāmasundara, Rādhā-Gokulānanda, Rādhā-Dāmodara, y la de Kṛṣṇa-Balarāma (establecida en la década de 1970 por la Asociación Internacional para la Conciencia de Kṛṣṇa, o ISKCON) son las Deidades prominentes de Vṛndāvana. Pero la de Madana-Mohana de Sanātana Gosvāmī es, en muchos sentidos, la más importante.
Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Svāmī Prabhupāda confirma la importancia de Madana-Mohana:
Juntamente con Madana-Mohana, la Deidad de Govindadeva de Rūpa Gosvāmī y la Deidad de Gopīnātha de Madhu Paṇḍita son la vida y el alma de los vaiṣṇavas. Madana-Mohana representa el sambandha-tattva; Govindadeva representa el abhideya-tattva; y Gopīnātha representa el prajoyana-tattva.
Estas tres Deidades poseen cualidades muy específicas. La adoración de Madana-Mohana está en la plataforma de restablecer nuestra olvidada relación con la Suprema Personalidad de Dios. Al comienzo de nuestra olvidada relación con la Suprema Personalidad de Dios. Al comienzo de nuestra vida espiritual, debemos adorar a Madana-Mohana a fin de que Él pueda atraernos y anular nuestro apego a la gratificación de los sentidos materiales.
Esta relación con Madana-Mohana es necesaria para los devotos neófitos. Cuando uno desea prestarle servicio al Señor con fuerte apego, uno adora entonces a Govinda, en la plataforma del servicio trascendental. . . Cuando, por la gracia de Kṛṣṇa y de otros devotos, uno alcanza la perfección en el servicio devocional, uno puede apreciar a Kṛṣṇa como Gopijanaballabha [Gopīnātha], la Deidad de placer de las damiselas de Vrāja. (18)
Cantando tres veces al día por los brāhmaṇas, se dice asimismo que el famoso mantra gayātri hace honor a esta progresión de Deidades -Madana-Mohana, Govinda, y Gopīnātha- mencionando específicamente Sus nombres. Una línea del mantra comienza así: “klīṁ Kṛṣṇaya Govindaya Gopiyanaballabhaya… ”. Tradicionalmente, “Kṛṣṇaya” se refiere a Madana-Mohana; “Govindaya” se refiere a Govindadeva; y “Gopijanaballabhaya” se refiere a Gopīnātha. (19)
Estas tres Deidades se mencionan de nuevo en la última línea del mantra gayātri, conocido como el Kama gayātri; “klīṁ kāma-devāya vidmahe puṣpa-bāṇāya dhīmahi tan no ‘naṅgaḥ pracodayāt”. El significado íntimo de este verso es muy confidencial, pero Śrīla Prabhupāda lo explica en relación a estas tres Deidades:
A Kṛṣṇa se le llama Kāmadeva o Madana-Mohana, la Deidad que establece nuestra relación con Kṛṣṇa. Govinda, o Puṣpa-bāṇā, quien porta una flecha hecha de flores, es la Personalidad de Dios que acepta nuestro servicio devocional. Anaṅga, o Gopijanaballabha, satisface a todas las gopīs y es la meta última de la vida. (20)
Como la persona que estableció la adoración de Madana-Mohana, Sanātana Gosvāmī ocupa una posición especial en la sucesión discipular. El es el instructor representativo de sambandha-jñāna, o conocimiento de nuestra apropiada relación devocional con Kṛṣṇa. Rūpa Gosvāmī, cuyo nombre está conectado inseparablemente con el de Govinda, es el instructor representativo de abhideya-jñāna, o conocimiento de cómo desarrollar esa relación con Kṛṣṇa. Es interesante, sin embargo, el hecho de que Raghunātha Dās Gosvāmī, y no Madhu Paṇḍita (un contemporáneo de los Gosvāmīs a quien habitualmente se identifica con la Deidad de Gopīnātha), sea considerado el instructor representativo de prayojana-jñāna, la perfección del amor por Dios.
No obstante, se dice que Raghunātha Dās Gosvāmī acepta los pies de loto de Śrī Rūpa como su aspiración más elevada y que Rūpa, a su vez, acepta a Sanātana Gosvāmī como su maestro espiritual y como el Señor de su vida. En este sentido, la vida espiritual es cíclica, pues no hay superior o inferior en un reino en que todos compiten por ser el sirviente del sirviente. Un devoto persigue al otro, y todos persiguen a Kṛṣṇa.
El mundo material funciona en base a la “persecución de algo”. Cuando uno no está persiguiendo la complacencia de los sentidos burdos o sutiles, encuentra que uno está persiguiendo a Dios, si bien por razones materialistas: ya sea para volverse Su igual, o para superarlo. Tal persecución es a menudo inconsciente. No obstante, tiene su efecto, y un ejemplo de ello tuvo lugar en 1670, cuando el fanático emperador mogol Aurangzeb ordenó la destrucción de todas las Deidades y templos.
Sólo él era el monarca, y no quería compartir su cargo con un mero pastorcito de vacas llamado Kṛṣṇa.
En esa ocasión, para proteger al Señor, una partida de simples aldeanos trasladó la Deidad de Madana-Mohana de Vṛndāvana a Jaipur. Poco después del reinado del emperador mogol, sin embargo, cuando la Deidad estuvo otra vez a salvo, fue trasladada a Karoli, esta vez a solicitud de la princesa de Jaipur. Ella y su esposo, el rey de Karoli, construyeron un gran templo para Madana-Mohana, quien desde entonces ha permanecido allí. (21)
Habiendo establecido sólidamente la adoración de Madana-Mohana, Sanātana Gosvāmī se halló en libertad de escribir literatura trascendental. Algunos de los libros compilados por Sanātana son el Hari-bhakti-vilāsa [editado por Gopāla Bhaṭṭa], el Bṛhad-bhāgavatāmṛta, el Daśama-tipani, y el Daśama-carita. Como el Hari-Bhakti-vilāsa ha sido discutido en el capítulo sobre Gopāla Bhaṭṭa Gosvāmī, no tenemos que discutirlo aquí.
Con respecto al Bṛhad-bhāgavatāmṛta, se divide en dos partes, cada una de las cuales se ocupa del desempeño de servicio devocional puro. La primera parte consiste en un estudio analítico de los secretos de la sabiduría védica, incluyendo una descripción detallada de otros planetas, desde los universos materiales hasta el reino de Dios.
Hay asimismo descripciones de devotos, trazadas desde los niveles más fundamentales hasta los más exaltados. Brahmā, por ejemplo, es descrito como un devoto que es representativo de karma-miśra-bhakti, o el nivel de servicio devocional que está todavía mezclado con deseos fruitivos. El Señor Śiva, por otro lado, es paradigmático de un devoto que está contaminado con el deseo de conocimiento (jñāna-miśra-bhakti). Esto no quiere decir que el propio Brahmā o el propio Śiva estén necesariamente en este nivel, sino que aquellos que estén en este nivel serán atraídos hacia estas modalidades particulares de servicio. Los karma-kāndis, o trabajadores fruitivos, están generalmente atraídos hacia el señor Brahmā, mientras que los yogīs y los jñanis están inclinados hacia el Señor Śiva.
Al entrar en el reino del śuddha-bhakti, o servicio devocional puro, los rasas comienzan a manifestarse, y el Bṛhad-bhāgavatāmṛta describe cuidadosamente a los devotos representativos de cada nivel. Prāhlada, por ejemplo, representa el śānta-rasa, o amor neutral, pues su relación con Dios consiste principalmente en ofrecer oraciones, al contrario del servicio activo. Aun más arriba está Hanuman, pues él es un sirviente ideal (dāsya-rasa). Pero el amor de los Pāṇḍavas palidece junto al de los Yādavas, asociados íntimos de Kṛṣṇa en Dvārakā, quienes están encabezados por Uddhava. El amor de éste es casi igual al de Madre Yaśodā y Nanda Mahārāja, los padres adoptivos de Kṛṣṇa (vātsalya-rasa). La jerarquía, por supuesto, culmina en el amor de las gopīs, encabezadas por Śrīmati Rādhārāṇī. Este es el muy codiciado mādhurya-rasa, el nivel más elevado: la plataforma de amor conyugal.
Tras explicar esto con cierto detalle, Sanātana Gosvāmī inicia la segunda parte de su Bṛhad-bhāgavatāmṛta. Ahí leemos acerca de las glorias del mundo espiritual, conocido como Goloka-māhātmya-nirūpana, así como del proceso para renunciar al mundo material. De una manera científica y analítica, Sanātana lleva a sus lectores a través de cada aspecto de la vida espiritual. De este modo, hay catorce capítulos en el Bṛhad-bhāgavatāmṛta, siete capítulos en cada parte.
El Daśama-tipini es el comentario de Sanātana al Décimo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam. Otro nombre de este comentario es el Brihād-vaiṣṇava-toṣaṇī-tika. Esta obra explica con claridad el punto de vista del gauḍīyā vaiṣṇavismo con respecto a todas las actividades de Kṛṣṇa y, de este modo, constituye la interpretación más fidedigna e íntima de las escrituras. El Daśama-tipani le fue dado eventualmente a Jīva Gosvāmī para que lo editara, y esa versión fue publicada por separado con el título de Laghu-toṣaṇī. Estos dos comentarios al Décimo Canto constituyen contribuciones invalorables para la literatura vaiṣṇava. Aunque Sanātana escribió otros libros importantes (tales como el Daśama-carita), el Hari-bhakti-vilāsa, el Bṛhad-bhāgavatāmṛta y el Daśama-tipani siguen siendo los más importantes.
De hecho, no se puede describir plenamente el significado de los logros literarios de Sanātana Gosvāmī. Ensalzando las virtudes de esta literatura, Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Svāmī Prabhupāda ha escrito:
Śrī Sanātana Gosvāmī Prabhu, el instructor de la ciencia del servicio devocional, escribió varios libros, de los cuales el Bṛhad-bhāgavatāmṛta es muy famoso; quienquiera que desee conocer acerca de los temas de los devotos, del servicio devocional, y de Kṛṣṇa, debe leer este libro. Sanātana Gosvāmī también escribió un comentario especial al Décimo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam que se conoce como el Daśama-tipani, el cual es tan excelente que, si uno lo lee, puede comprender muy profundamente los pasatiempos de Kṛṣṇa en Sus actividades amorosas. (22)
Trascendentalmente, Sanātana Gosvāmī es el amigo más íntimo de Śrī Rūpa.
Esto puede explicar en parte su proclividad hacia la literatura trascendental y sus penetrantes atisbos dentro de la vida espiritual. Como Kavi Karnapur ha revelado en su Śrī Gaura-gaṇoddeśa-dīpika:
La amiga más íntima de Rūpa mañjarī, quien era conocida por los nombres de Rati mañjarī y Labanga mañjarī, descendió como Śrīla Sanātana Gosvāmī. El fue honrado por todos y era considerado como una extensión del cuerpo trascendental de Śrī Caitanya Mahāprabhu.
Sanātana Kumara, la joya entre los sabios, entró en el cuerpo de Sanātana Gosvāmī, quien por lo tanto es también considerado como una encarnación de Sanātana Kumara. (23)

NOTAS

1. Śrī B. V. Purī Svāmī, Six Gosvāmīs [Los Seis Gosvāmīs] (Rajah-mundry, India, Śrī Kṛṣṇa Caitanya Mission, 1984), p. 2.

2. Ibid., p. 4.

3. Ibid., p. 5.

4. Ibid., p. 6.

5. Caitanya-caritāmṛta, op. cit., Madhya-līlā 7, Cap. l9, texto 15, p. 252.

6. Ibid., Madhya-līlā 8, Cap. 20, texto 3, p. 3.

7. Ibid., textos 5-13, pp. 4-8.

8. Ibid., textos l6, p. 10.

9. Ibid., textos 48, p. 23.

10. Ibid., textos 49, p. 24.

11. Ibid., textos 90-1, p. 45.

12. David L. Haberman, op. cit., p. 38.

13. Caitanya-caritāmṛta, op. cit., Madhya-līlā 9, capítulo 25.

14. Véase Letters from Śrīla Prabhupāda [Cartas de Śrīla Prabhupāda], Vol. ll
(Culver City, Calif., The Vaiṣṇava Institute, 1987), p. 731.

15. Druva Mahārāja Dās, op. cit., p. 46.

16. Ibid

17. Caitanya-caritāmṛta, op. cit., Adi-līlā 1, texto 19, pp. 29-30.

18. Ibid

19. De un manuscrito no publicado de Bhakti Mahayogī Svāmī, Lives of The Vaiṣṇava Sainst [Vidas de los santos vaiṣṇavas] (1987), p. 179.

20. Caitanya-caritāmṛta, op. cit., Madhya-līlā 3, Cap. 8, texto 138, p. 171 significado.

21. Dhruva Mahārāja Dās, op. cit., p. 47.

22. Caitanya-caritāmṛta, op. cit., Adi līlā 1, Cap. 5, texto 203, p. 498, significado.

23. Śrī Gaura-gaṇoddeśa-dīpika, op. cit., textos 181-2. p. 111.