Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī


Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī

Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī (1505-1579) es el más misterioso de los Seis Gosvāmīs. Aunque Caitanya Mahāprabhu consideraba que el canto, la cocina y la recitación del Śrīmad-Bhāgavatam por parte de Raghunātha Bhaṭṭa no tenían paralelo en la historia del vaiṣṇavismo, poco se sabe acerca de este Gosvāmī en particular. De hecho, entre los Seis Gosvāmīs, Raghunātha Bhaṭṭa es el único que no ha dejado ninguna obra o aporte literario, y esto también contribuye a la falta de información acerca de él. (2) Se sabe que su linaje es oriundo de Bengala Oriental, pero no hay una clara genealogía como en el caso de Jīva Gosvāmī y de sus dos ilustres tíos, Rūpa y Sanātana.
La evidencia documentaria, sin embargo, sugiere que en 1503, a pedido de Caitanya Mahāprabhu, el padre de Raghunātha Bhaṭṭa, Tāpān Miśra, se estableció en Benares, (3) Se ha descubierto, asimismo, que Tāpān Miśra se mudó allí sólo dos años antes del nacimiento de su hijo. (4) Así, pues, el año de 1505 ha sido aceptado ampliamente por los eruditos del vaiṣṇavismo como el año del nacimiento de Raghunātha Bhaṭṭa. De este modo, también se ha concluido asimismo que, cuando Śrī Caitanya estaba retornando a Purī desde Vṛndāvana (en algún momento de 1514) y arribó finalmente a Benares, Raghunātha Bhaṭṭa tenía apenas nueve años de edad. (5)
Śrī Caitanya había ido a Benares para ver a los devotos prominentes de esa ciudad, tales como Candraśekhara (el médico) y Tāpān Miśra. Asimismo fue a Benares con el fin de derrotar a los filósofos māyāvadi (que proliferaban en la ciudad) e instruir a Sanātana Gosvāmī. Pero uno de los acontecimientos más significativos durante la corta estadía de Śrī Caitanya en Benares fue el humilde servicio prestado por un niño, que se convertiría en uno de los más dedicados seguidores de Mahāprabhu: Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī.
Mientras estaba en Benares, el Señor residió en el hogar de Candraśekhara y aceptaba Su almuerzo cotidiano en la casa de Tāpān Miśra. Cuando quiera que Caitanya Mahāprabhu llegaba a la casa de los Miśra, el joven Raghunātha Bhaṭṭa solía acercarse ansiosamente a Él y pedirle que lo ocupara en algún servicio humilde. Śrī Caitanya permitía que el niño masajeara Sus piernas y lavara Sus platos. Aunque Raghunātha Bhaṭṭa saboreaba estos deberes con gran deleite, pues por entonces Śrī Caitanya decidió regresar a Su cuartel general en Purī.
Cuando de hecho Śrī Caitanya partió, el joven Raghunātha Bhaṭṭa quedó desconsolado. Meditaba constantemente en sus amorosas interacciones con Śrī Caitanya. El recuerdo de sus actividades conjuntas le deparaba solaz. A medida que pasaban los años, el recuerdo de Śrī Caitanya por parte de Raghunātha Bhaṭṭa creció todavía más, transformándose en un intenso anhelo de reunirse para viajar a Purī, donde podría servir continuamente al Señor. (6)
Cerca a los veinte años de edad, Raghunātha Bhaṭṭa partió finalmente de Benares para dirigirse a Purī acompañado por un sirviente que le cargaba su equipaje.
En el camino, Raghunātha Bhaṭṭa decidió emprender una prolongada gira por Bengala, donde se encontró con un contador llamado Rāmdās. No obstante, aunque el contador trabajaba para el rey musulmán, era versado en todas las escrituras védicas, y era un gran devoto del Señor Rāmacandra (una encarnación de Kṛṣṇa). (7)
Rāmdās había renunciado a su apego a este mundo y se estaba marchando a Purī para entregar su vida al Señor. Puesto que Raghunātha Bhaṭṭa y su sirviente iban también a Purī -con el mismo propósito-; decidieron viajar juntos. Rāmdās decidió cargar sobre su cabeza el equipaje de Raghunātha Bhaṭṭa, ya que pudo detectar que él era un devoto exaltado y, quería servirlo. Rāmdās desempeñó así diversos deberes al servicio de Raghunātha Bhaṭṭa, tales como masajear sus piernas y atender a cada necesidad suya.
Pero Raghunātha Bhaṭṭa era excepcionalmente humilde, y no podía tolerar que otra alma lo considerara un receptor digno de servicio. “Tu eres un caballero respetable”, le dijo a Rāmdās, “y no veo razón alguna por la que debas servir a alguien tan caído como yo. Simplemente, viajemos juntos y con humor alegre”. (8)
Rāmdās replicó: “Yo soy un śūdra, una alma caída. Servir a un brāhmaṇa es mi deber y mi principio religioso. Por lo tanto, te ruego que no titubees. Naturalmente soy tu sirviente, y, cuando te sirvo, mi corazón se llena de júbilo”. (9) Así, pues, Rāmdās siguió cargando el equipaje de Raghunātha Bhaṭṭa y sirviéndolo de diversas maneras.
Mientras lo hacía, cantaba en forma constante y entusiasta el santo nombre de Śrī Rāmacandra.
Viajando de esta manera, eventualmente llegaron a Purī y se encontraron con Śrī Caitanya Mahāprabhu. En señal de humildad, Raghunātha Bhaṭṭa cayó de inmediato a Sus pies de loto. Cuando se levantó, el Señor lo abrazó, sabiendo bien quién era. Śrī Caitanya preguntó entonces por Tāpān Miśra y Candraśekhara, y Raghunātha Bhaṭṭa le aseguró que estaban bien.
“Es bueno que hayas venido a Purī”, le dijo Caitanya a Raghunātha Bhaṭṭa.
“Ahora ve al templo a ver al Señor Jagannātha, el de los ojos de loto. Luego puedes regresar, y almorzaremos juntos”. Después de esto, Śrī Caitanya lo presento a todos los devotos, encabezados por Svarūpa Dāmodara, quienes hicieron arreglos para alojar al Gosvāmī. (10)
Diariamente, Śrī Caitanya le mostró misericordia especial a Raghunātha Bhaṭṭa, almorzando con él, permitiéndole que Le hiciera servicio personal, y enseñándole las verdades eternas de la literatura védica. Como Raghunātha Bhaṭṭa cocinaba a menudo para Śrī Caitanya, el Gosvāmī se volvió un cocinero experto. De hecho, se dice que todas sus preparaciones sabían a néctar. Śrī Caitanya apreciaba especialmente la cocina de Raghunātha Bhaṭṭa, y, aunque el Señor era en general selectivo en Sus hábitos alimenticios, solía comer todo lo que el Gosvāmī preparaba para Él. Y después de que Śrī Caitanya comía hasta saciarse, Raghunātha Bhaṭṭa solía comer cualquier cosa que quedara en el plato de su Señor. De este modo, Raghunātha Bhaṭṭa mostró al mundo cómo se puede lograr un gran adelanto espiritual sirviendo a las almas exaltadas y comiendo sus remanentes.
Después de ocho meses, Śrī Caitanya instruyó a Raghunātha Bhaṭṭa para que regresara a sus casa y que, en Benares, sirviera fielmente a sus ancianos padres. Al ver el adelanto y la proclividad hacia la renunciación de Raghunātha, el Señor le pidió que no se casara, ya que el matrimonio simplemente lo distraería de su meta.
Adicionalmente, Śrī Caitanya le dijo que estudiara el Śrīmad-Bhāgavatam bajo la guía de un vaiṣṇava puro que hubiese alcanzado la perfección del amor por Dios. Mientras instruía a Raghunātha Bhaṭṭa, Śrī Caitanya se sacó Sus propias cuentas del cuello y las colocó amorosamente en torno al cuello de Raghunātha Bhaṭṭa. Entonces le dijo: “Un día puedes regresar a Purī”. Entonces abrazó a Raghunātha Bhaṭṭa, quien se puso a llorar. (11)
Retornando a Benares, Raghunātha Bhaṭṭa llevó a cabo las órdenes de Śrī Caitanya, sirviendo fielmente a sus padres vaiṣṇavas. Y por oír el Śrīmad-Bhāgavatam de labios de un alma autorrealizada (cuya identidad se desconoce), Raghunātha Bhaṭṭa se volvió muy pronto un maestro en su recitación. De hecho, el servicio de sus padres y la absorción en el Bhāgavatam se convirtieron en la vida y el alma de Raghunātha Bhaṭṭa durante cuatro años, hasta el día en que sus padres dejaron este mundo. Ya sin familia que lo retuviera en Benares, regresó a Purī, intentando una vez más absorberse plenamente en los pies de loto de Śrī Caitanya Mahāprabhu.
Como sucedió anteriormente, Raghunātha Bhaṭṭa sirvió a Śrī Caitanya durante ocho meses; pero cuando este período hubo transcurrido, una vez más fue enviado lejos de la asociación del Señor. Esta vez, sin embargo, se le encargó la misión de su vida: “Mi querido Raghunātha”, le dijo Śrī Caitanya, “ve a Vṛndāvana, sigue Mis instrucciones y ponte bajo el cuidado de Rūpa y Sanātana Gosvāmī. En Vṛndāvana deberás cantar el mahā-mantra Hare Kṛṣṇa y leer el Śrīmad-Bhāgavatam continuamente. De este modo, Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, te otorgará rápidamente Su misericordia”. (12)
Después de decir esto, Śrī Caitanya abrazó a Raghunātha Bhaṭṭa y, por la misericordia del Señor, Raghunātha Bhaṭṭa quedó inundado de amor extático por Kṛṣṇa. Luego, Śrī Caitanya le dio a Raghunātha Bhaṭṭa algunas nueces de betel, y una enorme guirnalda de hojas de tulasī que había sido usada por el Señor Jagannātha.
Raghunātha Bhaṭṭa conservó estos sagrados artículos y los adoró como remanentes de Śrī Caitanya.
Con el permiso de Śrī Caitanya, Raghunātha Bhaṭṭa partió entonces de Jagannātha Purī y procedió hacia Vṛndāvana. Cuando llegó allí, se puso bajo el cuidado de Rūpa y Sanātana Gosvāmī, quienes quedaron muy complacidos con su comportamiento ejemplar. Pronto, Raghunātha Bhaṭṭa se refugió plenamente en la Deidad de Govindadeva de Rūpa Gosvāmī, e hizo que varios discípulos acaudalados construyeran un magnífico templo en honor de Govinda. El propio Raghunātha preparó diversos ornamentos para la Deidad, incluyendo una flauta y un juego de aretes con forma de tiburones. Además, Raghunātha Bhaṭṭa se hizo rápidamente querido por todos los habitantes de Vṛndāvana gracias a su inspirada recitación del Bhāgavatam.
Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī solía cantar los complicados versos del Bhāgavatam en tres o cuatro diferentes melodías. En otras ocasiones, recitaba el mahā-mantra Hare Kṛṣṇa. Él y sus oyentes desfallecían de amor por Dios cada vez que recitaba.
A veces, sin embargo, el canto se detenía abruptamente en especial cuando Raghunātha Bhaṭṭa, en estado de trance, comenzaba a exhibir síntomas extáticos. Los devotos se maravillaban ante tales manifestaciones -lágrimas, temblores y balbuceos de la voz-. Los vellos del cuerpo de Raghunātha Bhaṭṭa solían erizarse, y se desmayaba mientras experimentaba la intensidad de emociones trascendentales.
Puesto que Raghunātha Bhaṭṭa se le conocía principalmente por su hermosa recitación del Śrīmad-Bhāgavatam, el resto de este capítulo estará dedicado a exponer la naturaleza única de esa gigantesca escritura de 18.000 versos. El Bhāgavatam se divide en doce cantos, cada uno representativo de una parte del cuerpo del Señor. Los dos primeros cantos son como Sus dos pies de loto; los cantos tercero y cuarto se asemejan a Sus muslos; el quinto canto representa Su cintura; el sexto, Su pecho; el séptimo y el octavo son Sus dos fuertes brazos; el noveno es Su cuello; el especial décimo canto, que describen los pasatiempos íntimos de Kṛṣṇa, se asemeja a Su rostro sonriente; el undécimo canto es Su frente, y el duodécimo es Su corona.
Obra vasta y enciclopédica, el Bhāgavatam pasa revista a un amplio espectro de conocimientos en metafísica, ontología, cosmología, estratificación social, ciencias políticas y sicología. Ralph Waldo Emerson, el trascendentalista norteamericano del siglo XlX, exaltó cierta vez el Bhāgavatam como un libro que debía leerse “de rodillas”.
De acuerdo con la tradición vaiṣṇava, el Bhāgavatam es la esencia de toda la sabiduría védica. (13) Esto no es poca pretensión. Los eruditos han equiparado la literatura védica a un diccionario no resumido, mientras que las otras escrituras pueden compararse a diccionarios de bolsillo. La literatura védica proporciona la misma información que se encuentra en esos otros libros sagrados, pero lo hace con muchos más detalles. Existen literalmente miles y miles de textos védicos, y éstos responden las interrogantes más profundas que conozca el hombre. Así, decir que el Bhāgavatam es la crema de esta literatura equivale a decir que es la obra teológica más importante de todos los tiempos, y los gauḍīyā vaiṣṇavas lo aceptan como tal.
El proceso espiritual de cristalización que condujo a la grandeza del Bhāgavatam es instructivo. Hace poco más o menos cinco mil años, Śrīla Vyāsadeva (una encarnación de Kṛṣṇa a quien se encargó especialmente compilar la literatura védica) puso por escrito la sabiduría eterna de los Vedas. Después de esto, él resumió la vasta gama de escrituras védicas en una obra conocida como el Vedānta-sūtra. Según cuenta la historia, Vyāsa se hallaba abatido. Sentía que en toda su compilación de la literatura védica, había omitido referencias a la Verdad Absoluta. Así se lo confirmó su maestro espiritual, Nārada Muni, quien le dijo que para quedar satisfecho tenía que describir el nombre, la fama, la forma, las cualidades y los pasatiempos de Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios. Ello constituiría la cumbre de la erudición védica.
Siguiendo las órdenes de su guru, Vyāsadeva compiló el Śrīmad-Bhāgavatam, el fruto maduro del árbol védico del conocimiento, como comentario natural al Vedānta-sūtra.
Es interesante el hecho de que el Bhāgavatam sostenga en sus primeras páginas su propia singularidad: dharmaḥ projjhita-kaitavo `tra, “Toda supuesta religiosidad cubierta por intenciones fruitivas es aquí rechazada por completo” (SB 1.1.2). Las intenciones fruitivas toman la forma de kāma (complacencia de los sentidos burdos y sutiles), artha (desarrollo económico), dharma (religiosidad mundana o sectaria), e incluso mokṣa (liberación).
Estas cuatro metas son descritas como prácticas materialistas, y contaminan todo intento de religión verdadera. La fuerza motivadora detrás de cada una de ellas es el incremento de la satisfacción sensual. Por ejemplo, puede que un hombre ordinario practique la religiosidad (dharma) debido a que en realidad busca la riqueza (artha). Comprendiendo que hay un Controlador Supremo, él busca suplicarle a su “dios” y, de este modo, alcanza su meta. Esta práctica por cierto es a menudo engañosa y una persona absorta en este tipo de religiosidad motivada se cree equivocadamente un serio practicante de la vida espiritual.
Al reflexionar, sin embargo, se torna evidente que tal religioso es en realidad un materialista, ya que toda su práctica está dirigida hacia el fin equivocado: la adquisición de riquezas. ¿Para qué quiere riquezas? En aras de kama, o complacencia de los sentidos, una meta que es directamente contraria a los principios religiosos.
Más aun, cuando alguien se cansa de toda este asunto, busca mokṣa, o liberación.
Desafortunadamente, la verdadera liberación no podría estar más alejada de un individuo tan engañado, ya que ha errado por completo el propósito de la práctica espiritual.
Aunque muchos sean presa de esta mentalidad, el Bhāgavatam exhorta a sus lectores a ir más allá de esta situación y más allá de las ilusiones materiales que atrapan incluso a los bien intencionados. El estudiante del Bhāgavatam debe abandonar a todas las metas mundanas y esforzarse por lograr una pureza total. Si uno desea una meta inferior, debe acercarse a una escritura inferior. El Bhāgavatam es para aquellos que son serios en lo que se refiere a la meta última de la vida: el amor por Dios.
Para comprender el Śrīmad-Bhāgavatam a cabalidad, es oportuno conocer algunos antecedentes históricos. Aunque Vyāsadeva dio forma a los códigos sánscritos con lo que hoy estamos familiarizados, el conocimiento original del Bhāgavatam es primordial. De acuerdo con el propio Bhāgavatam, inicialmente fue revelado directamente por Dios al Señor Brahmā, el primer ser creado. Brahma transmitió la esencia de este conocimiento a Nārada, y Nārada lo transmitió a Vyāsa.
Sin embargo, hace más o menos cinco mil años, hubo tres subsiguientes revelaciones en las que el Bhāgavatam se hizo aun más dulce y la historia de estas revelaciones las describe el propio Vyāsadeva.
En resumen, la primera de estas revelaciones del Bhāgavatam fue hecha en Badarikāśram, donde Śrīla Vyāsadeva, el compilador del Bhāgavatam, fue el orador y Su hijo, Śukadeva Gosvāmī fue el orador. Él aumentó aquello que había oído de labios de su padre, haciendo el Bhāgavatam aun más sabroso a su estudiante, Mahārāja Parīkṣit y para los miles que congregaron para escucharlo.
Finalmente, la tercera revelación tuvo lugar en el bosque de Naimiṣāraṇya (a orillas del Gomatī en la moderna Nimsar, Uttar Prades). Allí, 60.000 sabios, encabezados por un santo de nombre Śrī Śaunaka Ṛṣi, se reunieron en asamblea y ejecutaron sacrificios por espacio de mil años. Esto lo hicieron con el fin de adquirir la apropiada conciencia necesaria para comprender el Śrīmad-Bhāgavatam.
Puesto que todo esto tuvo lugar miles de años atrás, la larga duración de vida requerida para ejecutar un sacrificio de mil años no era imposible. De acuerdo con la literatura dejada por muchas culturas antiguas, en una época el hombre tuvo una longevidad más extensa. Incluso en la Biblia, se describe que Adán vivió 905 años; y así sucesivamente, hasta Matusalén, quien vivió 969 años, la más larga duración de vida registrada en la Biblia. Después del diluvio, la gente vivió durante períodos mucho más cortos. Abraham, por ejemplo, vivió sólo 175 años. Se puede dudar de esta tradicional información bíblica, como se puede dudar de la información brindada en el Bhāgavatam, pero, en forma realista, no puede negarse la posibilidad de duraciones de vida más largas que aquellas a las que estamos acostumbrados. Hay insectos que viven apenas unos instantes según nuestros cálculos. ¿Por qué no va a ser posible que vivamos apenas unos instantes de acuerdo con los cálculos de seres superiores? El tiempo es relativo.
Mas, para los 60.000 sabios encabezados por Śrī Śaunaka Ṛṣi, el tiempo estaba consagrado a la búsqueda espiritual. De este modo, al cabo de mil años de elaborados sacrificios védicos, ellos se convirtieron en estudiantes de Śrī Sūta, quien fue un receptor de la segunda revelación ya mencionada, aquella en la cual Mahārāja Parīkṣit oyó el Bhāgavatam de labios de Śukadeva Gosvāmī. Aunque éstas son las tres primeras ocasiones en que fue revelado el Bhāgavatam, éste siguió transmitiéndose en sucesión discipular de maestro a discípulo. De esta manera, el Bhāgavatam se hizo cada vez más concentrado, tal como la melaza se hace cada vez más espesa y se convierte en azúcar cande. Para la época de Caitanya Mahāprabhu y de los Seis Gosvāmīs, las verdades íntimas del Bhāgavatam habían estallado como un volcán del más refinado néctar. La última revelación se puede ver en la traducción y comentario de Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Svāmī Prabhupāda, quien juiciosamente extrae el dulce néctar del Bhāgavatam y lo pone a disposición de la sedienta población de la actual era impía.
Habiendo ya comprendido algo de la historia del Bhāgavatam y del modo en que fue trasmitido en sucesión discipular, será útil hacer un repaso de su contenido. Esto nos permitirá saber por qué razón los Seis Gosvāmīs, y en especial Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī, lo escogieron como su escritura fundamental y por qué esta obra en particular es suficiente para llevar tanto a sus oradores como a sus oyentes al estado más elevado de perfección espiritual.
Aparte de tratar sambandha (la relación del alma individual con Dios y con este mundo material), abhideya (el proceso mediante el cual uno puede lograr establecer una relación perfecta con Dios, y liberarse de del condicionamiento material) y prayojana (la meta del proceso: amor puro por Dios) con gran detalle, el Bhāgavatam se ocupa de diez temas básicos:
(1) Sarga: La primera creación de Dios y la manifestación de los cinco elementos burdos, los cinco objetos de percepción de los sentidos, los diez sentidos, la mente, la inteligencia, el ego falso y la energía material total (o Forma Universal). Abundan la información y los detalles.
(2) Visarga: La creación secundaria, o la obra de Brahmā, el primer ser creado.
Descripciones elaboradas del lugar de Brahmā en la creación y de cómo manifiesta cuerpos tanto móviles como inmóviles de acuerdo con la voluntad de Kṛṣṇa.
(3) Sthāna: La manera en que el Señor mantiene el universo mediante Sus múltiples potencias. Se describe la energía de Dios así como la metodología exacta por la cual ellas lo asisten específicamente en los asuntos universales.
(4) Poṣaṇa: La posición especial de los devotos del Señor. Cómo manifiestan el propósito de Kṛṣṇa en este mundo, y cómo Kṛṣṇa les reciproca.
(5) Uti: El impulso creativo, o la causa de todas las invenciones, se explica de acuerdo con las necesidades de tiempo, espacio, y objeto. Asímismo, se discuten en detalle los conceptos de tiempo y espacio, no sólo como se aplican a nuestros sistema planetario, sino también a otros.
(6) Manvantara: Los principios regulativos de los seres vivientes. Estos son asignados de acuerdo a especie, naturaleza, cualidades y trabajo.
(7) Īśānukathā: Información explícita sobre la Personalidad de Dios, Sus encarnaciones, e interacciones con Sus devotos. También se explican los pasatiempos del Señor en Su reino espiritual. Esta información no se encuentra en ninguna literatura religiosa occidental.
(8) Niridha: La disolución de todas las energías empleadas en la creación. Se describen detalles de las potencias de Dios, con especial atención a la ontología y la teología.
(9) Mukti: Se describen diversas clases de liberación. Estas van desde la cesación del sufrimiento material hasta la perfección en el amor por Dios.
(10) Āśraya: El Fin Último. La Trascendencia. El Summum Boum. Aquel de quien todo emana es descrito a cabalidad. Las actividades de Kṛṣṇa son las joyas de la corona del Bhāgavatam.
En el Segundo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam, hay un resumen del contenido esencial del Bhāgavatam. El Señor Brahmā le hizo a Śrī Kṛṣṇa cuatro preguntas, y Kṛṣṇa las contestó con lo que eventualmente vino a conocerse como los cuatro versos originales del Bhāgavatam. Brahmā preguntó: (1) ¿Cuáles son las formas del Señor, tanto en la materia como en la trascendencia? (2) ¿Cómo actúan las diferentes energías del Señor? (3) ¿Cómo manipula el Señor Sus diferentes energías? y (4) ¿Cómo ha de instruirse a Brahmā para que lleve a cabo la tarea que se le ha confiado?
A manera de preámbulo a Su respuesta, la Personalidad de Dios dijo: “El conocimiento acerca de Mí, tal como se encuentra descrito en las Escrituras, es muy confidencial, y tiene que ser comprendido conjuntamente con el servicio devocional. Yo estoy explicando los enseres necesarios para ese proceso. Debes entenderlo cuidadosamente”.
“Todo Yo”, continuó Śrī Kṛṣṇa, “es decir, Mi verdadera forma eterna y Mi existencia, color, cualidades y actividades transcendentales, que todo se despierte en ti a través de la comprensión verdadera, debido a Mi misericordia sin causa”. Con esta introducción, Brahmā estaba preparado para oír los cuatro versos resumidos del Bhāgavatam: (1. SB 2.9.33) “Brahmā, soy Yo, la Personalidad de Dios, quien existía antes de la creación, cuando no había nada además de Mí. Tampoco existía la naturaleza material, la causa de esta creación. También soy Yo, la Personalidad de Dios, eso que ves ahora, y también seré Yo, la Personalidad de Dios, lo que permanezca después de la aniquilación. (2. SB 2.9.34) ¡Oh Brahmā!, todo lo que parece ser de algún valor, si no se encuentra relacionado conmigo no tiene realidad. Ello has de considerarlo Mi energía ilusoria, que es ese reflejo que parece estar en la oscuridad. (3. SB 2.9.35) ¡Oh Brahmā!, por favor sabed que los elementos del universo entran en el cosmos y al mismo tiempo no entran en él; de modo similar, Yo Mismo existo también dentro de todo lo creado, y al mismo tiempo me encuentro fuera de todo. (4. SB 2.9.36) Una persona que está buscando a la Suprema Verdad Absoluta, la Personalidad de Dios, debe sin duda buscarla hasta este punto, en toda circunstancia, en todo espacio y tiempo, y tanto directa como indirectamente”. (15) Todos los secretos del Bhāgavatam, al menos en forma embrionaria, están contenidos en estos versos resumidos.
Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Svāmī Prabhupāda comenta acerca de los cuatro versos resumidos:
A partir de estos versos se pueden entender las actividades misioneras del Señor Caitanya.
El Śrīmad-Bhāgavatam tiene 18.000 versos, que se resumen en los cuatro versos que comienzan con ahaṁ evāsam evāgre (texto 33) y que concluyen con yat syāt sarvatra sarvadā (texto 36). En el primero de esos versos (33) se explíca la naturaleza trascendental del señor Kṛṣṇa, la suprema personalidad de Dios. El segundo verso, (34) explíca además que el Señor está desprendido del funcionamiento de la energía material, māyā. Las entidades vivientes, como partes integrales del Señor, son susceptibles de ser controladas por la energía externa, porque aunque son espirituales, en el mundo material están encerradas en cuerpos de energía material. En ese verso se explica la relación eterna en que las entidades vivientes tienen con el Señor supremo. El siguiente verso (35) instruye que la Suprema Personalidad de Dios, mediante Sus energías inconcebibles, es simultáneamente idéntico y diferente a las entidades vivientes y la energía material. Ese conocimiento se denomina acintya-bhedābheda. Cuando una entidad viviente individual se entrega al Señor Kṛṣṇa, puede entonces manifestar un amor trascendental y natural por el Señor. Ese proceso de entrega debe constituir la principal preocupación de un ser humano. El siguiente verso (36) se dice que, en fin de cuentas, el alma condicionada debe acercarse a un maestro espiritual genuino y tratar de entender perfectamente el mundo material y el espiritual, y su propia posición existencial. Aquí las palabras anvaya-vyatirekābhyāṁ, “directa e indirectamente”, indican que uno debe aprender el proceso del servicio devocional en sus dos aspectos: uno debe ejecutar directamente el proceso de servicio devocional, e indirectamente, evitar los impedimentos al proceso. (16) Los misterios del Śrīmad-Bhāgavatam no pueden entenderse sin la guía de un maestro espiritual perteneciente a la sucesión discipular, y por consiguiente Caitanya Mahāprabhu instruyó inicialmente a Raghunātha Bhaṭṭa para que lo estudiara de ese modo. Habiendo estudiado el Bhāgavatam apropiadamente. Raghunātha Bhaṭṭa llegó a considerarlo como su vida y alma, y ello afectó todo su ser. Cuando recitaba u oía hablar de la belleza y dulzura de Kṛṣṇa, quedaba sobrecogido de amor extático y se volvía indiferente a todo lo demás. Raghunātha Bhaṭṭa nunca hablaba de temas mundanos, ni tampoco los escuchaba. Estaba divinamente intoxicado, oyendo y hablando, de día y de noche acerca de Kṛṣṇa.
Sin embargo, él no descuidaba su entorno. Antes bien, encontrándose totalmente absorto en Kṛṣṇa, la fuente de todo el veía todo con la debida perspectiva: en su relación con Kṛṣṇa. En consecuencia, el amor de Raghunātha Bhaṭṭa lo abarcaba todo, pues amaba a Kṛṣṇa y a todo lo relacionado con Kṛṣṇa. Esta es la perspectiva de un santo genuino, y debería ser adoptado por el estudiante serio del Śrīmad-Bhāgavatam. Esta sublime escritura tiene la peculiar cualidad de saturar de amor por Dios a sus recitadores y oyentes; tal es la naturaleza única del Śrīmad-Bhāgavatam. Aconsejamos, a todos nuestros lectores, seguir los pasos de Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī sumergiéndose en sus páginas.

NOTAS
1. De acuerdo con el Gaura-gaṇoddeśa-dīpika, op. cit., texto 185, p112, Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī es una encarnación de Raga-mañjarī.

2. S. K. De, Early History of the Vaiṣṇava Faith and movement in Bengal (Historia temprana de la fe y el movimiento vaiṣṇavas en Bengala) (Calcuta, Firma KLM, reimpresión, 1986). p. 165

3. Murāri Gupta, Kadcha 4, 1, 14-17

4. Govardhana Dās, (en bengalí) Śrī Śrī Vrāja Dhāma o sri gosvāmī gana (Calcuta, Pancanan Cattopadhyaya, 1961). Parte 123, p. 5.

5. Ibid.

6. Caitanya-caritāmṛta, op. cit., Antya-līlā 4, Cap. 13. pp. 119-183

7. Ibid

8. Ibid

9. Ibid

10. Ibid

11. Ibi

12. Ibid

13. Su divina Gracia A, C. Bhaktivedanta Svāmī Prabhupāda (trad,). Śrīmad Bhāgavatam (Los Angeles, Bhaktivedanta book Trust, 1972). Primer Canto, Vol. 1, texto 2, pp. 52-3, significado.

14. Caitanya-caritāmṛta, op. cit., Adi-līlā 1, Cap. 2, textos 91-2, pp. 145-6, significado.

15. Śrīmad Bhāgavatam, op. cit., Segundo Canto, Vol. 2. Cap. 9, textos 31-6, pp. 175-196.

16. Caitanya-caritāmṛta, op. cit., Adi-līlā 1, Cap. 1, texto 56, p. 58, significado.