65. El dominio del idioma inglés de Śrīla Prabhupāda



Śrīla Prabhupāda Uvāca 65
Inglés magistral de Śrīla Prabhupāda

Hay muchas ocasiones en que Śrīla Prabhupāda tomaba el idioma inglés y lo adaptaba para adecuarlo a sus necesidades, usualmente con resultados cómicos. Algunas las he mencionado anteriormente. Cuando estuvo en Hawai, en el paseo matinal, solía mirar al mar y por un momento a los surfistas. El los llamaba “sufrientes”. (Juego de palabras -”surfer” -”sufferer” -N. de la T.)

En los EE.UU, cuando hablaba de la forma de gobierno democrático, en vez de llamarla democracia, usaba la palabra “demon-cracia”. Estando los primeros tiempos con Śrīla Prabhupāda, a veces sonaba su campanilla y al entrar yo en su habitación, diría, “¿Dónde está punditji?”. Era un término cariñoso para su editor en sánscrito. Con el transcurso de los meses, su editor en sánscrito no estuvo siempre disponible. Śrīla Prabhupāda me llamaba a su habitación, diciendo, “¿Dónde está banditji?”.

En Delhi, Brahmananda dāsa y yo, estábamos sentados en las habitaciones de Śrīla Prabhupāda. Yo secaba el piso al lado de su pote de arcilla porque el agua se estaba derramando y lo mojaba. Brahmananda dijo, “Śrīla Prabhupāda, el agua se está derramando un poquito”. Śrīla Prabhupāda dijo, “Sí, creo que le dicen filtración, ¿es correcto, Brahmananda?”. El dijo, “En realidad no lo sé, Śrīla Prabhupāda”. Pensé que esa descripción se aproximaba pero que no era exacta. Habíamos sido criados oyendo el término a diario, porque nuestros padres bebían café que era colado en un filtro. Brahmananda, un especializado en inglés, buscó la palabra en el diccionario y descubrió que la descripción de Śrīla Prabhupāda había sido exacta.

Uno de mis términos particulares favoritos ocurrió durante un masaje nocturno en Nueva Dvārakā. El estaba yaciendo de espaldas sobre su cama. Yo me hallaba arrodillado en el piso, cerca de su cama, masajeando sus piernas. En un momento dado me miró y sonriendo señaló sus pies, diciendo, “Mis dedos”. Me confundí y me arrodillé allí, sin moverme por unos segundos. Volvió a señalar los dedos de sus pies. Había una gran sonrisa en su cara y dijo, “Mis dedos, masajea mis dedos”. Finalmente entendí lo que quería decir y dije, “¡Oh! Sus dedos. Quiere que dé masajes a sus dedos”. Aún sonriendo ampliamente, dijo, “¡Sí! Mis dedos. Hazlo en mis dedos”. Esta misma conversación ocurrió tres veces más en el futuro, durante el masaje nocturno. Cada vez que Śrīla Prabhupāda lo propuso, fui tomado de sorpresa y me confundía por un instante. Fue increíblemente dulce.

A veces, durante el masaje nocturno, Śrīla Prabhupāda entraba en samādhi. Me asustaba un poco porque una vez me había ordenado, “Tú masajea hasta que yo me canse, no hasta que tú te canses”. Esto sucedió durante el masaje de la mañana. Comencé a trasladarme de una a otra parte de su cuerpo, sin que él me lo tuviera que indicar. Dejó que sucediera durante unos días antes de reprenderme por mi pereza. De todos modos, a la noche era posible darle masajes por horas, sin que él dijera nada. Cerraba sus ojos. Tras un tiempo yo restregaba un poco más fuerte con la esperanza de que él lo notara, que yo aún estaba allí. Otras veces me decía, “¿Estás cansado?”. Yo siempre decía, “Oh, no, Prabhupāda”. Hubo ocasiones en que di cabezazos mientras lo masajeaba.

A veces Śrīla Prabhupāda cerraba sus ojos mientras yo le daba masajes a sus pies. Cuando esto sucedía, yo colocaba mi cabeza en la base de esos hermosos pies de loto. Siempre ansiaba hacerlo. No me bastaba con dar masajes a sus pies todos los días. Necesitaba más. El masaje solía terminar con la dulce voz de Śrīla Prabhupāda diciendo, “Está bien, es suficiente”. Ahora había más néctar. Yo observaba mientras él se sentaba asiendo sus cobertores y colocaba su cabeza con un solo movimiento en la almohada, a la vez que se tapaba la cabeza con las cobijas. No puedo hacerle justicia tratando de describirlo, pero era algo muy querido de observar. Otras veces decía, “Odio descansar, es una completa pérdida de tiempo. Quisiera nunca tener que descansar. Simplemente estoy desperdiciando mi tiempo”.

Śrīla Prabhupāda, perdone mi conducta ofensiva al pensar que había algo que usted no sabía o entendía. Finalmente he realizado que usted me estaba enseñando, con sus amables lecciones. Si usted dice que los dedos de sus pies son dedos (como los de las manos), lo son. Gracias por permitirme masajear sus 20 dedos.

Nota del traductor: En inglés, los dedos del pié son llamados “toes” y los de la mano, “fingers”.