Śrīla Prabhupāda Uvāca 70
Abril
de 1973, Zurich, Suiza
Mientras
estuvimos aquí por un par de días, en una tierra famosa por sus relojes de
calidad, Śyāmasundara le presentó a Śrīla Prabhupāda lo último en tecnología de
relojes pulsera, uno de los primeros relojes digitales. Parecía muy moderno. Su
cuadrante redondo era completamente negro, excepto por los breves segundos en
que se presionaba un botoncillo al costado. En ese momento, el exhibidor
digital rojo aparecía en la ventanita, y mostraba la hora exacta. Era toda una
novedad. Śrīla Prabhupāda se lo puso indiferente. Su secretario le enseñó como
usarlo. Le explicó que para ver la hora se debía presionar el botón al costado
del reloj con la mano derecha y luego se veía la hora en el cuadrante. A Śrīla Prabhupāda
no le llevó mucho tiempo hacer su evaluación de lo último en tecnología. Dijo, “De
modo que ahora se necesitan dos manos para ver la hora, en vez de una”.
Agosto de
1974; Vṛndāvana, India;
Sede: Kṛṣṇa
Balarāma Mandira
Me reuní
con Śrīla Prabhupāda el 24 de Julio, luego de haber estado afuera por siete
meses. En ese tiempo me casé y aumenté mis posesiones. Traje una de mis
recientes adquisiciones a la
India. Era una afeitadora eléctrica. Mientras daba la clase
del Śrīmad-Bhāgavatam una mañana, Śrīla
Prabhupāda comenzó a hablar sobre el ugra
karma. Él dijo, “Uno se puede afeitar muy simplemente con una navaja. No
hay problema, pero ahora se ha vuelto complicado. Se debe usar electricidad.
Hay ruido, y cuando se rompe, no se pueden afeitar. Por tratar de resolver un
pequeño problema, se crean muchos otros problemas”. Él nunca me dijo nada
directamente, pero sé que se refería al hecho que yo me había estado afeitando
en mi habitación de sirviente hacía solo una hora antes, y eso lo había
perturbado.
Noviembre
de 1974; Bombay
Sede:
ISKCON Juhu
Han pasado
cuatro meses y he aprendido muy poco. Śrīla Prabhupāda sonó su campanilla.
Corrí desde la cocina donde estaba ocupado preparando jugo de vegetales frescos
para mí con una juguera que Pālikā devī me había conseguido. Dijo enojado, “¿Qué
es todo ese ruido?”. Yo respondí nervioso, “Es una juguera, Śrīla Prabhupāda.
Comencé a beber jugos frescos porque me ha costado un poco mantenerme sano en la India. Pensé que
bebiendo jugo fresco estaría mejor”. Él no parecía muy simpático. Dijo, “Demasiado
ruido. No me puedo concentrar. ¿Porqué hace falta crear semejante molestia?”.
Estuve de acuerdo en que era una tontería y que dejaría de usarla. Pasó otra
hora hasta que Śrīla Prabhupāda sonó su campanilla. Me dirigí a su sala de
estar pensando en el incidente ocurrido. Me miró compasivamente y dijo, “Bueno,
si estos jugos frescos te ayudan a mantenerte sano, entonces está bien que
continúes. Es importante que estés sano para poder hacer tu servicio. No
importa”.
Una vez
más me sentí abrumado de gozo, al saber cuánto se preocupaba por mí. Hoy me
siento avergonzado. Es muy sabido que la manera de mantenerse sano en India es
cocinar los propios vegetales y pelar las propias frutas antes de comer, para
evitar todo tipo de microbios. Śrīla Prabhupāda, usted toleró mi necedad. Más
que eso, usted me mantuvo a su lado, aunque yo creaba molestias con mis
máquinas. Por favor, perdóneme por mis tonterías.
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