Śrīla Prabhupāda Uvāca 75
19
de Julio de 1971; Brooklyn, NY, E.U.A.;
ISKCON,
Nueva York
Me mudé al
Templo de Pittsburgh en Abril de 1971. En Julio, Kīrtanānanda Mahārāja nos
llevó a algunos de nosotros al templo de Brooklyn, para la primera iniciación.
Sobra decir que todos estábamos muy excitados. Cuando entramos a la sala del
templo como sirvientes de Mahārāja, pude estar muy cerca de la vyāsāsana de Śrīla Prabhupāda durante la
clase. El 19 de Julio de 1971 es la fecha en que vi por primera vez a mi
maestro espiritual eterno. Fue un momento que nunca olvidaré. Su refulgencia
era extraordinaria.- Mis ojos seguían cada movimiento suyo. El kīrtana fue extático. Para el momento en
que el canto cesó, la temperatura de la sala del templo debió haber subido al
menos a 100 ºF .
Centenares
de devotos apretados en la sala del templo, todos tratando de acercarse lo más
posible a Śrīla Prabhupāda. Todos a una, nos hincamos sobre nuestras rodillas
para ofrecer reverencias. Esto atestó aún más la sala de lo que ya estaba.
Comencé a incorporarme antes que el devoto que estaba detrás de mí, y
accidentalmente coloqué mi trasero sobre su cabeza. Eso lo sorprendió mucho y
se levantó muy rápidamente, lo cual me empujó hacia adelante con gran fuerza,
justo al lado de la vyāsāsana de Śrīla
Prabhupāda. Mis manos y cabeza aterrizaron directamente en su costado derecho.
Él se dio vuelta y me miró sorprendido, y dijo, “¿Cuál es el problema?”. Me
encogí en el piso, incapaz de decir nada.
En una
ocasión, Śrīla Prabhupāda se hallaba en un vuelo corto, un 747, desde el JFK.
Dado que era una máquina ancha, la mayor parte de los devotos compró boletos
que los ubicaban en la misma hilera que Śrīla Prabhupāda, quien estaba sentado
al lado de la ventanilla, conmigo a su lado. Serían unos 10 devotos sentados en
la misma hilera. Todos querían tener la oportunidad de sentarse tan cerca de su
guru como fuera posible. A medida que
el vuelo avanzó, lamentablemente, algunos de sus discípulos comenzaron a
cabecear. Qué vista. Se podía ver la isla a través, y las cabezas rapadas
moviéndose de arriba hacia abajo, parecido a los muñequitos que ponen en la
ventanilla trasera de los automóviles.
Śrīla Prabhupāda
no estaba sorprendido por la exhibición y me lo hizo saber. Expresó, “Te das
cuenta, hay cientos de personas en el avión y todos están bien despiertos,
excepto los devotos. Ellos están en māyā,
durmiendo. Todos los demás están despiertos. ¿Porqué no pueden quedarse
despiertos?”. Toda vez que Prabhupāda se dirigía a mí de ese modo, yo me
quedaba callado. Temía decir algo equivocado, algo que podría perturbarlo aún
más. No podía pensar en ninguna buena razón, de modo que me quedé allí sentado,
sin decir una palabra. El dijo, “Mis discípulos son peores que los karmīs. Ellos no pueden quedarse
despiertos, te das cuenta, todos los demás pueden”. Luego, dijo la frase que me
había dicho la primera vez que me conoció. “¿Cuál es el problema?”. Yo solo
pude responder con, “No lo sé, Śrīla Prabhupāda”. Una cosa es segura. Yo no
dormí en ese vuelo.
Śrīla Prabhupāda,
le he oído decir tantas veces esas palabras, “¿Cuál es el problema?”. Es una
frase que usted sabía no podíamos replicar, porque usted había asumido
misericordiosamente todos los problemas de este proceso. Usted dio todas las
respuestas diciendo, “Este proceso es muy simple. Tan solo cantar Hare Kṛṣṇa
y ser felices”. Docenas de veces le oí a usted decir, “Si cantan dieciséis rondas
y siguen los cuatro principios regulativos, al final de esta vida irán de
vuelta a casa, de vuelta con Dios”.
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