Śrīla Prabhupāda Uvāca 76
Junio
de 1973; Māyāpur, India;
Māyāpur
Candrodaya Mandir
El otro
día, Śrīla Prabhupāda reprendió a su editor en Sánscrito, Pradyumna prabhu, por
dormir durante el programa de la mañana. Pradyumna, mi devoto favorito del
entorno de Śrīla Prabhupāda, tomó el reto muy en serio. Se decidió a reducir su
comida tomando solo leche caliente, fruta y almendras. Pradyumna dijo que las
almendras eran “alimento para el cerebro”. Él tenía muchos cerebros así como
una memoria fotográfica.
Como se mencionara en un Uvāca previo, cuando estuve en Māyāpur, Śrīla Prabhupāda salía al balcón-terraza mientras sus discípulos tomaban prasādam, para ver lo que estaban comiendo. Disfrutaba mirando a sus hijos tomar el Kṛṣṇa prasādam en completa satisfacción. Yo me sentía muy cuidado por mi padre espiritual. Él parecía complacido por nuestra atracción hacia el Kṛṣṇa prasādam. No le agradó cuando notó que Pradyumna no estaba con nosotros.
Regresó de
vuelta a su habitación y dijo, “¿Porqué tú no estás tomando prasādam con los demás?”. Pradyumna
respondió tranquilo, “No estoy muy hambriento, Śrīla Prabhupāda”. La respuesta
no alcanzaba. Śrīla Prabhupāda dijo, “¿Qué quieres decir? Tú deberías estar
tomando prasādam”. Pradyumna,
sabiendo que su maestro espiritual no estaba satisfecho, dijo, “Bueno, Prabhupāda,
si tomo prasādam, luego me duermo”. Śrīla
Prabhupāda respondió, “Qué le vamos a hacer. Tienes que tomar prasādam, aunque duermas diez horas por
día. ¿Cómo puedes vivir sin tomar prasādam?”.
Hizo una breve pausa y agregó, “Así pues, toma prasādam y duerme. No puedes dejar de tomar prasādam, aunque te duermas todo el día... Debes tomar prasādam. De otro modo, ¿cómo seguirás?”.
Pradyumna prabhu salió de la habitación, ofreció reverencias y tomó prasādam con el resto de nosotros. Yo
estaba feliz de volver a tener su asociación.
Śrīla Prabhupāda
siempre animaba a sus discípulos a reducir al mínimo su comida y sueño, de modo
de avanzar en Conciencia de Kṛṣṇa, mas también nos dijo que usáramos el
sentido común. Muchas veces dijo, “Deben comer tanto como puedan digerir”.
También dijo, “Tomen tanto prasādam
como quieran, pero coman todo lo que tomen. Ni un grano de arroz debe
desperdiciarse”. Era muy estricto en relación a que todos asistieran al
programa de la mañana. Si se necesitaba dormir más, podía hacerse en otras
horas, tal como una siesta después del almuerzo o irse a dormir más temprano a
la noche.
Śrīla Prabhupāda
generalmente tomaba el desayuno justo después de dar clase a la mañana, y el
almuerzo alrededor de la 1.00 p.m. Solía tomar leche caliente antes de ir a
descansar en la noche y si sentía un poco de apetito, yo le preparaba purīs, vegetales o arroz inflado. Cuando
tenía apetito, disfrutaba comiendo, tanto como yo lo hacía alimentándolo.
Algunos de mis días más alegres fueron cuando él tomaba el almuerzo y yo tenía
que correr de un lado a otro, de la cocina a su habitación con un capātī caliente, colocándolo en su plato
cuando aún estaba inflado con el relleno. Ir y volver 5 ó 6 veces en un lapso
de 10 minutos, ofrecer reverencias cada vez que llegaba a su cuerpo
trascendental. Sentado con su rodilla derecha en el aire, él mezclaba
graciosamente el subji con su capātī y saboreaba el prasādam.
Śrīla Prabhupāda,
por favor deme su misericordia. Con gusto dejaría de comer y dormir por
completo, tan solo para enrollar y cocinar capātīs
de nuevo para usted. No hay nada más dulce en los tres mundos que tener un
vislumbre de su inocencia infantil cuando se sentaba a honrar el prasādam. No creo que nadie que lo
observe comer, sea capaz de no morir de amor por usted, excepto un demonio como
yo. Quizás nunca saboree el néctar del amor de Dios, pero ruego por su
misericordia sobre mi alma, poder volver a cocinarle capātīs.
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