Śrīla Prabhupāda Uvāca 78
Diciembre
de 1973; LA., Ca.
ISKCON
Nueva Dvārakā
Ha habido
unos días sumamente fríos, considerando que estamos en Los Ángeles, con bajas
de hasta 40º F. Me brinda la oportunidad de hacer un poco más de servicio para Śrīla
Prabhupāda. Sin importar cuán frío esté, Śrīla Prabhupāda sale a dar su paseo
matinal. Cuando está tan frío, él usa calzoncillos largos y zoquetes. Śrīla Prabhupāda
aprecia que lo ayude a ponérselos en su dormitorio.
Primero,
tomo esta ropa interior térmica larga, por supuesto azafrán, y con Śrīla Prabhupāda
sentado en su cama, con el dhotī y kurta puestos, los paso por encima de
sus pies de loto, un pie a la vez, subiéndolos hasta las rodillas. Mientras aún
está sentado, le pongo zoquetes de color azafrán en esos hermosos y suaves pies
de loto. Luego, Śrīla Prabhupāda se pone de pie y tira de ellos hasta la
cintura, con el dhotī en su lugar. Se
coloca su sweater azafrán, sin mi ayuda y va a su asiento a colocarse el tilaka, diciendo el mantra Gāyatrī.
Si había
alguien más en la habitación, naturalmente también decían el Gāyatrī.
Usualmente no era una buena idea porque Śrīla Prabhupāda siempre terminaba
antes que sus discípulos. El dilema de ellos era tratar de decidir si quedarse
congelados en su pose brahmínica perdiendo a su Guru Mahārāja que salía por la
puerta o apresurarse a ponerse de pie y tratar de conservar a Su Divina Gracia
en su mira. Yo amaba observar esta escena humorística desplegada ante mí.
Aunque parecía que sucedía en todas partes, nunca pude prevenir a mis hermanos
espirituales, especulaba pícaramente que Śrīla Prabhupāda disfrutaba observando
sus miradas desesperadas, tanto como yo lo hacía.
Tras decir
el Gāyatrī, Śrīla Prabhupāda se ponía de pie y yo le ayudaba a colocarse su
abrigo de capucha azafrán. Plumas de pavo real colgaban como borlas de su
cuello. Este abrigo favorito fue confeccionado por Jayaśrī devī en el Templo de
Honolulú, en 1970 y viajó por todo el mundo con Śrīla Prabhupāda, por años. No
me puedo imaginar a nadie excepto Su Divina Gracia, usando ese abrigo. Tenía un
aspecto glorioso en él.
En una
ocasión, cuando viajó a Australia, cometí el error de no llevarlo con nosotros.
No realicé el frío que haría. Śrīla Prabhupāda dijo, “¿Porqué no trajiste mi
abrigo?”. Me quedé allí parado y no dije nada. El estaba tan desconcertado
conmigo que ni siquiera me gritó. Su secretario mandó traer su abrigo en avión.
Tras
abrocharse el saco, Śrīla Prabhupāda se encaminaba a la puerta frontal. Por lo
general, yo tenía preparados sus zapatos y bastón. Al asir su bastón, me
ofrecía su pie derecho, el cual yo deslizaba en su calzado de lona con la ayuda
de un calzador que yo llevaba por todo el mundo. Luego, dando su siguiente
paso, colocaba el otro zapato en su pie, antes de que tocara el piso, todo en
un solo movimiento suave. Su economía de movimientos era sorprendente. Una o
dos veces le permití a un discípulo ansioso que realizara este muy santo
servicio, mas tras observar a Śrīla Prabhupāda molesto por su respeto, decidí
hacerlo yo personalmente.
Las gopīs oran por volverse la flauta de Kṛṣṇa,
siempre en contacto con Sus labios de loto, yo oro por volverme el calzador de Śrīla
Prabhupāda.
Esta breve
meditación la inspiró mi gerente de producción literaria, Vidyānanda prabhu. Él
aguarda ansiosamente enterarse de los intrincados detalles de la forma en que
serví a Śrīla Prabhupāda, y medita a diario en servir personalmente a su amado
maestro espiritual, Su Divina Gracia, Śrīla Prabhupāda.
puro nectar!
ResponderEliminarMuy muy lindo.
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