Śrīla Prabhupāda Uvāca 79
Noviembre
de 1974; Bombay, India;
ISKCON
Juhu
En su
recorrido por la India ,
Paramahāmsa Swami fue el secretario de Śrīla Prabhupāda y Nitāi dāsa, el editor
en sánscrito. Fuimos todos juntos. Todos éramos parte de la segunda ola de
devotos que se unió al templo alrededor de 1971. Mientras estuvimos en Juhu, Pālikā
devī preparó el almuerzo de Śrīla Prabhupāda. Tras finalizar el masaje de Su
Divina Gracia, Paramahāmsa, Nitāi y yo, fuimos a la playa, a una cuadra de distancia,
para bañarnos y tomar sol. Volveríamos antes de que Śrīla Prabhupāda se
levantara de su siesta de la tarde, en caso que nos necesitara.
En unos
días, mis hermanos espirituales dejaron de ir porque no terminaban sus
servicios, pero yo continué haciéndolo. Un día, al regresar de la playa, Paramahāmsa
Swami acudió a mi encuentro y me dijo, “Śrīla Prabhupāda está realmente
desconcertado porque vas a la playa por tu cuenta. Dijo que quiere hablar
contigo. Está muy enojado”. Esperé hasta que Śrīla Prabhupāda terminara su
almuerzo. Cuando volvió a su sala de estar, entré a su habitación y ofrecí
reverencias. Al mirarlo, observé que tenía una expresión contenta en el rostro.
No parecía estar enojado en absoluto.
Confundido,
expresé abruptamente, “Śrīla Prabhupāda, ¿le importa si voy a la playa después
de darle su masaje?”. Él replicó indiferente, “No, está bien. ¿Vas solo?”. Yo
dije, “Sí”, -pero expliqué, “Comenzamos a ir los tres, a nadar, pero ahora voy
yo solo”. Él dijo, “Está bien. Es bonito ir un poco a la playa, tomar algo de
sol e ir al agua. Puedes ir”. Aliviado dije, “Gracias, Śrīla Prabhupāda”.
Ofrecí reverencias y salí de la habitación. Fui inmediatamente con Paramahāmsa
Swami, y le conté feliz mi conversación con mi amado Maestro Espiritual. Sacudiendo
la cabeza, él volvió a confirmar la historia original.
Una
situación como ésta no era tan inusual. Estoy seguro que Śrīla Prabhupāda se
quejaba de mis idas a la playa. Lo encantador fue cuán tolerante había sido
conmigo cuando le hice esa pregunta. Él pudo captar mi apego y me permitió
tomar mi propia decisión. Dejé de ir a la playa, feliz porque él no me había
obligado.
Śrīla Prabhupāda,
qué experto es usted. A menudo decía, “Ustedes chicas y muchachos están
realizando servicio voluntariamente. Yo no les puedo obligar a hacer nada”.
Usted siempre me trató con respeto, muchas veces para mi propia confusión.
Debido a su humildad yo rebosaba con el deseo de hacer todo lo que solicitara.
Misericordiosamente, su único deseo para mí era que “canta Hare Kṛṣṇa y sé
feliz”. Toda vez que lo recuerdo, esa instrucción es muy fácil de acatar”.
¡Hermosas historias!, nos permiten siempre sentir el humor amable y compasivo de Srila Prabhupada. Gracias por compartir :) . MMVD
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