82. Cambiando el menú del almuerzo



Śrīla Prabhupāda Uvāca 82
Mayo de 1973; Los Angeles, CA., EUA;
Nueva Dvārakā

Śrīla Prabhupāda hizo sonar su campanilla tarde, esta mañana. Al entrar a su sala de estar y ofrecer reverencias, Śrīla Prabhupāda me miró suavemente, diciendo, “No me siento bien hoy, así que por favor para el almuerzo tráeme algo de kichari y salsa de cuddy. Puedes hacer el kichari con dos partes de arroz, una parte de dahl y usar un poquito de sal, cúrcuma y ghi. Eso será liviano y fácil de digerir”. Yo dije, “Está bien, Śrīla Prabhupāda”. Un ajuste dietético era la única forma de enterarme que Śrīla Prabhupāda estaba enfermo pues normalmente él no daba mucha información sobre su salud. Ocasionalmente pedía el kichari cuando tenía un resfrío.

Regresé a mis habitaciones a preparar su comida. Coloqué un kichari en el nivel máximo y agua en la parte inferior. Esta comida era mucho más simple que la normal, como mencioné en el dato de ayer. Me sentía aliviado, sabiendo que no habría ocasión de que se quemara durante el masaje, pero apenado porque Śrīla Prabhupāda no se sentía bien. Normalmente, yo era un cocinero consciente mientras daba el masaje a Śrīla Prabhupāda, debido a mi memoria recurrente de quemar su almuerzo dos veces en dos años. Dos veces, eran demasiadas.

Regresé a su habitación tras implementar la cocina y Śrīla Prabhupāda se sentó en la estera para el masaje. A veces, cuando estaba resfriado, me ordenaba que usara el aceite de mostaza sobre todo su cuerpo. Normalmente hacía que friccionara su cabeza con aceite de sándalo, pues tenía un efecto refrescante, pero hoy me ordenó que empleara solo aceite de mostaza. Unos 15 minutos de masaje pasaron hasta que dijo, “Así pues he decidido que no tomaré ningún almuerzo”. Yo dije, “Está bien, Śrīla Prabhupāda”, lamentando que se debería sentir bastante enfermo, mientras continuaba friccionando su hermosa forma.

Pasó otra media hora y Śrīla Prabhupāda dijo, “En realidad, pienso que tendré un almuerzo regular”. Yo dije, “Está bien, Śrīla Prabhupāda”, momentáneamente aliviado con la idea que su salud estaba mejorando. Se quedó callado. De pronto, me abrumó una gran ansiedad, al recordar que no había preparado nada excepto el kichari. ¡Oh, no! Llevaría mucho tiempo el preparar todo el almuerzo. Estaba atemorizado de decir algo, pero finalmente dije, “Prabhupāda, no tengo nada listo. Me llevaría un poco de tiempo”. Él dijo, “Tome el tiempo que tome, hazlo”.

Cuando Śrīla Prabhupāda fue a tomar su baño, fui a mis habitaciones y preparé su almuerzo lo más rápida y bien que pude. Probablemente sentía más ansiedad de la necesaria, pero así es como funciona mi mente febril. Me enorgullecí de mantenerme a la altura de mi servicio regular, al eliminar problemas potenciales. Śrīla Prabhupāda aguardó graciosamente que completara su almuerzo sin ninguna queja. Tal parece que me colocaba ante cambios como éste para enseñarme a ser más flexible. Mi servicio era hacer lo que él deseaba, no lo que yo deseaba. Una vez, durante el masaje, me dijo, “Tú sigue hasta que yo me canse, no hasta que tú te canses”.

Śrīla Prabhupāda, gracias por darme la oportunidad de centrarme en su contento mientras realizaba mis deberes como su sirviente. Debido a mi naturaleza caída, a menudo olvido que el servicio devocional significa complacerlo a usted personalmente, y así Kṛṣṇa está complacido. Por favor, continúe guiándome diariamente en su servicio personal, enseñándome amor incondicional.