Śrīla
Prabhupāda Uvāca 86
Septiembre
de 1974; Vṛndāvana, India;
Kṛṣṇa
Balarāma Mandir
Śrīla Prabhupāda
se quedó en Vṛndāvana por un período de seis semanas. Durante ese tiempo,
estuvo muy enfermo. Se hacía un kīrtana
de 24 horas en los templos de todo el mundo, cuando era posible. Su hermana Pisimā
también se quedaba en el templo de Vṛndāvana, todo el tiempo que podía. Estaba
preocupada y quería ver a su hermano lo más a menudo posible.
Uno de mis
deberes era minimizar esto tanto como fuera posible. No era un servicio
sencillo ni grato. No era casualidad que Pisimā (que significa tía) tuviera una
poderosa determinación, similar a la de Śrīla Prabhupāda. Ella nunca me
escuchó. De hecho, se sorprendía y enojaba conmigo. Se las ingeniaba para andar
por ahí y deslizarse en su habitación sin que nadie se diera cuenta.
Él me llamó
a su habitación después de una de esas visitas. Él dijo, “Yo soy un sannyāsi. No es bueno que ella esté en
la habitación cuando no hay nadie presente. Aunque sea mi hermana... Porque es
mi hermana, ella no lo puede entender. No puedo tener a ninguna mujer en la
habitación conmigo, aunque se trate de mi hermana”.
Una tarde,
entré a las habitaciones de servicio, también a mi dormitorio y ella estaba
durmiendo en mi cama. Me sorprendí mucho. Di un giro de 180º y corrí a la
habitación de Śrīla Prabhupāda; él estaba sentado ante su escritorio. Ofrecí
reverencias y con una mirada de ansiedad en el rostro, dije, “Prabhupāda, su
hermana está durmiendo en mi cama. No sé que hacer”. Él dijo, “No puede
hacerlo. ¡Díselo! Se le debe informar que no puede hacer esas cosas. No es
bueno. Ellos van a hablar”. (En este caso, Śrīla Prabhupāda se refiere a los sannyāsis de la zona, los gosvāmīs de casta y sus hermanos
espirituales, que podían estar buscando un motivo para criticar a nuestro amado
Gurudeva. Śrīla Prabhupāda siempre ha dicho que aquí en Vṛndāvana todo debía
ser de primera clase, o no seríamos tomados en serio. Como siempre, siendo el ācārya, sentaba el ejemplo para
nosotros). Continuó, “No es bueno que ella pase tanto tiempo de ese modo”. Yo
repliqué ansiosamente, “Prabhupāda, yo no le puedo decir nada. Ella no me escuchará.
Ella solo lo escucha a usted”.
Habló con
ella ese día por un rato. No sé qué se dijeron pero sí sé que cuando fui a las
habitaciones de servicio al día siguiente, entré a mi habitación y allí estaba
ella, durmiendo muy audiblemente. Abandoné, salí de allí y encontré un sitio en
otra parte de la habitación de Śrīla Prabhupāda. Ella sabía que su hermano era
trascendental y a ella no le preocupaba lo que los demás pensaran respecto a
que ella era una mujer.- Ella era su hermana. Su resolución de estar cerca de
su hermano, el devoto puro, era mucho mayor que mi habilidad para detenerla.
Ella haría lo que fuese para tener la asociación de Śrīla Prabhupāda. Se lo
mencioné a él más tarde, y dijo compasivamente, “Ella es mi hermana, quiere
estar cerca mío”. Satsvarūpa Mahārāja me dijo en 1977, que Śrīla Prabhupāda le
pidió perdón a ella por sus ofensas. Él dijo, “Debes haber venido a verme a
veces y mis discípulos no te dejaron pasar”.
Ruego el
perdón de Bhavatarini, hacia quien cometí tantas ofensas por tratar de cumplir
con lo que pensaba era mi servicio. Ruego que en el futuro mi amor por Śrīla Prabhupāda
crezca hasta el grado en que su hermana lo exhibió. Merced a esa determinación
ella pudo ser la hermana menor de Śrīla Prabhupāda y asistirlo en todas sus vidas.
Ruego tener el mismo deseo de Bhavatarini de servir a los pies de loto de Śrīla
Prabhupāda, vida tras vida.
¡Que dulzura este pasatiempo!,¡Gracias por compartirlo!. MMVD
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