89. La noche antes de ser el siervo personal de Śrīla Prabhupāda



 Śrīla Prabhupāda Uvāca 89
7 de septiembre de 1972; Moundsville, WV, EUA;
Nueva Vṛndāvana
La noche antes de ser el siervo personal de Śrīla Prabhupāda

Śrīla Prabhupāda ha estado aquí por toda una semana, y todo lo que he visto ha sido el interior de la cocina de Bahulavana. He estado sumamente envidioso de mis hermanos y hermanas espirituales que han estado yendo a la colina a ver a Śrīla Prabhupāda y a oírlo hablar cada día. Yo he estado cocinando para cientos de devotos, desde las 3.30 a.m. hasta las 9.00 p.m. Han venido todos a ver a Śrīla Prabhupāda durante el festival anual de Janmāṣṭamī. Yo no he tenido tiempo de cantar mis rondas, en consecuencia, estoy afligido. Mi apego por tener la asociación personal de Śrīla Prabhupāda, creció mientras visitó Los Ángeles y leía 'El Libro de Kṛṣṇa' en su jardín, pero ahora mi auto-compasión ha crecido.

Eran alrededor de las 8-9 de la noche, y me lamentaba de mi mala fortuna cuando Kīrtanānanda Mahārāja entró a la cocina y con una enorme sonrisa en la cara dijo, “¿Adivina qué? Vas a ser el sirviente personal de Prabhupāda. Partirás con él mañana a Pittsburgh”. Me quedé sin habla, extático y muy nervioso. Sucedió tan rápido que no tuve tiempo de pensarlo siquiera. Estaba extáticamente agotado.

Alrededor de las 6.00 a.m., Kīrtanānanda Swami me llevó a Madhuvana, una pequeña granja de un piso, donde estaba Śrīla Prabhupāda. Aún me hallaba en estado de shock, incapaz de sentir nervios cuando entramos a la salita, y ofrecí reverencias. K.Swami dijo, “Este es Śrutakīrti, Śrīla Prabhupāda. Cocina muy bien”. Śrīla Prabhupāda sonrió y dijo, “Eso es muy bueno”. K.Swami continuó, “Pero no sabe cómo dar masajes”. Śrīla Prabhupāda dijo, “Está bien. Cualquiera puede dar masajes. Es muy sencillo”.

Luego Śrīla Prabhupāda tomó una lota de su escritorio y dijo con una voz profunda, “OK. Ven conmigo”. Salió por la puerta de entrada a la granja y caminó hasta el borde de la acera. Se detuvo por un momento y me dijo, “Está bien. Espera aquí”. Śrīla Prabhupāda caminó otros 50 pies por una zona boscosa. Tras unos minutos, regresó a la acera donde yo estaba parado de acuerdo a sus instrucciones. Mientras caminábamos me entregó el lota y dijo, “Está bien, lava esto con un poco de barro y agua”. Luego, caminó de regreso a la granja.

Fue maravillosa la forma en que me trató esa mañana. No hubo 'cháchara', 'por favor', o 'gracias'. De inmediato me hizo saber cual era mi posición, ser su sirviente doméstico, asistirlo en lo que fuera que quisiera, atendiendo sus necesidades corporales. Yo me sentía completamente bendito al conocer mi servicio. No tenía el talento para hacer nada que requiriera inteligencia, de modo que este servicio era ideal para mí. Se me había concedido el servicio más maravilloso, de cuidar del cuerpo trascendental del servidor de Dios.

Este era el primer día de mi vida. Pude entender por primera vez para qué estaban creados mi cuerpo y mi mente. Lamentablemente, debido a mi desasosiego juvenil y mi incapacidad para adoptar el proceso de CK sinceramente, perdí mi servicio al cabo de pocos años. Ahora, con gran culpa, pido al Señor Supremo Kṛṣṇa que por favor me brinde otra oportunidad de servir a mi padre espiritual.

Śrīla Prabhupāda, sin usted me siento solo y perdido. No sé que hacer conmigo mismo. Es muy penoso. Cuando no pienso en usted, amado maestro espiritual, no hay razón para vivir. Cuando lo recuerdo, Śrīla Prabhupāda, hay mucho dolor, al reconocer que he desperdiciado mi vida en la gratificación inútil de los sentidos. Śrīla Prabhupāda, pude haber estado con usted, limpiando su lota.

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