Śrīla Prabhupāda Uvāca 95
Septiembre
de 1974; Vṛndāvana, India;
Kṛṣṇa
Balarāma Mandir
Durante
este período de la enfermedad de Śrīla Prabhupāda, hubo problemas en continuar
con la construcción del templo. Mi perspectiva de ello es muy limitada. Solo
capté partes de conversaciones que se hacían en la habitación de Śrīla Prabhupāda.
Había dificultades para conseguir cemento, lo cual, por supuesto creaba demoras
principales en la finalización del proyecto. En esa época, un político de
Mathura estaba dispuesto a suministrar una gran cantidad de cemento para ayudar
a la terminación del proyecto y él iba a venir a visitar el templo para
comprobar lo que se había hecho.
Śrīla Prabhupāda
estaba decidido a ir y tener un programa en el templo para honrar a este
caballero. Era un motivo de mucho interés para los discípulos, que no querían
que Śrīla Prabhupāda invirtiera demasiada energía. Algunos aconsejaron a Su
Divina Gracia que no lo hiciera porque estaba muy débil, con mucha fiebre. El
dijo, “Este hombre ha venido, tengo que salir y decir algo”.
El día que
el caballero llegó, ayudé a Śrīla Prabhupāda a ponerse ropas limpias. Luego, se
colocó el tilaka. Al cabo de unos
minutos se preparaba para salir para el templo. Se volvió hacia mí y preguntó, “El
tilaka, ¿me puse ya el tilaka?”. Le dije que sí. Asintió y
dijo, “OK, vamos”. No podía creer la determinación de Śrīla Prabhupāda. Su
fiebre era muy alta, y aún así estaba centrado en su misión de difundir el
movimiento de Conciencia de Kṛṣṇa. El no consideraba su estado. Era una
oportunidad para predicar las glorias del Señor Supremo. Llevamos a Śrīla Prabhupāda
al templo, donde brindó una breve clase y expresó públicamente su aprecio por
el político, por ayudarnos a que la construcción se completara.
Hacia el final de este período de la enfermedad de Śrīla Prabhupāda, contraje la malaria. Estuve confinado en cama por varios días. En realidad, estaba en mi estera en el piso de las habitaciones de servicio. La salud de Śrīla Prabhupāda estaba mejorando y caminaba por sus propios medios. Al pasar por las habitaciones de servicio, me vio tirado en el piso. Había otros devotos en la habitación, tomando prasādam. Śrīla Prabhupāda dijo, “¿Qué está haciendo en el suelo? Está muy enfermo. Consíganle una cama”. Me miró compasivamente, en el momento en que me hallaba en medio de un ataque de malaria. Dijo amorosamente, “¿Te han dado algo?”. Yo dije, “No, Prabhupāda”. Se volvió hacia Pālikā y dijo, “Prepara un poco de limonada caliente y cuídalo”.
No
recuerdo si tomé o no alguna medicina, pero sé que no pasé mucho tiempo más en
cama. Era una maravillosa sensación el saber que usted cuidaba de mí, Śrīla Prabhupāda.
Siempre me hizo sentir especial. Hace un año me preguntaron en el 26 de la Segunda Avenida si
usted trataba a alguno de sus discípulos de manera “especial”. No tuve que
pensar mucho antes de responder, “¡Sí! A todos ellos”. Si hay algún servicio
que pueda hacer por usted sería el de tratar de expresar el gran amor que tenía
por todos sus seguidores y cuánto los apreciaba por ayudarlo en su misión. Si
es que puedo realizar la profundidad de su amor por mí, nunca seré distraído
del servicio de sus dorados pies de loto, ni siquiera por un segundo. Ruego por
la inteligencia para asimilar una fracción de su amor por mí.
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