En la India ,
Śrīla Prabhupāda propuso a los devotos que construyeran una biblioteca en un
edificio aparte tanto para los libros de Prabhupāda como para los de los
grandes ācāryas, incluidos los Upaniṣads y otros textos védicos.
También dijo que debían incluirse las obras de Śaṅkara, pero no las de los
modernos y populares svāmīs o las de
los líderes políticos que pretenden ser escritores espirituales.
—Esos son sinvergüenzas —dijo Prabhupāda—. Los Vedas advierten que no se les debe ni mirar a la cara.
—¿Pero no dice Caitanya Mahāprabhu que si uno llega a leer las obras de Śaṅkarācārya
se condenará? —preguntó Hari-śauri.
Prabhupāda respondió: —No si las lee con la comprensión adecuada.
Podemos leerlas para saber cuál es su filosofía.
Diario de Hari-śauri dāsa
Existe una
idea similar en una carta de Prabhupāda, donde dice cautelosamente que se
pueden leer libros espirituales suplementarios o que no sean de la conciencia
de Kṛṣṇa:
¿Piensas que
vas a necesitar todos esos libros? Naturalmente no tengo ninguna objeción si
deseas tenerlos como referencia, pero debemos siempre recordar que hay que
poner mayor énfasis en el aspecto espiritual que en el escolástico. Aunque por
otro lado, está muy bien que nuestros libros se presenten de un modo erudito.
De manera que haz lo que creas conveniente y necesario. [...]
Pero no
necesitas convertirte en un entendido. Tan sólo necesitas entender nuestros śāstras (el Bhagavad-gītā, el Śrīmad-Bhāgavatam, etc.) y
cantar el mantra Hare Kṛṣṇa lo más
posible. El asunto es que si le das más importancia al aspecto intelectual, otros
devotos intentarán imitarte. Ya tu esposa expresó esa intención, y en cuanto
intentemos convertirnos en eruditos nuestra línea devocional se apagará. Esto
lo debes tener siempre en cuenta.
Durante una breve visita a Boston en 1971, Prabhupāda les dio a los
devotos un regalo para su altar. Brahmānanda le había preguntado a Prabhupāda
por qué siempre se ponía el tilaka
utilizando el agua de un viejo frasco.
—Ah —respondió Prabhupāda—, te lo daré. Es agua del Ganges y nunca se
descompone.
Brahmānanda aceptó agradecido el frasco de agua.
—Gracias, Śrīla Prabhupāda. Pondremos el agua en un contenedor de plata.
—No —dijo Prabhupāda—. Ponlo en el altar tal como está.
De modo que los devotos colocaron sobre el altar el frasco (que tenía
una etiqueta bien visible donde podía leerse «Café Maxwell») junto a las
Deidades de Rādhā-Kṛṣṇa y al resto de la parafernalia. Algunas veces los
visitantes preguntaban qué significado tenía el frasco de café Maxwell, y los
devotos explicaban con orgullo que era un regalo de Śrīla Prabhupāda.
Satsvarūpa dāsa Goswami;
entrevistas con Bālāi-devī y Jāhnavā-devī dāsī
Cuando Śrīla Prabhupāda hizo comenzar la adoración de la śālagrāma-śilā en Māyāpura, no dio
demasiadas instrucciones a los pūjārīs.
—Pónganle algunas hojas de tulasī —dijo—
y luego riéguenla—. Él quiso decir que durante el mes de vaiśākha (abril-mayo) la śālagrāma
podía regarse diariamente como se hace con tulasī.
—Śālagrāma-śilā significa mantras —dijo
Prabhupāda—. Mantra, dormir, mantra, dormir, mantra, dormir—. Prabhupāda se echó a reír. Explicó que las śālagrāma-śilās no se adoran tanto en el
templo sino más bien en privado. Un brāhmaṇa
le hace pūjā, después la guarda en
una caja, más tarde la saca, le vuelve a hacer pūjā y otra vez la guarda.
—Mantra, dormir, mantra, dormir —rió Prabhupāda—. Eso es
la adoración śālagrāma.
Entrevista con Jananivāsa dāsa
No hay comentarios:
Publicar un comentario