39. Gotitas de Néctar - Debes rezar para que Kṛṣṇa te siga enredando



Unos meses después de tomar sannyāsa, Tamāla Kṛṣṇa Goswami tuvo que volver a la administración. Ocurrían demasiadas cosas y las demandas eran demasiado grandes para que Śrīla Prabhupāda pudiera abandonar las pesadas tareas de dirección en la India. Pero en un momento dado aquello se convirtió en una sobrecarga también para Tamāla Kṛṣṇa Goswami.

Śrīla Prabhupāda había permitido a Girirāja que volviera a América a causa de su ictericia, pero el sustituto de Girirāja, Mohanānanda, había decidido también dejar la India porque encontraba el puesto demasiado difícil para él. Como Tamāla Kṛṣṇa Goswami era GBC para la India, tuvo que asumir toda la dirección del país y al mismo tiempo administrar el templo de Bombay. Prabhupāda le había dicho también que un GBC debía además recolectar fondos personalmente.

Lleno de ansiedad, Tamāla Kṛṣṇa Goswami fue a ver a Prabhupāda y empezó a llorar: —Prabhupāda, es imposible. ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Cómo puedo llevar tantas cosas?

Prabhupāda se reclinó en su asiento y dijo:

—Eso es muy bueno. Debes rezar para que Kṛṣṇa te siga enredando en Su servicio y así no tengas ni un momento libre para el ataque de māyā.
Entrevista con Tamāla Kṛṣṇa Goswami

Durante la ceremonia de colocación de la primera piedra en Māyāpura, Girirāja fue a visitar a Śrīla Prabhupāda a su cabaña. Prabhupāda le contó que durante la época del Imperio Británico había tres estados en la India: Madrás, Bombay y Calcuta, y un gobernador a cargo de cada estado.

—¿Qué estado quieres? —preguntó Śrīla Prabhupāda. Girirāja había seguido siempre los dictados de una autoridad por encima de él y nunca antes había tomado una decisión importante de forma independiente. Como no tenía la menor idea sobre cuál elegir, dijo:

—Prabhupāda, haré lo que usted desee que haga.

—No, no, quiero que tú decidas —dijo Prabhupāda

Girirāja meditó sobre su elección durante una semana aproximadamente, pero aún así no sabía qué decidir. Entonces urdió un plan para hacer que Prabhupāda decidiera por él.

—He pensado ir a Bombay —dijo Girirāja.

 La idea de Girirāja era que, mencionando Bombay, el rostro de Prabhupāda mostraría alguna expresión que le indicaría a Girirāja lo que Śrīla Prabhupāda realmente quería que hiciera. Pero su cara no se movió. Lo único que dijo fue:

—Está bien.

—Pero luego —dijo Girirāja— pensé también en volver a Madrás.

Como en el caso de Bombay, Girirāja dio algunas razones por las que debía ir a Madrás. Esperó a ver si Prabhupāda se pronunciaba, pero de nuevo su rostro no mostró expresión alguna.

—Sí —dijo Prabhupāda— está bien.

Entonces Girirāja se dio cuenta de que no iba a funcionar.

—Finalmente pensé en quedarme en Calcuta —dijo Girirāja—, porque...

Pero aquí también ocurrió lo mismo. Prabhupāda no hizo nada que pudiera indicar lo que deseaba.

—Está bien —dijo Prabhupāda.

Llegado a este punto, Girirāja sintió vergüenza por haber querido engañar a su maestro espiritual. Pero también estaba contento, porque pudo ver que Prabhupāda era tan maravilloso y perfecto que no podía ser engañado por un estúpido discípulo.

Entrevista con Girirāja Swami

No hay comentarios:

Publicar un comentario