Cuando Śrutakīrti era sirviente personal de Prabhupāda, en ocasiones se
sentía avergonzado porque los devotos ofrecían a Prabhupāda enormes muestras de
cariño, mientras que él sólo sentía falta de amor. Especialmente cuando
llegaban a algún aeropuerto, docenas de devotos se ponían a bailar y a cantar
llorando y tirándose al suelo en increíbles escenas de amor a Prabhupāda. En
una de estas ocasiones, mientras acompañaba a Śrīla Prabhupāda, Śrutakīrti
empezó a sentir mucha lástima de sí mismo. Pensaba que todos aquellos devotos
cantaban y bailaban y que él, sin embargo, que estaba andando junto a Śrīla
Prabhupāda, no sentía verdadero amor. Y esto comenzó a preocuparle.
Un día, mientras le daba su masaje, Śrutakīrti se lo dijo a Prabhupāda.
—Śrīla Prabhupāda, todos los devotos lo quieren tanto que me hacen
sentir muy mal. Yo no tengo amor. Cuando estoy con usted veo a todos cantando,
bailando y llorando, y yo que tengo tanta asociación no siento que el amor esté
ahí.
Él esperaba que Prabhupāda le diría o haría algo, pero no dijo nada. De
modo que el sirviente siguió dándole su masaje hasta que terminó. Luego Prabhupāda
tomó una ducha, y después de ponerse el tilaka
y cantar el gāyatrī, llamó a Śrutakīrti
a su habitación.
—¿Te gusta servirme? —preguntó.
—Sí, Prabhupāda —dijo Śrutakīrti—, me gusta muchísimo.
—Eso es amor. Todos saben hacer muchas cosas: cantar, bailar o saltar.
Pero tú estás realmente haciendo algo. ¿No es eso amor?
—Supongo que sí, Śrīla Prabhupāda.
—Entonces haz servicio —dijo Prabhupāda—. Eso es todo lo que hace falta.
Y eso es lo que significa amor: hacer servicio.
Entrevista con Śrutakīrti dāsa
Śrīla
Prabhupāda creó la expresión «devoto daṇḍavat» para describir al devoto que ofrece
profusas muestras de respeto y adoración al maestro espiritual pero que no las
complementa con una verdadera actitud de servicio. El hindú piadoso
especialmente, siempre se inclina para ofrecer daṇḍavats ante su guru. Pero si el servicio comienza y termina con esas reverencias formales,
entonces Prabhupāda considera que esa persona no es un devoto importante, sino
un «devoto daṇḍavat». En otra ocasión,
estaba yo presente cuando un devoto sintió la necesidad de expresar
espontáneamente su amor hacia Śrīla Prabhupāda y le dijo: —Prabhupāda, le
entrego toda mi vida—. Prabhupāda respondió: —Sí, eso ya lo sé—. En otras
palabras, el servicio devocional empieza cuando el discípulo dice: —Ahora lo
acepto como mi maestro espiritual. Por favor, instrúyame—. Sentir o decirle al guru que deseas seguirlo completamente es algo
muy favorable, pero debe ir acompañado de servicio práctico.
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