Estoy empezando a entender que
cualquier cosa en relación con Prabhupāda es realmente nectárea. Es su
misericordia sin causa el hecho de que finalmente haya encontrado una forma de
prédica a la cual estoy realmente apegado: hablarles a otros devotos de las gloriosas
actividades de nuestro amado maestro espiritual. Toda palabra suya y cada paso
dado por él son fuente de placer para millones de discípulos en todo el mundo.
Sólo Prabhupāda puede convertir unas vidas miserables en algo digno. Él acepta
el servicio más insignificante como algo grande.
Ayer mientras charlaba sobre
Nueva Vṛndāvana durante el masaje de Prabhupāda, mencioné que a veces les
hacíamos ārati a las vacas. En ese
momento Prabhupāda frunció el ceño. Le pregunté si era correcto hacerlo y me dijo
que no. Pregunté si se podía hacer algo en especial por las vacas. Él respondió
que mantenerlas limpias, cepillarlas bien, bañarlas y también pulirles los
cuernos y las pezuñas.
Prabhupāda recibió tu sandeśa ayer, y anoche, a petición de
él, le puse dos trozos en el plato, junto con rodajas de piña y leche caliente.
Mordió uno de los trozos y dijo que Kīrtanānanda Mahārāja hace un sandeśa de primera categoría. Luego dijo
que el sandeśa y las rasagullās son dulces bengalíes y se
consideran dulces estándar. Después estuvo criticando que en Los Ángeles
cocinan dulces inventados: arroz hinchado con harina de algarroba, leche en
polvo con colorantes y mantequilla de maní, variadas combinaciones que a él no
le interesan. Dijo: —Les he dado sandeśas,
rasagullās y bolitas dulces. Estos son los dulces estándar y son muy
buenos. ¿Para qué buscar cosas diferentes?—. Así que anoche hice requesón y
esta mañana le preparé sandeśas. A la
hora del almuerzo le di uno de tus sandeśas
y uno de los míos; se comió los dos. Cuando hubo terminado, le pregunté qué le
habían parecido los sandeśas. Su
rostro se iluminó y dijo: —¿Los hiciste tú?—. Le expliqué lo que había hecho y
respondió que ambos estaban muy buenos. Estoy realmente contento, porque es uno
de sus dulces favoritos.
Carta de Śrutakīrti dāsa
a Kīrtanānanda Mahārāja (27 septiembre 1972)
Estábamos aquí en Madrás
sentados en la habitación de Śrīla Prabhupāda y Su Divina Gracia estaba
haciendo una inspirante presentación de la conciencia de Kṛṣṇa. Entonces un
joven como de unos 20 años interrumpió:
—Sí, entonces podremos sentir
más amor y menos ira.
—¿Y qué hay de malo con la
ira? —replicó Su Divina Gracia.
El joven se quedó sorprendido
y desorientado:
—Bueno, eh... si nos enfadamos
es difícil que tengamos paz en la mente.
Prabhupāda lo interrumpió y
dijo: —De cualquier manera, eso es una especulación. Él mismo Kṛṣṇa se enoja.
Nosotros somos partes integrales de Kṛṣṇa, y de hecho Kṛṣṇa recitó el Bhagavad-gītā
para poner furioso a Arjuna. Arjuna no se enfureció cuando debía haberlo hecho.
El único propósito del Gītā fue simplemente hacer que Arjuna
se enojase y luchara. Lo mismo ocurre con la lujuria. En el Bhagavad-gītā
el Señor Kṛṣṇa dice: «Yo soy ese kāma,
esa lujuria que se aplica según el dharma»
Carta de Girirāja dāsa a Uddhava dāsa (21 enero 1971)
Esta es la
primera vez que he usado intercambios de cartas entre devotos como entradas en El Néctar de Prabhupāda. Nos
muestra otra forma maravillosa de glorificar a Prabhupāda. Estas cartas son
especialmente nectáreas porque nos dan un sabor directo de la asociación con
Prabhupāda, como si estuviera presente en la habitación contigua. Por consiguiente
le pedimos a cualquier devoto que tenga cartas que él escribió cuando Prabhupāda
estaba presente o que tenga alguna carta de devotos que viajaban con Prabhupāda,
que por favor las entreguen para su uso en El Néctar de Prabhupāda.
Excelente. Maravilloso. Perfecto. Trascendental.
ResponderEliminarJaya srila Prabhupada!!