En Vṛndāvana hay unos vientos cálidos llamados lū que soplan desde el desierto Rajputan y pueden ser mortales
cuando se inhalan o cuando penetran en los oídos de una persona. Cuando viene
un lū, la mayoría de los habitantes
de Vṛndāvana se quedan en sus casas y cierran las ventanas. Una tarde, mientras
Prabhupāda estaba sentado en la azotea de su casa de Vṛndāvana, comenzó soplar
un lū. Primero la atmósfera se lleno de
calma, como sucede antes de una tormenta, y luego llegaron los vientos. El
sirviente de Śrīla Prabhupāda, Upendra, salió corriendo, tapándose la cabeza y
recogiendo los papeles que había sobre el pequeño escritorio de Śrīla Prabhupāda.
Śrīla Prabhupāda estaba dictando el Śrīmad-Bhāgavatam y no quería
marcharse, aunque Upendra le rogó que lo hiciera para evitar los vientos que
venían. Prabhupāda aceptó un cādar,
pero se quedó, mientras su sirviente continuó entrando y saliendo
periódicamente desde la azotea al interior del edificio para ver si Śrīla
Prabhupāda estaba bien o si quería alguna cosa. Era esta una temporada en la
cual Śrīla Prabhupāda se sentía enfermo; aun así, se sentó en silencio e
intentó continuar su trabajo con gran determinación a pesar de los vientos
mortales.
Entrevista con Sarvamaṅgala-devī dāsī
—¿Qué es eso? —preguntó Śrīla Prabhupāda. Acababa de llegar a la azotea
del edificio de Māyāpura, cuando vio una lotā
[recipiente de latón], que estaba junto a una hilera de macetas con plantas de tulasī. Śrīla Prabhupāda parecía
contrariado por este detalle, aunque para el grupo de devotos que caminaban con
él, la lotā y las plantas de tulasī se veían perfectamente normales.
—¿Pasa algo malo? —preguntó un devoto.
—Vayan al baño —dijo Śrīla Prabhupāda— y fíjense si está la lotā—. Alguien corrió a la letrina,
salió y dijo: —No, Śrīla Prabhupāda.
—Tan sólo vean —dijo Śrīla Prabhupāda—, eso es un gran aparādha [ofensa].
Los devotos quedaron admirados del trabajo detectivesco de Śrīla Prabhupāda,
quien había notado instantáneamente que alguien había sacado la lotā del baño y la había utilizado para
regar las plantas de tulasī.
Entrevista con Rādhāvallabha dāsa
Algunas veces Śrīla Prabhupāda daba vueltas alrededor del templo de
Krishna-Balaram cantando japa como
parte de su paseo matutino. En una de esas ocasiones, se volvió a los devotos
que lo acompañaban y dijo: —Ustedes están ciegos, yo no.
Nadie sabía exactamente lo que quería decir. ¿Era una sentencia
filosófica?
Tras otra vuelta, Śrīla Prabhupāda repitió: —Ustedes están ciegos. Yo
estoy viendo bien—. Esta vez señaló unas bombillas eléctricas que estaban
encendidas fuera del templo aunque ya había amanecido y había suficiente luz.
Entrevista con Rūpa-vilāsa dāsa y Candrikā-devī dāsī
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