«En Māyāpura, en febrero de 1977, cuando por primera vez Prabhupāda
comenzó a ponerse realmente enfermo, nos turnábamos para estar sentados en su
dormitorio con él. Él yacía en la cama, así que siempre tenía que haber una
persona allí. Yo tenía un turno de una hora al día más o menos, en que me
sentaba junto a la cama de Prabhupāda. Si tosía, tenías que asegurarte de que
tuviera la escupidera allí junto con un pañuelo con que limpiarse la boca;
también lo ayudabas con la manta, o le dabas agua, o lo ayudabas a ir al baño;
cosas así. Prabhupāda estaba tan enfermo que a veces se quejaba y no podía
dormir, porque tosía mucho. Sin embargo, a veces se quedaba dormido durante una
hora o así.
»Yo había estado sentado allí durante un largo rato y Prabhupāda estaba
durmiendo. Entonces repentinamente abrió los ojos y me preguntó: —¿Tú has
estado alguna vez en Allahabad?
»—No, Śrīla Prabhupāda —le respondí.
»Prabhupāda musitó: —Hmm—. Y se volvió a dormir. Sin embargo me había
sorprendido abriendo los ojos como de la nada y preguntándome eso. Tras otro
rato de descanso, abrió los ojos y dijo: —¿Ya está aquí la maqueta del nuevo
edificio?
»—Sí, Śrīla Prabhupāda —le dije—. Surabhi Swami la trajo. Está
justamente fuera de la ventana.
»Prabhupāda dijo: —Ah—. Y de
nuevo volvió a dormirse. Y así continuó. Dormía durante algún tiempo y luego de
repente abría los ojos y hacía una pregunta muy específica, y luego volvía a
dormir otra vez. Pude notar que él no era como nosotros, que cuando dormimos
quedamos inconscientes por completo. Incluso quejándose, tosiendo y durmiendo,
Prabhupāda meditaba en la prédica».
Entrevista con Rādhāvallabha dāsa
«Las habitaciones de Śrīla Prabhupāda en Hawai ocupaban el último piso y
sus sirvientes tenían un dormitorio. Sus habitaciones daban a la parte frontal
del templo. Un día, estando Prabhupāda allí, yo estaba en pie hablando con Kuśa.
Estábamos rehaciendo el vyāsāsana de
Prabhupāda y charlando acerca de la mejor clase de pegamento para poner las
joyas. Yo hablaba y hablaba de cómo cuando estaba en Nueva Dvārakā [el templo
de Los Ángeles] usábamos un cierto tipo de pegamento. De repente, alguien se
acercó a nosotras y nos dijo en voz baja: —¿Saben que Śrīla Prabhupāda está
junto a la ventana abierta, escuchando todo lo que están diciendo?—. Miramos
hacia arriba e inmediatamente le ofrecimos nuestras reverencias. Me sentí muy
avergonzada. Nos había estado escuchando todo el rato.
»Más tarde reflexioné sobre esa
experiencia y me di cuenta de que si recordamos a Prabhupāda, él siempre está
con nosotros. Podemos mantener conversaciones enteras como si Prabhupāda
estuviera ahí escuchándonos. Deberíamos llevar a cabo nuestros tratos y todo lo
demás como si Prabhupāda estuviera aquí. El está
con nosotros. En la medida en que el discípulo lo ama, él está presente en el
corazón del discípulo».
Entrevista con Sangītā-devī dāsī
No hay comentarios:
Publicar un comentario