5. La caridad empieza por casa



Cuando quiera que Śrīla Prabhupāda visitaba el templo de Nueva York, los devotos allí ponían en escena una obra de teatro. Una vez los devotos representaron «El Rapto de Rukmiṇī», y Prabhupāda disfrutó del drama. Se rió cuando un príncipe envidioso, representado por Nayanābhirāma dāsa, vio a Rukmiṇī y dijo que iba a desmayarse. Y cuando Balarāma le cortó la barba a Rukmiṇī, Śrīla Prabhupāda dijo: —Oh, ahora está más que muerto—. Cuando acabó la obra, Prabhupāda dijo que verla en teatro era mejor que leer el libro.

En otra ocasión Śrīla Prabhupāda pidió a los devotos de Nueva York que representaran una obra del Rāmāyaṇa. Los devotos no tenían tiempo para memorizar las líneas, así que decidieron que un narrador leyese las líneas desde fuera del escenario mientras los actores permanecían de pie en línea y ejecutaban mudrās. Al mismo tiempo, un devoto tocaba la guitarra.

Después de la obra, Prabhupāda llamó a Nayanābhirāma dāsa y al resto de los actores y los felicitó por su buena ejecución. Entonces sugirió algunas mejoras en la obra. Dijo que en la India, varias personas leían las líneas desde afuera del escenario de acuerdo a los diferentes papeles que los actores representaban. Śrīla Prabhupāda dijo que le gustaba el estilo y pidió a los devotos que lo practicasen más. Nayanābhirāma preguntó si estaba bien incluir la música de guitarra en lugar de la clásica cítara. Prabhupāda dijo que una guitarra bien tocada es mejor que una cítara mal tocada.

Las llegadas de Prabhupāda a los aeropuertos eran siempre acontecimientos extáticos, con devotos ejecutando kīrtanas y bailando (a menos que las autoridades del aeropuerto les prohibieran hacerlo).
Cuando quiera que Prabhupāda llegaba a Nueva York, Nayanābhirāma dāsa siempre estaba preparado en el aeropuerto con algunas frutas que ofrecía a Prabhupāda y luego distribuía a los devotos. Cuando Prabhupāda llegó a Nueva York en abril de 1969, Prabhupāda mismo bailó con los devotos y el kīrtana extático atrajo a una gran multitud de espectadores.

Después de su visita al templo de Nueva York, Prabhupāda debía volar a Búfalo. El día de su partida, los devotos lo acompañaron al aeropuerto, pero esta vez las autoridades les impidieron hacer kīrtana. Entonces los devotos comenzaron a cantar japa en sus cuentas. De nuevo Nayanābhirāma dāsa ofreció frutas a Prabhupāda y comenzó a distribuir los remanentes a la gente que caminaba por el aeropuerto. Entonces Prabhupāda sorprendió a Nayanābhirāma al llamarlo a su lado. Le dijo que primero distribuyese su prasāda a los devotos.

—La caridad empieza por casa —explicó.

Entrevista con Nayanābhirāma dāsa

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