Una vez en la India
un joven sannyāsī hindú, discípulo de
otro guru vaiṣṇava vino a visitar a Śrīla
Prabhupāda. Después de escuchar a Prabhupāda, el joven sannyāsī dijo que tenía una petición. Prabhupāda le preguntó cuál
era. Él le pidió humildemente a Prabhupāda que por favor tuviese la amabilidad
de terminar de traducir todos los doce Cantos del Śrīmad-Bhāgavatam. Prabhupāda respondió: —Entonces por favor, dame
tus bendiciones para que yo pueda terminar de traducir—. Aunque el sannyāsī podría haber sido su hijo,
Prabhupāda le pidió sus bendiciones por pura humildad.
Entrevista con Nava-yogendra Swami
Una vez, en la finca de Hyderabad (India), los devotos contrataron a un
cocinero. Cuando Prabhupāda se enteró de esto se enfadó mucho. Dijo que habían
contratado a un barrendero que se había disfrazado de brāhmaṇa para hacer algo de dinero, y que el alimento había sido
cocinado en una conciencia tan mala que había contaminado a los inocentes
devotos agricultores que lo habían comido. Entonces Prabhupāda miró a sus
discípulos y les preguntó: —¿Por qué no me pidieron que cocinara?—. Les aseguró
que él hubiera cocinado para ellos. Todos los devotos se sintieron
avergonzados.
Entrevista con Mūrti dāsa
Mientras Brahmānanda Swami y Girirāja Swami estaban con Prabhupāda en la India , Śrīla Prabhupāda les
dijo que tenía que viajar a América para adular a algunos de sus discípulos
líderes con el fin de conseguir dinero para construir sus proyectos en la
India. Brahmānanda y Girirāja Swamis quedaron sorprendidos al darse cuenta de
cómo Prabhupāda tenía que humillarse para ocupar a sus discípulos en servicio devocional.
Entrevista con Girirāja Swami
Una vez, después de haber sido amonestado por Śrīla Prabhupāda, Śatadhanya
dāsa se fue solo a la terraza del templo, donde sin querer se volvió a
encontrar con Prabhupāda. Śatadhanya inmediatamente le ofreció sus daṇḍavats, y le dijo que sentía que en
realidad Prabhupāda lo había bendecido al haberlo regañado. Prabhupāda sonrió. Śatadhanya
dijo que su experiencia de ser regañado le parecía como la historia que Prabhupāda
había contado de cómo él mismo había sido reprendido por Śrīla Bhaktisiddhānta
Sarasvatī. Prabhupāda volvió a sonreír. Entonces Śatadhanya confesó: —Pero de
todos modos siento una gran ansiedad.
Con gran humildad, Prabhupāda dijo: —No quise decir nada con eso. Por
favor, no te sientas de esa manera. No quise molestarte—. Śatadhanya entonces
se sintió peor, y Prabhupāda dijo que en realidad era apropiado que el
discípulo tuviese ansiedad al relacionarse con su maestro espiritual.
Entrevista con Śatadhanya dāsa
En una tarde de verano en Vṛndāvana en 1977, Tamāla Kṛṣṇa Goswami le
dijo a Prabhupāda cuánto apreciaba sus libros. Entonces Prabhupāda comenzó a
llorar. —Yo sólo soy un niño —confesó—, pero he intentado complacer a mi Guru
Mahārāja—. Entonces reveló que no era él quien escribía los libros, sino que
eran escritos por Kṛṣṇa y por su Guru Mahārāja. Más tarde, ese mismo día,
recriminó a Upendra por dejar abiertas las puertas de un armario. Luego le dijo
a Upendra que aunque lo había regañado muy severamente, él de hecho estaba
rogando a Kṛṣṇa: «Yo no puedo liberarlos, hazlo Tú».
Diario de Tamāla Kṛṣṇa Goswami
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