6. Gotitas de néctar: La humildad de Prabhupāda



Una vez en la India un joven sannyāsī hindú, discípulo de otro guru vaiṣṇava vino a visitar a Śrīla Prabhupāda. Después de escuchar a Prabhupāda, el joven sannyāsī dijo que tenía una petición. Prabhupāda le preguntó cuál era. Él le pidió humildemente a Prabhupāda que por favor tuviese la amabilidad de terminar de traducir todos los doce Cantos del Śrīmad-Bhāgavatam. Prabhupāda respondió: —Entonces por favor, dame tus bendiciones para que yo pueda terminar de traducir—. Aunque el sannyāsī podría haber sido su hijo, Prabhupāda le pidió sus bendiciones por pura humildad.
Entrevista con Nava-yogendra Swami

Una vez, en la finca de Hyderabad (India), los devotos contrataron a un cocinero. Cuando Prabhupāda se enteró de esto se enfadó mucho. Dijo que habían contratado a un barrendero que se había disfrazado de brāhmaṇa para hacer algo de dinero, y que el alimento había sido cocinado en una conciencia tan mala que había contaminado a los inocentes devotos agricultores que lo habían comido. Entonces Prabhupāda miró a sus discípulos y les preguntó: —¿Por qué no me pidieron que cocinara?—. Les aseguró que él hubiera cocinado para ellos. Todos los devotos se sintieron avergonzados.
Entrevista con Mūrti dāsa

Mientras Brahmānanda Swami y Girirāja Swami estaban con Prabhupāda en la India, Śrīla Prabhupāda les dijo que tenía que viajar a América para adular a algunos de sus discípulos líderes con el fin de conseguir dinero para construir sus proyectos en la India. Brahmānanda y Girirāja Swamis quedaron sorprendidos al darse cuenta de cómo Prabhupāda tenía que humillarse para ocupar a sus discípulos en servicio devocional.
Entrevista con Girirāja Swami

Una vez, después de haber sido amonestado por Śrīla Prabhupāda, Śatadhanya dāsa se fue solo a la terraza del templo, donde sin querer se volvió a encontrar con Prabhupāda. Śatadhanya inmediatamente le ofreció sus daṇḍavats, y le dijo que sentía que en realidad Prabhupāda lo había bendecido al haberlo regañado. Prabhupāda sonrió. Śatadhanya dijo que su experiencia de ser regañado le parecía como la historia que Prabhupāda había contado de cómo él mismo había sido reprendido por Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī. Prabhupāda volvió a sonreír. Entonces Śatadhanya confesó: —Pero de todos modos siento una gran ansiedad.
Con gran humildad, Prabhupāda dijo: —No quise decir nada con eso. Por favor, no te sientas de esa manera. No quise molestarte—. Śatadhanya entonces se sintió peor, y Prabhupāda dijo que en realidad era apropiado que el discípulo tuviese ansiedad al relacionarse con su maestro espiritual.
Entrevista con Śatadhanya dāsa

En una tarde de verano en Vṛndāvana en 1977, Tamāla Kṛṣṇa Goswami le dijo a Prabhupāda cuánto apreciaba sus libros. Entonces Prabhupāda comenzó a llorar. —Yo sólo soy un niño —confesó—, pero he intentado complacer a mi Guru Mahārāja—. Entonces reveló que no era él quien escribía los libros, sino que eran escritos por Kṛṣṇa y por su Guru Mahārāja. Más tarde, ese mismo día, recriminó a Upendra por dejar abiertas las puertas de un armario. Luego le dijo a Upendra que aunque lo había regañado muy severamente, él de hecho estaba rogando a Kṛṣṇa: «Yo no puedo liberarlos, hazlo Tú».

Diario de Tamāla Kṛṣṇa Goswami

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