Todas las glorias a Sītā y a Advaita, a Śrīvasa y a todos
los devotos.
Haridāsa, con las manos juntas, habló sobre el siguiente aparādha.
El materialista, como no ha desarrollado ninguna fe en Kṛṣṇa
o en el Nombre, no puede ni siquiera escuchar el Nombre. Buena casta por
nacimiento, buena familia, conocimiento, influencia social, o poder, y cualidades
educativas, no son la causa de idoneidad para adoptar el Santo Nombre. La única
cualidad es la fe. Y la fe significa tener una imperturbable convicción en las
glorias y poderes del Nombre. Esa es la afirmación de las escrituras.
Si uno no tiene esta fe, un vaiṣṇava real no le dará la instrucción sobre el Nombre. Ese es el
comportamiento de un vaiṣṇava, porque
si el hombre incrédulo toma el Nombre, simplemente lo ofenderá. Por ejemplo, si
uno arroja perlas a los cerdos, ellos simplemente las reducirán a polvo, o si
uno le da ropa a un mono, él la romperá en pedazos. Si los incrédulos toman el
Nombre, se matarán a sí mismos por las ofensas y, simultáneamente, Quien da el
nombre a los incrédulos, perderá todos sus créditos devocionales rápidamente.
Algunas veces un hombre incrédulo, estando envidioso,
implora el Nombre de los vaiṣṇavas,
pero el vaiṣṇava debe entender que él
es un engañador y debe rehusar darle el Nombre. Para coger fe en el Nombre, uno
debe dejar la mentalidad engañadora y el deseo de posición y de fama. El
engañador piensa: “Tomando el Nombre ya no tengo más temor de cometer
actividades pecaminosas; haciéndome un vaiṣṇava
todos me rendirán dandavats, y puedo
lograr toda clase de servicios de los demás; cualquier posición que yo haya perdido
por mis malas actividades anteriores puedo recuperarla cantando japas; mediante este proceso puedo
llegar a ser muy feliz en el mundo. Esta es la mentalidad del engañador. Para
estar calificado para el Nombre uno debe abandonar esta actitud.
Cuando uno ha llegado a tener fe en el Nombre, sin
esfuerzo recibirá el Nombre, y por la influencia del Nombre cruzará el océano
de la existencia material. Pero mientras uno no tenga fe, no tiene calificación
o capacidad. se debe dejar el deseo de posición en el mundo material y volverse
humilde, escuchando las glorias del Nombre procedentes de la Escritura y de los vaiṣṇavas.
Si el guru da
el Nombre a un incrédulo por el deseo de riqueza o posesiones materiales, por
esa ofensa al Nombre El guru irá al
infierno. Si por desgracia o por accidente, un guru da el Nombre y las instrucciones a una persona incrédula,
debe tener gran temor. El debe confesar frente a una asamblea de vaiṣṇavas y abandonar ese discípulo. Si
el guru no hace esto, él mismo, por
la ofensa, quedará desprovisto de bhakti,
indigno y errante en la ilusión. El Señor Caitanya ordenó dar la instrucción
del Nombre en todas partes, pero eso significa a los fieles, y por ello, la
perfección será alcanzada. Uno puede producir la fe por el saṅkīrtana en alta voz, y cuando la jīva alcanza la fe, buscará un guru
fidedigno. Del guru, el fiel tomará
el Santo Nombre, y luego alcanzará fácilmente prema. Cuando los ladrones, prostitutas y pícaros estén dispuestos
a dejar su mentalidad pecaminosa, uno puede entonces darles fe, y cuando la fe
se haga fuerte, uno puede darles las instrucciones sobre el Santo Nombre. De
esta manera el Nombre puede ser difundido por todas partes.
Si uno no toma estas precauciones, irá al infierno,
culpable de aparādha. Si el discípulo
comete ofensa, el guru tiene que
sufrir en su progreso devocional. En estas circunstancias, tanto el guru como el discípulo irán al infierno.
El Señor Caitanya, siendo muy misericordioso, les dio primero la fe a Jagāi y Mādhāi, y luego les dio el Nombre. Tan maravillosa es la personalidad del Señor, que creó la fe en todos los hombres. El vaiṣṇava tratará de seguir sus pasos.
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