Bhagavad-gītā 16.3Cuando las personas nos lastiman, a menudo sentimos el impulso de vengarnos. Y cuando nos hieren gravemente, sentimos que tenemos el derecho de hacerlo.
Sin embargo, ese supuesto derecho a vengarnos tiene el efecto equivocado: nos llena de resentimiento, ira y deseos de venganza. Y con toda esa negatividad acumulada, terminamos hiriéndonos a nosotros mismos, quizás más de lo que ellos nos hirieron a nosotros.
Además, incluso si logramos vengarnos, el alivio que sentimos es escaso y de corta duración. ¿Por qué? Porque el deseo de venganza se convierte en un hábito. Nuestra mente pronto encuentra otra falta por la cual querer vengarse. Y esta secuencia de buscar agravios y vengarse puede continuar toda la vida, vida tras vida.
La salida de esta trampa es el perdón. El Bhagavad-gītā (16.3) afirma que el perdón es una cualidad de los piadosos. ¿Cómo podemos cultivar una mentalidad perdonadora? A través de reflexiones como las siguientes:
· Las circunstancias difíciles pueden hacer que incluso personas buenas actúen mal.
· Las heridas que nos han causado son reacciones a nuestro propio karma negativo del pasado.
· Así como Kṛṣṇa nos ha perdonado por nuestras faltas, nosotros también podemos perdonar a otros con una actitud de servicio hacia Él. Incluso si ellos no merecen el perdón, Kṛṣṇa sí merece un corazón cuya devoción no esté manchada por el resentimiento.
· Si no logramos un cierre emocional de nuestras heridas antes de morir, tendremos que volver a nacer para conseguir ese cierre. Si las personas siguen sin arrepentirse o con mala intención, podemos actuar prácticamente para protegernos a nosotros mismos y a los demás de ser heridos nuevamente. Pero internamente, necesitamos cerrar ese capítulo de nuestras vidas mediante el perdón.
Al renunciar así al derecho de vengarnos, eliminamos el resentimiento. E, independientemente de los detalles sobre cómo tratemos con esas personas, nuestra energía emocional queda liberada para enfocarnos en Kṛṣṇa y saborear Su dulzura.
El vigor; el perdón; la fortaleza; la limpieza; y el estar libre de envidia y del ansia de honor: estas cualidades trascendentales, ¡oh, hijo de Bharata!, les pertenecen a hombres piadosos que están dotados de naturaleza divina. – Bhagavad-gītā 16.3