38. Śrīla Prabhupāda cuenta historias cortas

En Australia Śrīla Prabhupāda estaba es­perando en la terminal del aeropuerto por un vuelo retrasado. Le pidió a Amogha dāsa que fuese al mostrador para averiguar la hora de salida. El empleado contestó que la nueva hora para abordar se­ría en quince minutos. Śrīla Prabhupāda oyó esto, pero después de veinte minutos, como no había ningún aviso, les pidió a los devotos que verificaran otra vez. Una vez más, el abordaje sería en quince minutos. Śrīla Prabhupāda siguió mirando su reloj cada quince minutos y pidiendo a los devotos que averiguaran información adicional.
Después de algún tiempo, Śrīla Prabhupāda contó una historia. Dijo que una vez un hombre atestiguó en un caso de la corte que había tenido sesenta años de edad duran­te los últimos quince años, y sostuvo que por honestidad no había deseado cambiar su de­claración. —Así —dijo Śrīla Prabhupāda— to­davía dicen que faltan quince minutos para abordar. Eso es honestidad. Ha pasado una hora y cuarto, y todavía no cambian su aviso: «quince minutos».
Entrevista con Amogha dāsa

Una de las historias bengalíes de Prabhupāda era acerca de un doctor que visitó una casa para diagnosticar a dos pacientes: una rica ama de casa y su empleada. El doctor dijo: —Su empleada tiene 40° de fiebre, hay que preocuparse un poco. Le daré una medicina. En cambio usted prácticamente no tiene fiebre: 37°, así que no hay ninguna inquietud.
Cuando oyó esto, el ama de casa se enojó y exclamó: —Este doctor no sirve para nada. Yo soy la propietaria. Yo solamente tengo 37° y mi sirvienta 40°. ¡La sirvienta debería te­ner 36°, y yo debería tener 43°!
Prabhupāda comparó esto con la civili­zación moderna, la cual está inclinada a in­crementar el grado de su fiebre hasta 43°. Al igual que en el cuerpo humano sobreviene la muer­te tan pronto como la temperatura alcanza los 42°, así Prabhupāda dijo que por medio de las armas nucleares, la civilización moderna llegará al punto de 42° y más. En cambio los de­votos quieren reducir la fiebre, viviendo la vi­da más elevada e ideal y disminuyendo las demandas del cuerpo.
Clase dada por Śrīla Prabhupāda


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