Śrīla Prabhupāda Uvāca 39
15
de septiembre al 28 de octubre de 1972
ISKCON,
Juhu, Bombay
El
principal placer de Śrīla Prabhupāda era hablar sobre Kṛṣṇa y Sus asociados las
24 horas del día. Saboreaba cada oportunidad de hablar la filosofía de la Conciencia de Kṛṣṇa.
Esto contrastaba agudamente con su empleo reducido de las palabras referidas a
su propia conservación física. La dicotomía era extática.
Śrīla Prabhupāda
tomaba una siesta diaria después del prasādam
del almuerzo. Tras levantarse, Su Divina Gracia solía pasar por la que era mi
zona designada, para ir al cuarto de baño. Muchas veces yo también descansaba.
En cuanto oía el dulce sonido del arrastre de sus pies, me levantaba y ofrecía
mis reverencias. Śrīla Prabhupāda caminaba diciendo, “Dab” con una voz
profunda. Cuando él regresaba a su habitación, yo debía ir a la cocina, abrir
el coco, colocar la hierba dorada en la abertura y colocar el agua dulce sobre
su escritorio. Tal era el ritual diario. Toda vez que oía la palabra “dab”, la
misma oportunidad extática se presentaba.
Particularmente
en Vṛndāvana, Śrīla Prabhupāda a menudo comentaba a sus invitados lo rápido
que su sirviente cocinaba el almuerzo. Solía decir, “Śrutakīrti puede cocinar
todo mi almuerzo, arroz, dahl, capātīs y tres de nuestros subjis en solo 45 minutos”. Luego me
miraba y decía, “¿No es así?”. Asintiendo, yo respondía, “Sí, Śrīla Prabhupāda,
y le doy su masaje mientras se va cocinando”. Abriendo mucho sus ojos, dijo, “Se
dan cuenta, 45 minutos y todo el asunto del mantenimiento del cuerpo...
terminado. Eso es Conciencia de Kṛṣṇa. Reducimos al mínimo la conservación
del cuerpo, tanto como sea posible, así tenemos más tiempo para el servicio
devocional”.
Otro
ejemplo que demuestra la eficiencia de Śrīla Prabhupāda con un mínimo esfuerzo
ocurría en la intimidad de sus habitaciones. Śrīla Prabhupāda me ordenaba sin
decir una sola palabra. Sentado en su habitación, solía mirar a los
ventiladores de techo. Si estaban funcionando, significaba que yo debía
apagarlos. A la inversa, si estaban apagados...activarlos. Otras veces, solía
mirar a las puertas francesas. Si las cortinas estaban abiertas, yo las
cerraba, si estaban cerradas, yo las abría. Śrīla Prabhupāda decía, “Este es un
sirviente de primera clase, hace su servicio sin que se lo pidan. El sirviente
de segunda clase, lo hace al ser ordenado. El sirviente de tercera clase, se lo
pides y lo hace de mala gana o no lo hace en absoluto”.
Oro por oír el arrastre de sus pies, ver sus miradas, oír sus palabras y tener la oportunidad de servirlo vida tras vida. Śrīla Prabhupāda es el Ācārya.
Oro por oír el arrastre de sus pies, ver sus miradas, oír sus palabras y tener la oportunidad de servirlo vida tras vida. Śrīla Prabhupāda es el Ācārya.
¡Jaya Śrīla
Prabhupāda!
¡Que dulces experiencias!, quizá un día, Krsna me permita servir en primera clase. MVD
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