50. Mañana debes servir a Yamunā devī



Śrīla Prabhupāda Uvāca 50
15 de octubre de 1972, Vṛndāvana, India
Templo de Rādhā-Dāmodara

He estado con Śrīla Prabhupāda por 5 semanas, cocinando para él y masajeando su cuerpo trascendental diariamente. Nunca entenderé por qué se me concedió esta gran fortuna. Hoy sucedió algo nuevo en mi servicio. Yamunā devī está en la cocina de Śrīla Prabhupāda preparando el almuerzo. Este había sido siempre uno de mis servicios principales. Al fin y al cabo, Su Divina Gracia me enseñó cómo usar el calentador en Dallas por dos días.- Supe de inmediato cuán afortunado había sido. Lleva tanto tiempo hacer algo en la India.
Después del masaje de Śrīla Prabhupāda, tomé un baño y me vestí. No sabía qué hacer conmigo mismo puesto que no tenía que preparar su almuerzo. Caminé alrededor del complejo del templo. Nunca había estado allí antes y me sentí un poco perdido, tanto en la India como en mi servicio. Estar en Vṛndāvana era muy diferente. Trataba de apreciar mi buena fortuna estando en el hogar de Kṛṣṇa y con su devoto puro.

Finalmente me abrí paso hasta la cocina de Śrīla Prabhupāda. Entré a la misma y ofrecí reverencias. Nunca consideré cuán ofensivo era al tomarme tales libertades. Śrīla Prabhupāda estaba sentado allí tomando prasādam. Era el mismo sitio donde había estado por años, concibiendo su plan para conquistar al mundo con la Conciencia de Kṛṣṇa. Levantó la vista con una hermosa mirada y preguntó, “Así pues, ¿has tomado prasādam?”. “No” -repliqué, “Acabo de bañarme”. Śrīla Prabhupāda respondió con encanto, “Oh, de modo que no has tomado prasādam. Yamunā, dale un plato con prasādam”. Yo dije, “No, está bien, esperaré hasta que Ud. haya terminado”. Él dijo, “No, siéntate y toma prasādam”.

Accedí feliz a su orden, qué pícaro era. Ahora me doy cuenta que fue uno de los momentos más dulces de mi vida. Estaba tomando prasādam con Śrīla Prabhupāda. Solo nosotros dos. En Vṛndāvana. En el Templo de Rādhā Dāmodara. La misericordia del devoto puro no tiene límite.

Tampoco estaba preparado para lo que siguió. Realicé que nunca antes había saboreado el prasādam. Además, nunca había cocinado nada adecuado para ser ofrecido. Yamunā devī es una devota apoderada del Señor, enviada aquí para que Śrīla Prabhupāda pudiera ser alimentado suntuosamente. Todas y cada una de las preparaciones sabían increíbles. Ella hizo capātīs cocinándolos perfectamente en el horno. Los subjis eran definitivamente del mundo espiritual. Sentado allí con Śrīla Prabhupāda, realicé qué magro servicio había realizado cocinando para él. A veces, él decía que yo cocinaba “un buen prasādam americano”. Ahora entiendo lo que quería decir con eso. La cocina de Yamunā era trascendental.

Parecía como si nunca antes hubiera comido. Mientras estábamos terminando, Śrīla Prabhupāda dijo, “¿Te gusta?”. Respondí con entusiasmo, “Sí, Śrīla Prabhupāda. Mucho”. El sonrió y dijo, “Así pues, ella te ha preparado el almuerzo. Mañana, tú cocinas para ella. Tal es la costumbre Védica. Hoy ella ha hecho un servicio para ti, ahora mañana tú debes servirla”. Yo dije, “Oh, sí, Prabhupāda”.

En otras ocasiones, Śrīla Prabhupāda decía, “Siempre hay que estar presto para servir a una persona, no se trata que simplemente se acepte un servicio. Se llama a alguien “prabhu”. Prabhu significa amo. Cuál es la cuestión de aceptar servicio de tu amo. Tú eres sirviente y lo llamas prabhu, y aceptas tanto servicio de tu amo. Luego, yo te llamo “prabhu”. Significa que debo prestar servicio. Esa actitud debe estar presente, que se es el sirviente de todos porque estoy llamando “prabhu” a todos.

Nunca cociné para Yamunā devī. Eso no hubiera sido servicio. Hubiera sido una austeridad para ella que comiera mi “prasādam americano”. Mataji, por favor perdóneme por aceptar servicio de Usted. Śrīla Prabhupāda, por favor, perdóneme por no seguir sus instrucciones. Oro por que me sea dada la habilidad para servir a mi maestro espiritual con la experiencia de un alma rendida, tal como Yamunā devī dāsi.

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