51. Trae aquí alguien con un poco de inteligencia



Śrīla Prabhupāda Uvāca 51
Octubre de 1972, Vṛndāvan, India
Templo de Rādhā-Dāmodara

Desde que llegamos aquí el 15 de Octubre, Śrīla Prabhupāda ha estado dando clases sobre el “Néctar de la Devoción” cada noche en el patio, cerca del Bhajana Kutira de Śrīla Rūpa Gosvāmī. Esto ocurrió durante el mes de Kārtika. Śrīla Prabhupāda habló de hacerlo en varias ocasiones antes de llegar. Estaba muy excitado. Dijo que todas las clases debían ser en inglés, no en hindi, para beneficio de sus discípulos.- En el avión hacia Delhi, me dijo, “puedes leer del NdD y luego yo daré los significados”. Estaba yo muy feliz de que se me brindara esa oportunidad.

En la primera noche, Pradyumna tomó el servicio de leer del NdD. Estaba todo bien conmigo de ese modo. Yo tenía que grabar la clase y cuidar de las necesidades personales de Śrīla Prabhupāda, tales como abanicarlo cuando se necesitara. El jardín estaba repleto de sus discípulos y también de muchos Vrajavāsīs. La mayoría de ellos no entendía inglés, pero eso no importaba. Estaban muy felices de tener la asociación de una persona santa.

La clase duró hasta después del ocaso. Los gorriones estaban ocupados regresando a sus ramas para pasar la noche. Los monos estaban creando caos, como de costumbre. La atmósfera era muy trascendental, excepto por las moscas. Zumbaban alrededor de Śrīla Prabhupāda, mientras él hablaba. Fue una gran oportunidad para que yo hiciera un servicio. Tomé el abanico cāmara y me paré al lado de mi guru. Movía el abanico tal como el pūjārī que realiza el ārati delante de las Deidades. Me sentía muy orgulloso de poder realizar ese servicio frente a mis Hermanos Espirituales. Arriba y abajo movía el abanico, sin notar que las moscas lo seguían molestando. En un momento, él levantó su brazo y lo cruzó contra su cara, para echar a las moscas. Yo estaba tan absorto en sentimientos de grandeza, que nunca se me ocurrió que no estaba haciendo ningún servicio. Ni siquiera me aproximé a la solución del problema.

Por último, el abanico tropezó con estiércol de vaca. Mi Maestro Espiritual me miró y gritó, “Trae aquí alguien con un poco de inteligencia”. Quedé paralizado por un año.

De inmediato, un brahmacārī de nombre Kuñjavihārī tomó el abanico de mi mano transpirada y se paró al lado de Śrīla Prabhupāda. Se le consideraba un devoto algo excéntrico. En ese momento, yo no lo hubiera elegido para hacer ese servicio en particular.

Regresé a mi grabadora. Mi mente giraba con ella. Finalmente realicé lo que significaba la 1/10.000 parte de la punta de un cabello. Miré a Kuñjavihārī. Parecía que podía apagar un fuego forestal con la intensidad de sus abanicadas. Ninguna mosca era lo bastante tonta como para andar por ahí, en tanto él estuviera en la ciudad. Segundos más tarde, todas las moscas se habían ido. Śrīla Prabhupāda nunca dejó de hablar a sus discípulos, durante toda esta ordalía. Justo cuando estaba por respirar de nuevo, Śrīla Prabhupāda miró a Kuñjavihārī con una sonrisa y asintió a modo de aprobación por el servicio devocional de su discípulo.

Todo lo que recuerdo es haberme levantado al final de la clase y haber caminado en dirección a las habitaciones de Śrīla Prabhupāda. Antes de poder entrar, un brahmacārī se acercó a mí diciendo, “Śrutakīrti, qué afortunado eres de ser reprendido así por Śrīla Prabhupāda”. Me obligué una sonrisa tensa y dije, “Sí”.

Era la primera vez que Śrīla Prabhupāda me reprendía delante de todos. Era difícil de asimilar. Él fue muy amable por haber cortado mi falso orgullo. Me ha bendecido de ese modo una y otra vez a lo largo de los años. Debió hacerlo, porque yo aún no aprendí la simple verdad de que “soy el tonto número uno”. El sigue tratando de enseñarme que el servicio es para su placer, no para el mío.

Śrīla Prabhupāda, por favor deme otra oportunidad de abanicarlo. ¡No! Aún estoy inflado. Por favor, bendígame con el deseo de abanicar a su discípulo Kuñjavihārī dāsa. Él lo ha complacido con su servicio. Esa es la forma de avanzar en Conciencia de Kṛṣṇa. 


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