Śrīla Prabhupāda dijo alguna vez que la inocencia era casi como la
ignorancia. Ser inocente en cuanto al conocimiento de Dios, por ejemplo, no es
algo digno de admiración. Una víctima «inocente» de un falso guru tampoco es algo loable. Sin
embargo, si consideramos la inocencia como frescura y pureza, como ausencia de
malicia, esa es una cualidad destacada de Prabhupāda.
Cuando Śrīla Prabhupāda contó a un grupo de devotos que la primera vez
que vio nevar en la ciudad de Nueva York pensó que habían blanqueado los
edificios, algunos de sus discípulos apenas podían creer que Prabhupāda fuera
realmente tan inocente. Pero por su misericordia entendimos su inocencia como
la belleza libre de engaños de la conciencia de Kṛṣṇa. La inocencia de Prabhupāda
no radicaba únicamente en lo que dijo, sino también en la frescura de su
expresión y su visión, como cuando escribió sobre su Guru Mahārāja: «La línea
de servicio tal como tú la has trazado es sana y dulce como el rocío de la
mañana».
Śrīla Prabhupāda dijo que si se le preguntara a un burdo hedonista,
alguien que ha pasado toda su vida esforzándose por encontrar algún placer, si había
conseguido la felicidad, el gratificador de los sentidos tendría que decir:
—No, mi vida ha sido un infierno—. Śrīla Prabhupāda era lo opuesto a esta
visión hastiada; no estaba cansado de la vida. Su visión era como un día de
primavera y esto le venía por su conciencia trascendental. Por lo tanto podía
responder con asombro ante el mundo. Como dice Prabhodhānanda Sarasvatī cuando
describe a un devoto en conciencia espiritual, «Él ve todo el mundo material
como Vaikuṇtha».
Durante uno de sus paseos de la mañana por la agradable campiña inglesa,
un devoto le preguntó a Prabhupāda si ese paisaje se parecía al reino de
Dios. —Éste es el reino de Dios —respondió Prabhupāda. De este modo los devotos
de Prabhupāda pudieron ver a través de sus ojos cómo incluso este mundo es
Vaikuṇtha para el que ve a Kṛṣṇa en todas partes.
La ausencia de deseo sexual en el mundo material es otra clase de
inocencia que es una fuerza para el trascendentalista. Si bien entre los
disfrutadores de los sentidos siempre existe una corriente subterránea de deseo
sexual, Prabhupāda estaba libre de todo eso. Como sabio instruido, sabía que la
gente estaba siendo tentada a cada paso por los deseos lujuriosos. Sin embargo
él no lo estaba y cualquiera que se uniera a Prabhupāda podía sentir la
posibilidad de liberarse de las implicaciones sexuales. Jóvenes que antes
habían estado corrompidos por las drogas y el sexo ilícito se limpiaron bajo su
guía. Y hasta sus caras se volvieron resplandecientes: «happies [‘felices’], no hippies».
Pero la bondad de Prabhupāda no era algo demasiado dulce o empalagoso.
No estaba en la modalidad material de la bondad. De hecho, la idea que tenía
del mundo material era pesimista y en ocasiones lo expresaba con palabras
duras. Nunca usaba palabras dulces para describir al mundo material tal como
es.
Bajo la protección de Kṛṣṇa, Śrīla Prabhupāda vivió en el mundo material
de una manera sencilla y nunca fue corrompido o contaminado por él. A menudo
parecía un joven inocente. Una vez preguntó a Nandarāṇī y Dayānanda si lo
adoptarían como hijo suyo para poder obtener la residencia permanente en los
Estados Unidos. Si consideramos que inocente significa ‘no culpable’, entonces Śrīla
Prabhupāda era ciertamente inocente de cualquier enredo material.
Contrariamente a la mayoría de la gente, vivió en el mundo sin la implicación
de la reacción kármica.
Śrīla Prabhupāda también sentía compasión hacia las criaturas inocentes
de este mundo como las vacas, los toros, los terneros, y también las mujeres.
Veía cómo se corrompía a las mujeres, a pesar de que en sí mismas son
inocentes. Prabhupāda pensaba que puesto que se las podía corromper fácilmente,
deberían más bien ser protegidas. También se refería a todos sus devotos como
chicos y chicas inocentes. Prabhupāda utilizó la frase «chicos inocentes»
durante un discurso público en el parque Tompkins Square. Allen Ginsberg se
encontraba allí con unos amigos y se rió sarcásticamente de la observación de
Prabhupāda. Ginsberg era tan degradado que el concepto de «jóvenes inocentes»
era algo que él no podía ni imaginar. Para alguien como Ginsberg un chico
inocente es una víctima de la complacencia sensual de uno. Los discípulos de
Prabhupāda, sin embargo, eran realmente inocentes de la vida pecaminosa al
cantar Hare Kṛṣṇa bajo la protección de Prabhupāda. Por lo tanto no es
imposible que exista inocencia en este mundo. Cuando alguien se hace devoto
puede permanecer inocente al no cometer más pecados y no dejarse corromper
nunca más.
Śrīla Prabhupāda entrenó a sus devotos a ser astutos para no ser
corrompidos por el mundo material. Podían mantener su inocencia y sin embargo
estar bien despiertos ante los peligros de māyā
y preparados para enfrentarse a ellos. A medida que Śrīla Prabhupāda viajaba y
predicaba en las ciudades de todo el mundo, veía y escuchaba más y más los
horrores de Kali-yuga y no obstante se mantuvo siempre inocente de las
atrocidades. Trabajó para ayudar a la humanidad y convertir a los culpables
viciosos en seres humanos santos.
Satsvarūpa dāsa Goswami
¡Que dulce!
ResponderEliminar¡¡ Que bellos...el mensaje y la foto...gracias..!!..hare krsna..!!!!!
ResponderEliminarJay Srila Prabuphada!! ¡HARE KRISHNA!!
ResponderEliminarJay Srila Prabuphada!! <3 ¡¡Hare Krishna!!
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