Śrīla Prabhupāda Uvāca 104
24
de julio de 1974; Moundsville, WV, EUA;
ISKCON,
Nueva Vṛndāvana
A
principios de enero, dejé Nueva Dvārakā con mi esposa y fui a Caracas,
Venezuela. Fue para mí una maravillosa experiencia. Mi esposa y yo éramos los
únicos brāhmaṇas iniciados del
templo, y nos encargábamos especialmente de la adoración de la Deidad. Di muchas
clases y las mismas usualmente se convertían en clases nectáreas de Prabhupāda.
La clase tenía que ser traducida porque yo no hablaba español, y la mayoría de
los devotos no hablaban en inglés. Tras quedarme en Caracas por algunos meses,
cambió la administración del templo y me decidí a partir, para dirigirme de
regreso a Filadelfia, donde viví por unos meses ganando dinero para reintegrar
a mi madre el dinero por los boletos de avión. Mientras estuve allí, llamó
Kuladri prabhu desde Nueva Vṛndāvana y me pidió que fuera allí con mi esposa.
Finalmente accedí y llegué a Nueva Vṛndāvana a principios de Julio.
Ser un
jefe de familia en Nueva Vṛndāvana era diferente de la vida de brahmacārī que yo había experimentado
previamente. Tenía mis propias habitaciones y no realizaba ni por aproximación
tanto servicio como el que había efectuado dos años antes. Aún experimentaba un
descontento por la vida rural, pues había viajado por todo el mundo
experimentando de sobra el servicio devocional en los templos de cada
continente.
Por
fortuna, llegaron buenas noticias. Increíblemente, Śrīla Prabhupāda llegaría
para quedarse en la semana de Janmāṣṭamī, del 18 al 24 de Julio. Cuando dejé a Śrīla
Prabhupāda en Diciembre de 1973, Satsvarūpa Mahārāja se convirtió en su
sirviente personal. Satsvarūpa Mahārāja sirvió personalmente a Śrīla Prabhupāda
por 7 meses y medio, hasta que Su Divina Gracia partió de Nueva Dvārakā el 15
de Julio de 1974. Cuando Śrīla Prabhupāda llegó a Nueva Vṛndāvana, no tenía un
sirviente personal. Su secretario personal era Brahmananda Mahārāja.- Acepté
con ansiedad la oportunidad de cocinar para Śrīla Prabhupāda y darle masajes,
mientras él permaneció en Nueva Vṛndāvana. Mi vida tenía nuevamente
significado.
La víspera de la partida de Śrīla Prabhupāda, Brahmananda Mahārāja preguntó si yo quería reasumir mis deberes como sirviente suyo. El problema es que Su Divina Gracia regresaba ala
India. Era una elección difícil. Lo atractivo era servir a Śrīla
Prabhupāda. Lo adverso era vivir en la
India por los próximos seis meses, dado que allí siempre se
resentía mi salud. La otra alternativa era permanecer con mi esposa, quien
estaba embarazada de 6 meses. Trabajaría en la granja de Nueva Vṛndāvana.
Brahmananda Mahārāja le preguntó a Śrīla Prabhupāda si él me quería como su
sirviente personal. Śrīla Prabhupāda replicó, “Sí, está bien”.
La víspera de la partida de Śrīla Prabhupāda, Brahmananda Mahārāja preguntó si yo quería reasumir mis deberes como sirviente suyo. El problema es que Su Divina Gracia regresaba a
Śrīla Prabhupāda
nunca me preguntó lo que había hecho en los últimos 7 meses. Nunca me preguntó
nada sobre mi esposa. No me dijo que al fin había recuperado la cordura. No
dijo que me extrañaba o que había sido difícil sin mí. Me dijo montones de
cosas, pero nada de todo eso.
La
opulenta renuncia y austeridad de Śrīla Prabhupāda, se evidenciaba por su
aceptación de lo que Kṛṣṇa brindaba o no brindaba. Si Su Divina Gracia tenía o
no un sirviente, no importaba. El no pedía nada para sí mismo. He oído decir a Śrīla
Prabhupāda que una persona apegada pretende ser desapegada, pero un individuo
desapegado actúa de una manera considerada y amorosa. Vi a Śrīla Prabhupāda
demostrarlo en su vida diaria. Śrīla Prabhupāda nos trataba a todos con mucho
amor, aunque él era completamente desapegado.
Comencé a ejecutar mis deberes como sirviente de Śrīla Prabhupāda como si nunca me hubiera detenido. Él es mi amo y yo soy su sirviente. Es una relación eterna y dulce. Pude entender que Śrīla Prabhupāda me estaba permitiendo realizar servicio devocional por su misericordia sin causa. Mi única calificación era el deseo de servir. Ruego por continuar sirviéndolo como si nunca lo hubiera dejado, aunque soy siempre caído. Śrīla Prabhupāda, usted es una personalidad amorosa incondicionalmente. Es por eso que el Señor Caitanya lo eligió para distribuir el Santo Nombre por todo el mundo, sin atender la casta, el credo, color o sexo. Usted es el avātara más liberal de todos.
Comencé a ejecutar mis deberes como sirviente de Śrīla Prabhupāda como si nunca me hubiera detenido. Él es mi amo y yo soy su sirviente. Es una relación eterna y dulce. Pude entender que Śrīla Prabhupāda me estaba permitiendo realizar servicio devocional por su misericordia sin causa. Mi única calificación era el deseo de servir. Ruego por continuar sirviéndolo como si nunca lo hubiera dejado, aunque soy siempre caído. Śrīla Prabhupāda, usted es una personalidad amorosa incondicionalmente. Es por eso que el Señor Caitanya lo eligió para distribuir el Santo Nombre por todo el mundo, sin atender la casta, el credo, color o sexo. Usted es el avātara más liberal de todos.
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