Śrīla Prabhupāda Uvāca 128
27
de septiembre de 1972; Los Angeles, CA. USA;
Nueva
Dvārakā
A continuación
un fragmento de una carta que envié a Kīrtanānanda Mahārāja, tres semanas
después de dejar Nueva Vṛndāvana y de haberme vuelto el siervo personal de Śrīla
Prabhupāda.
“Estoy
comenzando a entender que cualquier cosa ligada a Śrīla Prabhupāda es realmente
nectárea. Es por su misericordia sin causa que finalmente conseguí ocuparme en
una labor de predica de la cual realmente gusto —describir las actividades de
nuestro amado maestro espiritual a los otros devotos. Cada palabra dicha y cada
paso dado por Śrīla Prabhupāda son una fuente de néctar para miles de
discípulos alrededor del mundo. Sólo Prabhupāda puede convertir vidas desgraciadas
en algo aprovechable. Él acepta el más insignificante servicio como un gran
hecho.
“Ayer
mientras masajeaba a Śrīla Prabhupāda, mencioné que hacíamos āratis para las vacas. Cuando dije esto,
Prabhupāda se frunció. Yo le pregunté si era bueno hacer esto y él dijo que no.
Le pregunté si había algo especial que pudiéramos hacer por las vacas. Él dijo,
“Mantengan a las vacas limpias, pásenles el cepillo y báñenlas, también pueden
pulir sus cuernos y cascos”.
“Prabhupāda
recibió su sandeśa ayer y me pidió
que colocara dos de ellas en su plato a la noche, junto con abacari y leche caliente. Le dio una
mordida y dijo, “Kīrtanānanda Mahārāja hace sandeśa
de primera”. Él dijo entonces que la sandeśa
y rasagulla son llamados dulces
bengalíes y que son “modelos”. Él ha criticado el hecho de que el templo de Los
Ángeles haya inventado dulces —dulces con arroz inflado, leche en polvo,
colorante, pasta de cacahuete, etc.— cosas de las que no gustó. Él dijo, “Yo
les di sandeśa, rasagulla y bolas
dulces. Estos son dulces modelo y son muy buenos. ¿Por qué han inventado tantas
cosas diferentes? Entonces, ayer a la noche, hice queso y preparé sandeśa hoy de mañana. En el almuerzo le
di una feta por ti y otra por mí. Él comió las dos. Cuando terminó, le pregunté
como estaba la sandeśa. Sonrió y
dijo, “¿Tú las preparaste?!”. Yo le conté lo que había hecho y dijo que estaban
muy buenas. Quedó muy feliz, pues la sandeśa
es uno de sus dulces favoritos”.
Śrīla Prabhupāda,
la verdad absoluta nunca cambia. Veinticinco años pasaron desde que escribí
esta carta a Kīrtanānanda Mahārāja. Por su misericordia sin causa pude
redescubrir un “trabajo de prédica del cual realmente gusto”. Yo rezo para que
nunca más deje pasar tantos años vacíos sin glorificar a mi magnífico maestro
espiritual. Por favor, deme una oportunidad más de preparar sandeśa para su almuerzo, así podré
saborear su manera de estimularme, al abrir grande sus ojos y decir, “Esto está
muy bueno”.
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