16. Personal - Su inocencia



Śrīla Prabhupāda dijo alguna vez que la inocencia era casi como la ignorancia. Ser inocente en cuanto al conocimiento de Dios, por ejemplo, no es algo digno de admiración. Una víctima «inocente» de un falso guru tampoco es algo loable. Sin embargo, si consideramos la inocencia como frescura y pureza, como ausencia de malicia, esa es una cualidad destacada de Prabhupāda.

Cuando Śrīla Prabhupāda contó a un grupo de devotos que la primera vez que vio nevar en la ciudad de Nueva York pensó que habían blanqueado los edificios, algunos de sus discípulos apenas podían creer que Prabhupāda fuera realmente tan inocente. Pero por su misericordia entendimos su inocencia como la belleza libre de engaños de la conciencia de Kṛṣṇa. La inocencia de Prabhupāda no radicaba únicamente en lo que dijo, sino también en la frescura de su expresión y su visión, como cuando escribió sobre su Guru Mahārāja: «La línea de servicio tal como tú la has trazado es sana y dulce como el rocío de la mañana».

Śrīla Prabhupāda dijo que si se le preguntara a un burdo hedonista, alguien que ha pasado toda su vida esforzándose por encontrar algún placer, si había conseguido la felicidad, el gratificador de los sentidos tendría que decir: —No, mi vida ha sido un infierno—. Śrīla Prabhupāda era lo opuesto a esta visión hastiada; no estaba cansado de la vida. Su visión era como un día de primavera y esto le venía por su conciencia trascendental. Por lo tanto podía responder con asombro ante el mundo. Como dice Prabhodhānanda Sarasvatī cuando describe a un devoto en conciencia espiritual, «Él ve todo el mundo material como Vaikuṇtha».

Durante uno de sus paseos de la mañana por la agradable campiña inglesa, un devoto le preguntó a Prabhupāda si ese paisaje se parecía al reino de Dios.  —Éste es el reino de Dios —respondió Prabhupāda. De este modo los devotos de Prabhupāda pudieron ver a través de sus ojos cómo incluso este mundo es Vaikuṇtha para el que ve a Kṛṣṇa en todas partes.

La ausencia de deseo sexual en el mundo material es otra clase de inocencia que es una fuerza para el trascendentalista. Si bien entre los disfrutadores de los sentidos siempre existe una corriente subterránea de deseo sexual, Prabhupāda estaba libre de todo eso. Como sabio instruido, sabía que la gente estaba siendo tentada a cada paso por los deseos lujuriosos. Sin embargo él no lo estaba y cualquiera que se uniera a Prabhupāda podía sentir la posibilidad de liberarse de las implicaciones sexuales. Jóvenes que antes habían estado corrompidos por las drogas y el sexo ilícito se limpiaron bajo su guía. Y hasta sus caras se volvieron resplandecientes: «happies [‘felices’], no hippies».

Pero la bondad de Prabhupāda no era algo demasiado dulce o empalagoso. No estaba en la modalidad material de la bondad. De hecho, la idea que tenía del mundo material era pesimista y en ocasiones lo expresaba con palabras duras. Nunca usaba palabras dulces para describir al mundo material tal como es.

Bajo la protección de Kṛṣṇa, Śrīla Prabhupāda vivió en el mundo material de una manera sencilla y nunca fue corrompido o contaminado por él. A menudo parecía un joven inocente. Una vez preguntó a Nandarāṇī y Dayānanda si lo adoptarían como hijo suyo para poder obtener la residencia permanente en los Estados Unidos. Si consideramos que inocente significa ‘no culpable’, entonces Śrīla Prabhupāda era ciertamente inocente de cualquier enredo material. Contrariamente a la mayoría de la gente, vivió en el mundo sin la implicación de la reacción kármica.

Śrīla Prabhupāda también sentía compasión hacia las criaturas inocentes de este mundo como las vacas, los toros, los terneros, y también las mujeres. Veía cómo se corrompía a las mujeres, a pesar de que en sí mismas son inocentes. Prabhupāda pensaba que puesto que se las podía corromper fácilmente, deberían más bien ser protegidas. También se refería a todos sus devotos como chicos y chicas inocentes. Prabhupāda utilizó la frase «chicos inocentes» durante un discurso público en el parque Tompkins Square. Allen Ginsberg se encontraba allí con unos amigos y se rió sarcásticamente de la observación de Prabhupāda. Ginsberg era tan degradado que el concepto de «jóvenes inocentes» era algo que él no podía ni imaginar. Para alguien como Ginsberg un chico inocente es una víctima de la complacencia sensual de uno. Los discípulos de Prabhupāda, sin embargo, eran realmente inocentes de la vida pecaminosa al cantar Hare Kṛṣṇa bajo la protección de Prabhupāda. Por lo tanto no es imposible que exista inocencia en este mundo. Cuando alguien se hace devoto puede permanecer inocente al no cometer más pecados y no dejarse corromper nunca más.

Śrīla Prabhupāda entrenó a sus devotos a ser astutos para no ser corrompidos por el mundo material. Podían mantener su inocencia y sin embargo estar bien despiertos ante los peligros de māyā y preparados para enfrentarse a ellos. A medida que Śrīla Prabhupāda viajaba y predicaba en las ciudades de todo el mundo, veía y escuchaba más y más los horrores de Kali-yuga y no obstante se mantuvo siempre inocente de las atrocidades. Trabajó para ayudar a la humanidad y convertir a los culpables viciosos en seres humanos santos.

Satsvarūpa dāsa Goswami

4 comentarios:

  1. Leonardo Marchant3/06/2014 8:41 a. m.

    ¡¡ Que bellos...el mensaje y la foto...gracias..!!..hare krsna..!!!!!

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  2. Jay Srila Prabuphada!! ¡HARE KRISHNA!!

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  3. Jay Srila Prabuphada!! <3 ¡¡Hare Krishna!!

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