101. Prabhupāda visita un potencial templo en Nueva York



Śrīla Prabhupāda Uvāca 101
Abril de 1973; Nueva York, NY, EUA;
ISKCON, Brooklyn

Por esta época, Bali Mardana hablaba de tener un nuevo templo en la ciudad de Nueva York, e invitó a Śrīla Prabhupāda a considerar la posible ubicación. El sol brillaba radiante cuando Bali Mardana, Kirtiraja y yo seguimos a Śrīla Prabhupāda hacia un pequeño automóvil extranjero (un Toyota). Bali Mardana condujo por un rato considerable, deteniéndose finalmente en una calle con una hermosa y gran catedral.

Bali Mardana le explicó a Śrīla Prabhupāda. “Este es el posible templo del cual le hablé, Śrīla Prabhupāda. No podemos entrar porque quizás no sea oportuno, si se enteran que somos Hare Kṛṣṇas. Podemos mirar desde aquí”. Todos nos apeamos del auto y contemplamos esa inmensa catedral que atravesaba la acera. La estructura era hermosa y augusta. Por fortuna, los portones de entrada a la iglesia estaban abiertos y pudimos mirar en su interior. Śrīla Prabhupāda parecía muy impresionado con el edificio. Al mirar en su interior, observó las enormes columnas de mármol, y dijo, “Esto sería un muy bonito salón para ISKCON. Esto es hermoso”.

Mientras nos hallábamos en el paso, Śrīla Prabhupāda se dio vuelta y observó una pequeña tienda de comestibles italiana. Le preguntó a Kirtiraja, “¿Tendrán 7-Up?”. Con una mirada de shock en su cara, Kirtiraja prabhu dijo, “Bueno, puedo ir a ver, Śrīla Prabhupāda. ¿Quiere una?”. Śrīla Prabhupāda respondió, “Sí, me gustaría una 7-Up”. Kirtiraja fue al almacén, regresando rápidamente con un envase de 7-Up.- Śrīla Prabhupāda estaba parado regiamente, con el bastón en la mano y la bolsa de japa alrededor de su cuello, con un aspecto especialmente trascendental.

Kirtiraja destapó el envase y Śrīla Prabhupāda lo tomó con la mano derecha. Su bastón estaba en la mano izquierda, bien plantado en la acera. Levantó el envase hasta sus labios de loto, sorbiendo la 7-Up. Yo estaba en éxtasis, observando el siguiente episodio del 7-Up saga. No podíamos contener nuestras alegres sonrisas al ver la sencillez aristocrática de nuestro Guru Mahārāja. Bebió la mitad y dijo, “Bueno, vámonos”. Luego que entráramos todos al auto, Śrīla Prabhupāda le dio el envase a Bali Mardana, diciendo, “Es suficiente para mí, beban ustedes”. Los tres nos pasamos benditamente los remanentes del mahā hasta terminar el envase. El viaje de regreso al templo fue despreocupado y liviano.

Traté de no difundir mucho la noticia, realizando finalmente que crearía un frenesí de 7-Up. Una semana después, cuando llegamos a Los Ángeles, fue evidente que las novedades habían llegado a la comunidad de Nueva Dvārakā. Karandhara le informó a Śrīla Prabhupāda que la 7-Up ayudaba a aliviar el malestar digestivo gastro-intestinal, de manera que Śrīla Prabhupāda bebía ocasionalmente un vasito para aliviarse.

Un día dijo, “Esto no es bueno. No deberíamos tomar tanta 7-Up. Unicamente para la digestión, de otro modo, beber 7-Up no es necesario”.

Posteriormente, cuando regresamos a la India, muchos de los devotos estaban bebiendo soda ávidamente, pues se habían enterado que Śrīla Prabhupāda permitía tales bebidas. Un día, cuando Śrīla Prabhupāda salió de su piso en Juhu, observó que en la escalera estaban alineadas botellas de 7-Up y de Limca. Desaprobando los litros de juta (contaminación), declaró, “¿Qué es esto? ¡Esto no debe hacerse!”. Continuó caminando hacia el templo y no volvió a mencionarlo.

Śrīla Prabhupāda, nunca le vi hacer nada para su propia gratificación de los sentidos. Siento que usted se ocupó en estos pasatiempos singulares, tan solo para aumentar el amor de sus discípulos que eran lo bastante afortunados para estar con usted. Usted es siempre constantemente renunciado y totalmente satisfecho por servir al Señor Supremo. El recuerdo de Usted en la acera, está grabado por siempre en mi corazón. Gracias por enseñarnos la forma de usar todo en el servicio de Kṛṣṇa.

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