Śrīla Prabhupāda Uvāca 120
1
de marzo de 1975; Atlanta, Georgia, EUA;
ISKCON
Atlanta
Paramahāmsa,
Nitāi y yo también recibimos tesoros únicos durante nuestra estadía en Atlanta.
Cuando Śrīla Prabhupāda llegó a Atlanta, el clima era algo fresco. Los devotos
le presentaron a Śrīla Prabhupāda algunos zoquetes abrigados y un par de
alpargatas. A la mañana siguiente, antes de salir, asistí a Śrīla Prabhupāda,
calzando sus dedos trascendentales en su nuevo par de zapatos con su bendito
calzador. Luego de su caminata y del programa de la mañana, Śrīla Prabhupāda
hizo sonar su campanilla. Me abrí paso hasta sus habitaciones y ofrecí
reverencias. Me incorporé y miré a Śrīla Prabhupāda. Él dijo, “Estos zapatos no
me van, úsalos tú”. De inmediato repliqué, “No puedo usar sus zapatos, Śrīla Prabhupāda.
Sería ofensivo”. El replicó gentilmente, “Si yo digo que lo puedes hacer,
entonces está bien”.
¡Yo estaba
maravillado! Śrīla Prabhupāda siempre estaba lleno de sorpresas, pero nunca me
hubiera imaginado ésta, ¡caminar en los zapatos de mi Guru Mahārāja! Como un
chico, me iba emocionando cada vez más con la idea de caminar en los zapatos de
mi maestro espiritual. Sabía que no se deben usar los zapatos del Maestro
Espiritual, y eso tornaba la idea más intrigante. ¡Mi noción era controvertida!
¡Me gustaba! Tenía una fe firme en que cuando Śrīla Prabhupāda decía algo,
estaba todo definitivamente bien, de modo que estaba a salvo y emocionado,
sabiendo que sus zapatos estaban llenos de una potencia increíble. Sonriendo,
accedí a tomar su calzado. La generosidad de Śrīla Prabhupāda continuó fluyendo
en mi dirección. El preguntó, “¿Necesitas algunos zoquetes?”. Tuve que
admitirlo, aunque denotaba cierta gula el aceptar regalos del maestro
espiritual, lo disfruté completamente. Con deseo creciente, respondí encantado
aunque algo avergonzado, “Sí, creo que sí”. Él dijo, “Está bien, toma algunos
zoquetes para ti y dale algunos también a Paramahmsa y Nitāi”.
Cumplí
feliz con sus instrucciones. Ofrecí reverencias, llené mis brazos con sus
zapatos y algunos zoquetes y salí de la habitación. Lo primero que hice fue
correr a un sitio aislado, como un chico traviezo, y traté de colocar mis pies
en su calzado trascendental. Tal como la malvada hermanastra, mis pies eran
demasiado grandes para adecuarse a los zapatos de Su Divina Gracia. Insistiendo,
seguí tratando de calzar mis pies en los mágicos zapatos de Śrīla Prabhupāda.
Finalmente comprendí la profunda lección. Nunca podría caminar en los zapatos
de Śrīla Prabhupāda, ni práctica ni simbólicamente.
Traviezo
como soy, desafortunadamente no asimilé la profundidad de este mensaje. Mi
pícara naturaleza me hizo correr hasta mis Hermanos Espirituales y les entregué
caprichosamente los zoquetes de Śrīla Prabhupāda, explicando que él quería que
los tuvieran. Ellos se resistieron, retándome por mi conducta inapropiada.
Reaccionaron exactamente como yo había previsto. Les hice bromas y confiado
trasladé la bendición de Śrīla Prabhupāda, pese a sus sentidas objeciones. La
controversia fue confirmada por sus críticas y suavizó la aventura. Contento, les
garanticé que Śrīla Prabhupāda había dado su conformidad personal. Podían
descansar tranquilos que Śrīla Prabhupāda había puesto su sello de aprobación y
estaba bien si los usaban. Al oírlo, ellos me quitaron excitados los zoquetes
de mis manos y se los pusieron felices para calentar sus dedos fríos.
Śrīla Prabhupāda
utilizaba personalmente todo en el servicio de Kṛṣṇa o empleaba a otros en ese
principio de utilidad trascendental. Así pues, tratando de seguir sus pasos, no
sus zapatos, rápidamente capté que los zapatos no me cuadraban. La siguiente
vez que vi al presidente del templo, le expliqué que los zapatos no le iban
bien a Śrīla Prabhupāda, y que él podía tenerlos.
Los tomó y
los colocó al pie de la vyāsāsana de Śrīla
Prabhupāda. Turbado, no pude decirle que los había transpirado yo, pero me
consolé sabiendo que no es posible contaminar nada que entró en contacto con
nuestro maestro espiritual puro.
Śrīla Prabhupāda, usted ha derramado mucha misericordia sobre mí. A menudo oí que, 'la familiaridad engendra el desdén'. Sé que fui siempre ofensivo, no asimilando completamente su gloriosa presencia, mas contrariamente a las relaciones materiales, cuanto más me bendecía usted con su asociación, más aprecié yo su grandeza.
Usted
expresa continuamente su amor a todos aquellos con quienes se encuentra. Usted
reciproca con afecto genuino. A medida que usted expresaba cálidamente su amor
por sus discípulos, me fui encantando y apegando cada vez más a usted. Usted encarna
todo lo que predica. Usted brinda libremente su amor espiritual a todos. Puesto
que su amor es inmotivado e incondicional, nunca disminuye ni se abarata. Su
amor cruza el tiempo y el espacio para tocar los corazones de todo aquel lo
bastante afortunado para recibir su literatura trascendental. Usted está
siempre cerca de los corazones de sus fieles discípulos, quienes se adhieren a
su Bhagavat vāṇī. Por favor perdóneme
por pensar que yo podía caminar en sus zapatos. Nadie se compara a usted.
Debería haberlo sabido mejor. Aunque sus zapatos nunca serán adecuados para mí,
oro por que algún día pueda yo seguir esos pasos divinos que usted ha colocado
claramente ante mí.
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